sábado, 9 de febrero de 2013

Juan Carlos Coronel "El reserva"

El Reserva

   La luz tenue, un hermoso bolero sonaba en el boliche, Luis Miguel cantaba “ Contigo aprendí “una pareja bailaba arrobada en
el centro de la pista, ella enlazaba sus manos sobre la nuca de él, que la estrechaba contra si con gran ternura. Terminada la can-
ción, unidos por la cintura,ambos emprendieron el camino de salida del local. Saludaron a algunos conocidos y se subieron en el au-
to estacionado cerca de la puerta principal.
   Armando Bataglia, contaba treintaisiete años, tres pasiones había en su vida, Valeria, su esposa, Lucas y Zaira, sus hijos y el futbol,
pertenecía al plantel de un modesto equipo de aficionados, que participaba en la competición provincial, hacía años lo pretendieron
dos equipos profesionales de la capital, Ferro y Chacarita, Bataglia sopeso pros y contras, dinero, fama, y jugar en grandes estadios,
por contra, viajes, dedicación absoluta, y largas temporadas lejos de Valeria. Su trabajo de arquitecto le llenaba, él mismo había di-
señado la casa en la que vivían, dinero no faltaba, y la tranquilidad de vivir en una ciudad pequeña le indujeron a no aceptar. Conti-
nuaría en el plantel de Olimpia, su club.
   Durante once largos años, fue titular indiscutible en el arco de Olimpia, reflejos, agilidad, y un temple muy especial, eran sus virtu-
des. Una lesión en un hombro y la llegada al equipo de un joven arquero le relegaron al banco, el novel muchacho apuntaba buenas maneras, el técnico le dio confianza y poco a poco se fue ganando a la hinchada, Mario Sensini era el nuevo ídolo Armando le aconsejaba, le tenía gran aprecio y nunca hubo más que la rivalidad de dos amantes del futbol entre ellos.
   Armando había decidido dejar de jugar al termino del campeonato, Olimpia iniciaba bien la competencia, tres cuatro victorias consecutivas lo colocaban puntero, pero como si de una maldición se tratase, cada año terminaba por caer a la mitad dela tabla,
nunca habían disputado el torneo final. Aquel año, empezaron ganando los cuatro primeros partidos, el quinto, el sexto, así hasta diez
victorias seguidas, los escépticos hacían cábalas, al próximo pierden seguro, no sucedió, un empate en Pergamino, les mantuvo punteros. Tras diecinueve partidos, quince ganados tres empates y una sola derrota, clasificaron para la fase final.
   La fase final se disputaba en el estadio más importante del país, a él acudirían los ocho campeones provinciales a disputar la copa,
en cuartos el Olimpia eliminó al representante de Mendoza, la semifinal contra los cordobeses de Talleres fue muy competida 2-1
para Olimpia
   El estadio estaba abarrotado, desde el túnel que conducía a la cancha, se escuchaba el zumbido del publico, ambos equipos iniciaron el duelo, el Platense, tomo el mando del partido, la defensa de Olimpia se veía una y otra vez superada por los delanteros rivales, tres atajadas de Sensini evitaron la debacle, en el segundo periodo, el juego se equilibro, hasta casi el final, un centro desde la derecha, hace a Sensini salir del arco, el choque con el delantero fue tremendo Sensini queda aturdido, sangra abuntemente por su ceja izquierda, Bataglia apura el calentamiento, tiene que reemplazar a su compañero, salta al césped, y el partido concluye 0-0.
   Se inicia entonces la ronda de penales, Olimpia gana por cuatro a tres, Armando Bataglia se dirige al arco, sabe que si ataja que-
dan campeones. Afirma bien los pies en el suelo, sobre la raya de gol, ligeramente encorvado, y los brazos extendidos, el disparo es potentísimo muy centrado, Armando Bataglia coloca fuertes los puños y la pelota sale por encima del larguero. El sueño era realidad,
por primera vez en su historia Olimpia salía campeón aficionado. Armando Bataglia que siempre prefirió ser el primero de los barbaros, antes que el último de los romanos vivía su momento del gloria.


FIN

  

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