miércoles, 27 de noviembre de 2013

Maricarmen Colodrero "Frente al espejo"


Frente al espejo

Mari Carmen Colodrero

21 enero 2010

 

Con el abrigo puesto,Ruth está delante de la puerta del baño en actitud indecisa.La oreja izquierda casi pegada al cristal y el puño derecho preparado para llamar.

Silenciosamente se abre la puerta con algo de sobresalto por parte de ella.

Ismael aparece delante y por unos instantes ambos se miran profundamente,con seriedad y tristeza.

La joven mujer se refugia en el pecho de su compañero,cayendo su cabeza,Como a medida,  sobre el corazón de él y así están breves momentos mientras escucha sus latidos.

La mano izquierda de ella se eleva impulsivamente hacia el rostro de él,pero Ismaél no la deja llegar a su destino,cogiéndosela con languidez,para sujetarla suavemente sobre el cuello.

La mejilla de Ruth se retira del pecho de Ismaél,evitando mirarle, y mientras se aleja buscando la puerta de la calle le dice:-Voy a volver enseguida.Te he dejado el desayuno en la cocina.

El pestillo se ha cerrado casi sin ruido.El permanece quieto unos instantes,luego entra en la cocina ,donde mordisquea el pan con mantequilla y bebe con rapidez el café.

Una súbita impaciencia parece acometerle y se va al dormitorio.Allí se sienta en la cama,avre el último cajón de la mesilla de noche y saca una caja mediana que contiene fotos.No se detiene a mirarlas,va directamente a coger una de tamaño cartera.

Es la imagen de un hombre joven,de unos 35 años.Más que bien parecido,es que tiene un aspecto simpático: mirada risueña y chispeante, nariz recta,boca generosa ,de gesto amable.

Vuelve la fotografía y habla en voz alta:”Si,de hace aproximadamente un año”.

Se dirige entonces a la cómoda,un bello mueble de estilo,con espejo de marco de madera finamente trabajado.

Se sienta en el banco forrado de terciopelo azul,pero parece evitar mirar a la pulida y nítida luna.

Está pensando ahora que es la primera vez que ocupa ese lugar, aunque ha estado muchas veces delante de aquel mueble,reflejados Ruth y él , mientras le acariciaba el pelo,se besaban ,oél se anudaba la corbata.

Sin soltar la foto de su mano,levanta los ojos hacia su imagen.Al poco habla como si fuera con otra persona:

-Esto no es como en días anteriores,cuando te veía fugazmente en los espejos del cuarto de baño.Es necesario para mi conocerte bien.Porque yo no soy ese reflejo en el cristal.¿Comprendes?-musita en tono amenazador,a la vez quemuestra la foto al espejo.

¡Son mis ojos,mi pelo, mis orejas ,mi cuello,mi cerebro!

Tu sólo eres una máscara inquietante.

Con el primer atisbo que tuve de ti, se desencadenaron en mi cabeza imágenes ajenas a mis recuerdos.Lugares y momentos nunca vividos por mi.Como si a través de un “agujero de gusano” hubiera llegado a otra dimensión: Despachos de muchas mesas atiborradas de papeles,individuos de facciones duras y algunos de ellos sencillamente malencarados,con todo el aspecto de delincuentes; luego llegaron las imágenes violentas,los registros intimidantes,los cuerpos tendidos en el suelo, manando sangre por herídas recién abiertas.

Toda esa porquería no me pertenece, con quien tiene que ver es contigo,con esa expresión inquisitiva,con ese rictus amargo en la boca por la excesiva finura de esos labios,que me llevan el pensamiento hacia las simas de la crueldad.¿Quién eras,cómo te ganabas la vida?

Has cambiado toda la expresión de mis ojos, que ahora están bajo el poder de esas cejas pobladas y revueltas, sobre pómulos planos  e influidos por una nariz que los hace más inteligentes,pero desconfiados.

Quizá nunca llegue a vencerte del todo, pero los doctores me dicen que lo que ahora veo como mi rostro,no es definitivo.La musculatura facial ,(y la mía es muy potente,más que la tuya que no existe), irá dominándote guiada por mi deseo de aniquilarte.Lograré dar  a la máscara una expresión más humana.

Y Lo más difícil de tragar es que encima,tengo que estarte agradecido porque te murieras justo a tiempo y hubieses donado tu cuerpo a la Ciencia.

¡Un auténtico milagro,ha sido todo tan rápido! ¡Una verdadera suerte que esté disponible tan pronto un donante compatible!-comentavan todos admirados.

Quiero que sepas que mi voluntad,y mi ser ya sólo trabajan para revover con mi sangre esa apariencia que quisiera arrancar de mi.  

Pero es que me has robado también el gratísimo placer de la amistad.

Ahora prefiero deambular por lugares donde nadie me conoce,porque paso desapercibido.

Antes , en cuanto ponía el pié en la calle, encontraba conocidos con quienes charlar.En el fondo me compadecen,aunque digan que esta era la única solución.

Toda esa sucesión de colegas,amigos íntimos y familiares, se comporta igual: Las miradas esquivas, el palmoteo en el hombro,el agarrar mi brazo por encima del codo.Todo acompañado de frases trémulas,inseguras,faltas de sinceridad,que intentan darme ánimos.

Y en cuanto pueden se escurren con cualquier pretexto,siempre eludiendo mirarme.

A mi en esos momentos me colma el alma la pena ,no sólo por mi, sino también por ellos,que me echan de menos casi como si estuviera fallecido.

Pero lo más doloroso,lo peor de todo,es contemplar como mi amor,lo mejor de mi vida ,ruth,se debate entre el cariño y la compasión.Por más que tratamos de dominarnos…siempre está ahí esa cara extraña, que gorra en nuestra relaciónla alegría de aquel modo de comunicarnos,tan a la vista de todos y , a la vez, tan secreto.Porque con una sola mirada rápida, nos decíamos tantas cosas.…

 

 

Ismaél ha quedado silencioso, como esperando una respuesta.Con sus ojos clavados en los del espejo.Así se está un rato,hasta que le parece descubrir en la mirada opuesta a la suya,unn tenue brillo de esperanza.

Un leve rumor se oye al otro extremo de la casa, y luego:

-Ya he vuelto Ismaél.¿Qué estás hacienndo? ¿Dónde estás?

Mientras,  precipitadamente, él se dirige a la mesilla de noche y con un movimiento simultáneo abre el cajón,levanta la tapa de la caja deslizando en su interior la foto y responde :-Ordenaba unas cosas, ahora mismo estoy contigo.-y en voz más baja,como para sí-“Estoy en mí mismo,donde siempre he estado.

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