domingo, 4 de agosto de 2013

Juan Carlos Coronel "Un enemigo inexorable"

Un enemigo inexorable

   Siempre ocurre igual, cuando más a gusto estas, en lugar, el calendario, parece acelerar su marcha. Llegó el día de mi
cumpleaños, el tiempo acompañaba y pudimos celebrar en el patio, allí nos juntamos unas 25 personas, las conversaciones, se entrecruzaban, llego el momento de sacar los dulces, me cantaron el cumpleaños feliz, y destapamos unas botellas de sidra.
   A los dos días, se celebra el 9 de Julio, festividad de la patria argentina, nos fuimos a ver el ambiente, se sumaron al la comitiva, mi sobrino Félix, Yolanda su esposa, y el pequeño Benjamín, que desde que llegamos, no para de preguntar co-
sas sobre España, había tomado un especial apego por Ana, y siempre andaba tras ella, hasta el punto de tenerle que prometer que cuando fuese un poco más mayor lo traeríamos una temporada. En ese momento surgió algo que nos dejó
a todos atónitos, la ocurrencia de un nene de casi cinco años.
-Ana porque tienen que regresar a España
-Pues porque tengo mi trabajo alli
- Aquí también puedes trabajar, se me a ocurrido una idea. Le voy a escribir a la presidenta, para que te busque un laburo acá. Mami me puedes ayudar con la carta. Todos reímos la idea del chiquillo, pero la verdad es que iba en serio. A los dos días, se presento, con una cuartilla, sobre y una estampilla. La misiva decía más o menos.

“ Querida señora presidenta:

   Me llamo Benjamín Castellini, vivo en San Nicolás, y tengo un pequeño problema:
   Vera usted, han llegado unos tíos de España, mi tío Juancho es hermano de mi abuela, y su esposa Ana, además de ser muy linda, maneja el compu muy bien, si usted le pudiera dar un trabajo, no se tendrían que marchar de nuevo, lo puede
intentar, ¿ no ? usted es la que más manda en Argentina. Yo se lo agradecería  mucho, además mi tío es medio argentino
vivió aquí muchos años.
   Le mando un beso muy fuerte “
   Imparable, el calendario continuaba su marcha, el 24 de Julio, Fede. nos llevo de regreso a Buenos Aires. nos alojamos en un hotelito, cercano a donde Nelly había vivido, ella me indico que cerca de un edificio alto en 9 de Julio, había hoteles económicos. Recorrimos de nuevo Buenos Aires, el 28 tomamos un taxi, que nos traslado hasta el aeropuerto. Accedimos
a nuestros asientos, y con un enorme vacío en el pecho me despedí de Argentina.


FIN

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