sábado, 22 de diciembre de 2012

Juan Carlos Coronel "Un balón de cuero"

Un balón de cuero

Santi Celaya habitaba en el caserío de Tellagorri, cercano a Baracaldo. Diariamente caminaba junto a su madre para ayudarla a
vender las hortalizas que el señor Celaya cultivaba. Una mañana descubrió junto a la tapia del campo de Lasesarre un balón, sin
duda se había salido del campo durante el partido del domingo. Ni lo dudó, de una carrera se acercó al vallado y atrapó el trofeo.
Santi era apasionado del futbol, y devoto hincha del Athletic, del que conocía en cromos a todos sus jugadores.
Su otra gran afición eran los coches y su sueño tener uno de aquellos que se estilaban en la época, teledirigidos les llamaban, un
cable unido a un mando con pilas era el mecanismo que hacía que el coche cobrase vida. Carlos Ochando, hijo del dueño de la fa-
bríca más afamada del pueblo tenía uno. Era la envidia de todos losc hicos de Baracaldo y de los caseríos cercanos.
Se aproximaba la Navidad, y con ella los regalos de reyes, Santi , como cada año, escribió su carta alos magos invariablemente la peti-
ción era el coche a pilas. La noche del 5 de Enero Santi lustro sus botas como si la vida le fuera en ello, las coloco en la ventana. A la
mañana siguiente un ruido mecánico despertó a Santi, era su padre manejando el coche a pilas, la cara del muchacho era radiante, al
fin los reyes habían cumplido su deseo. Se pasó el día con el coche de arriba a abajo arrincono los demás juguetes, solo tenía tiempo
para su coche.
Días más tarde el nuevo ídolo de Santi comenzó a flojear, ya no se encendían las luces y su andar era cada vez más cansino, hasta que
se quedo totalmente parado. Santi e desespero, no podía ser trato en vano de hacerlo caminar. no hubo forma, se habían agotado las
pilas. Pidió a su padre unas nuevas, este le contesto que hasta que no fuese a Bilbao no las podría comprar, Santi se sentó en el suelo
sumido en una gran depresión, a su lado el viejo balón de cuero, Santi lo miro, y descubrió que su viejo amigo botaba, lo pateo contra
la pared un par de veces, y Santiago entendió que en muchas ocasiones las cosas más simples son las que nos hacen más felices.

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario