lunes, 11 de noviembre de 2013

Juan Carlos Coronel "Regateando"


REGATEANDO

    _ ! vamos levanta vago !
    Como cada mañana, este era el saludo que recibía Vicente, en ocasiones, a las palabras, las acompañaba una lluvia de golpes. Vicente saltaba del camastro, vestía
unos remendados pantalones de pana, camisa de tela burda, y zamarra vieja, con remiendos en los codos. En la alacena, tomaba un pedazo de queso duro, y media hogaza,
con suerte del día anterior. En la cochiquera, estaban los cinco cerdos que llevaría hasta la dehesa, allí pasaba el día. Para distraer las horas, el chico ideo un curioso artilugio, un montón de papeles arrugados, metidos en una vieja media, y atados con cuerda de esparto. Se entretenía el chico golpeando aquella especie de balón, tal soltura adquirió que en unos meses manejaba aquello con gran destreza. Un hombre de mediana edad, que le había observado durante varios días, una mañana se le acercó.
   - Hola chico, ¿sabes que eres un verdadero artista ?
   - No se, lo hago por matar el tiempo
   - ¿Como te llamas ?
   - Vicente Herráez, pero todos me dicen “ Choni “
   - Bien “ Choni “ me alegro de conocerte, en unos días volveré por aquí ¿estarás ?
   - Si siempre traigo los cerdos a este lugar.
   - Adiós chaval
   -Adiós.
   Quedo el muchacho pensativo, e inmediatamente, volvió a la realidad, densos nubarrones se veían a lo lejos, guiando a los cerdos, con una vara de encina, los encamino de regreso, la tormenta se acercaba.
   A las dos semanas, el mismo hombre, acompañado de otro más viejo, se acercaron al chico
   - Hola “ Choni “
   - Buenos días
   - Mira, este señor que me  acompaña es miembro de la Unión Deportiva Salamanca, qui-
siera hacerte una prueba
   - ¿ Una prueba ?
   - Para formarte como futbolista, si tienes esa habilidad con eso, puedes hacer maravillas con un balón reglamentario.
   - No se, nunca he visto uno
   -Piénsatelo, pasado mañana me das la respuesta.
    Dos días después, el chico viajaba rumbo a Salamanca, atrás quedaban los golpes de su padrastro borracho, y la vergüenza, de que su madre “ La Chon “ hiciese la calle en Madrid.
   Transcurridos unos meses, el “Choni “ parecía distinto, su buena estatura, y horas de gimnasio, habían fortalecido al muchacho, buena comida, y el aprendizaje de lectura y
escritura, le daban un aire más distinguido, atrás quedaban los pantalones remendados,
y las viejas camisas, ahora vestía, de manera más adecuada. la ropa limpia y planchada.
En lo deportivo también hizo grandes progresos, manejaba con habilidad el balón, y era muy diestro en los regates en corto. A los 17 años debuta en segunda con el club charro,
pasa dos campañas en el. Transcurrido ese tiempo, ojeadores del Real Madrid, viajan en varias ocasiones para verlo, les convence, tiene madera. Le ofrecen un contrato profesional, tres años, una ficha de 750.000 pesetas. El “ Choni “ marcha a Madrid. Desde ese instante, deja su apodo, se le conocerá como Vicente, triunfa, su juego elegante lo lleva a la selección con tan solo 21 años.
   Años después, tras haber jugado más de diez años en el club blanco, 48 veces con la selección, se retira, el Bernabéu al unísono, le ovaciona, se empieza a forjar una leyenda.


FIN
  

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