domingo, 28 de octubre de 2012

Pío Álvarez "El güisqui gran señor"

EL GÜISQUI GRAN SEÑOR
Hace tres siglos quiso la Providencia que los tres trozos de un islote desgajados de Europa seunieran. El islote conocido como Gran Bretania era la morada de una nación, ya poderosa, Inglaterra y a su mando protector se unieron, o acogieron los otros dos retazos, Escocia y Gales,
Cada una con sus peculiaridades. Inglaterra, cuna del parlamentarismo, pionera industrial y con poderosa flota naval, aporta al conjunto, además, una muy superior extensión territorial y población. Y era generosa renunciando a su nombre para compartir el de Gran Bretania.
Desaparecieron las fronteras, se compartieron culturas, producciones agrícolas e industriales y la armonía reinaba en el conjunto.
Y, sin embargo, la confraternización  ocultaba un sustrato nacionalista que iría creciendo con el tiempo. Este proceso se ha desarrollado en Escocia cuyas elites consideran que su país aportan al conjunto mucho más de lo que recib en; exigen compensación los más moderados y la independencia los exaltados.
El ambiente se enrarece y dan motivo a furiosos incidentes entre los que destacan los procducidos entre dos grupos nacionalistas: los “pito gaitas”  y los “pito flautas”, aquellos caraqctgerizados porque sus varones visten faaldas tan cortas como la prudencia permite. Estos conjunttos extreman los nacionalismos enfrentados  y desembocan en refriegas como la protagonizada en un pub de Liverpool entre dos clientes de generoso dispendio alcohólico. Lo que pareciá una conversación normalcambia de cariz cuando por los altavoces del local irrumpe la música de los Beatles, momento en el que el contendiente faldicorto se empecina en confirmar que el grupo musical procedía de Edimdburgo. Ya con malos modos, etílicamente estimulado, el contrario, de pura raigambre inglesa, sostiene loopuesto y le lanza al escocés que él y los de su casta solo saben inundar de güisqui a la morigerada Inglaterra. Curioso efecto de los vapores etílicos, la reyerta se desarrolla con una botella entre ambos de la que el ingles no se recata de escanciar güisqui JB, venido de la repudiada Escocia. Este llama despojo al “pito gaita” y este le replica con epítetos que el buen gusto impide reproducird. La contienda habría llegado a la agresión mutua que evitó el servidor del pub. Este como ingles de pro, invito al escosés a viajar a su patria chica al tiempo uqe lo expulsaba del establecimiento.
El incidente llegó a los periódicos encendiendo el fervor separatista en Escocia; no se entendía que los raudales de güisqui ingeridos en la soberbia Inglaterra no fueran valorados en su justa medida. A partir de este momento por los corrillos escoceses circulaban palabras como “soberanía nacional”, “federalismo”, confederación o independencia. Contrariamen te en Londres se esgrimían los  preceptos de la Constitución inglesa ñque, por no ser escrita, es la más perfecta del mundo. Los ingleses ahab iles en el manejo de la zurda, aplAcaran las ansias  escocesas prometiéndole mayor precio para el JB y sus similares y un referendun plenamente democrático.
Desde las libaciones de losdioses paganos no se había conocido licor alguno con el poder delos que salían de las destilerías escocesas.

Pío Álvarez Martínez
Alcalá de Henares 17 de octubre de 2012
FIN

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