viernes, 2 de agosto de 2013

Juan Carlos Coronel "Sobre el Atlántico"

SOBRE EL ATLÁNTICO

     Una vez acomodados, en nuestros asientos, escuchamos con relativa atención, las instrucciones de las azafatas. Tras un breve rodeo, por el aeropuerto ,el pájaro de metal se detuvo unos instantes, el zumbido de sus cuatro motores, se hizo cada vez más y más fuerte, hasta quede repente, aquella enorme mole inicio una marcha, en principio,lenta, y despuescada vez más rápida, hasta que empezó a tomar altura. Ascendimos rápidamente, y el aparato se coloco en posición horizontal. Durante la maniobra de despegue, Ana y yo hacíamos conjeturas
- tengo ganas de ver al pequeño Benja
- Y yo a Fede, recuerdas la última vez que hablamos, se le a puesto todo el pelo blanco
- Y tu sin una cana, ¿ de que estas hecho ?
- De buen material Anita del mejor.
     Poco a poco la conversación se fue diluyendo, Ana saco una caja de dormidina, pidió un vaso de agua, y el somnífero, comenzó a
hacer efecto, apoyo la cabeza en el respaldo,y se fue quedando dormida. Su cara sonrosada y sus labios casi perfectos, me animaron a depositar en ellos el beso de bunas noches. Por mi parte, yo caía en los brazos de Morfeo unos 15 minutos más tarde.
     Al despertar, una de la azafatas, repartía la prensa,yo tome un ejemplar de Clarín, Ana una revista de moda.
- ¿ señorita cuanto falta para llegar ?
- Unas dos horas, en unos minutos distribuiremos el desayuno
- Gracias
     Al poco rato, y después de ingerir algo así como un café, se anunció por megafonía, que se colocasen los asientos en posición vertical, y nos fuésemos abrochando los cinturones, en unos minutos, iniciaríamos la aproximación a Ezeiza
     Bajo nuestros pies, se adivinaban, las luces de Buenos Aires, a medida que perdíamos altura, se podían distinguir los neones de vistosos colores,por fin tomamos tierra, al sentir las ruedas del aparato deslizar por aquel suelo tan querido, sentí una emoción indescriptible, Ana siempre atenta, me dio un clínex.
- Ya estas en casa vida mía.
- Los pañuelitos de papel volvieron a ser necesarios, minutos después, al reencontrarnos con mi hermana, Fede, y mis dos sobrinos
con sus respectivas parejas. U n chiquilín de pelo castaño. nos miraba asombrado
- Vosotros soy los tios de España verdad

   CONTINUARÁ

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