domingo, 28 de abril de 2013

Juan Carlos Coronel "El espartero"


EL ESPARTERO

   En el cuadrado que forman las cuatro casas más importantes del pueblo, una treintena de hombres, mujeres y chicos esperan. Tam-
bien parece aguardar, un hombre enjuto, vestido de negro, sentado junto a una mesa de madera.
   Por una de las callejas, que desemboca en el cuadrilátero, cuatro jinetes se acercan sin prisas, el hombre de negro se levanta a recibirlos, ademan servil, y sonrisa bobalicona.
   - Siéntese Dº Angel siéntese
   - Pintao, empieza a escogerlos
   El mentado se dirige al grupo, que espera, y con una vara de avellano les indica que salgan de la fila, los elegidos, se acercan a la
mesa, dan sus nombres.
   - Treinta reales es el jornal, ! entendido !
   Inician el camino hacia los campos del “ amo “ hasta que se ponga el sol recogerán el esparto ya granado, comienza un duro día de trabajo, las gavillas se van apilando sobre los carros, a la puesta del sol, se regresa al pueblo, se vuelve a formar la fila, “el amo “ los va nombrando para darles la paga, murmullos, miradas torvas, se dirigen a la mesa.
   - Faltan cinco reales, dice un mozo moreno y fornido
   -Se os descuenta la comida y el vino
   - ¿ a esa bazofia le llama comida ?
   -Pintao aparta a este gañan
El pintao golpea a Pedro con su vara, en el rostro, una mirada de desprecio se pinta en los ojos del hombre de confianza “ del amo “.
Pedro, cabizbajo, se dirige a su mísera casucha, en el camino se encuentra con su padrino.
   -Pedro ven quiero enseñarte algo, ¿ Que te pasa muchacho ?
   - Dº Angel es un ladrón nos ajusto a treinta reales y mire padrino veinticuatro de paga, dice que es la comida y el vino
   -Siempre fue así
   -¿ y hay que resignarse padrino ? Yo no me resigno.
   Entramos en las cuadras del padrino, un hermoso caballo albino , inquieto, cocea sin parar las paredes,
   - Si me domas a esa bestia tuyo es.
   llego a casa, me aseo , y tomo un pedazo de pan con chorizo, me acuesto, estoy rendido. Unos fuertes golpes amenazan con tirar la puerta, me levanto a abrir, “ el pintao y otros tres hombres, me arrastran al patio, me muelen a golpes. La voz de uno de ellos me dice mientras me da una fuerte patada en los riñones, “ asi aprenderás a no ser tan levantisco “
   Quince días después, puedo empezar a caminar, durante ese tiempo, mi cabeza no ha descansado, la rabia, la humillación y las vejaciones, me han dejado un sabor a sangre en la boca. Hablo con mi padrino.
   - Muchacho si haces lo que creo que estas pensando te buscaras la ruina, busca trabajo en El Viso, ó en Arahal, con el caballo puedes ir y volver a diario. Pedro no te manches las manos de sangre.
   Me visto, tomo del clavo de la pared la carabina, dos cartuchos, y la navaja. Monto a “  Viriato “ y salgo en dirección al rio, allí esta,
“el pintao “ con otro, Introduzco los cartuchos, y apunto cuidadosamente, dos tiros, en el vientre de cada uno de ellos.
Vuelvo al pueblo, los cascos de “ Viriato “ resuenan en el empedrado, la calle vacía, y la oscuridad de la noche me amparan. Ato el caballo a la reja, la salto, dejo atrás el jardín, asciendo por una escalera de mármol, tomo de un viejo escudo, una espada corta, entro
en la sala donde Dº Angel esta haciendo cuentas, le doy la espada.
   - Defiéndase voy a matarlo
El hombre palidece, se incorpora derramando el tintero sobre la mesa
   - Defiéndase Dº Angel
El retrocede, los siete mulles de mi navaja anuncian la muerte “ del amo “la hundo en su vientre, los ojos extraviados. un hilo de sangre sale de su boca, y se derrumba.
   Ahora, vago por las montañas, mi cabeza puesta a precio, vivo del robo y el saqueo, acosado, y buscado , mi vida se a convertido
en un constante huir, el buen hombre que pude ser, es ahora el bandolero más buscado de Andalucía, Pedro González “ El espartero”,


FIN

 



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