lunes, 11 de febrero de 2013

Maricarmen Colodrero "El reserva"

EL RESERVA

Espera sentado en el banquillo cuanndo se trata de deportes; en la Política tiene un despacho un poco más pequeño que el líder o presidente , toma el nombre de Secretario ; tratándose de la empresa es el Subdirector General y el sillón de respaldo alto y ruedecitas es un poco más pequeño que el de su Jefe.
Existen dos variedades típicas del reserva: En la primera categoría la personalidad del individuo lo es todo.
En la segunda categoría el reserva trabaja bajo el patrocinio de otro, que puede ser un mentor u otra especie de director de su actividad.
Al gunos reservas responden a la variedad “Julio César. Su fuerte temperamento les hace desear no el puesto que ocupan, sino el primer puesto sea  el de campeón, Líder o Presidente, o , en su caso, Director de la empresa.
Su divisa es la famosa frase del emperador romano: “Prefiero ser el primero entre los bárbaros, a el segundo entre los romanos”.
Y, como Julio César, deben pasar su Rubicón; es decir, tienen que decidir por si mismos ante una situación de riesgo, riesgo de perder todo lo que han conseguido, y, cuando lo han hecho, todos tienen en su cabeza la misma frase: “Alea jacta est”. En castellano vulgar: “Ya no puedo volverme atrás”.
Los reservas de esta clase individualista son, cuando triunfan, los que pasan a la Historia.
Porque, a esta primera clase de reservas, pertenecen también los que , teniendo incluso mejores cualidades que el campeón, el líder, Presidente o Director, se entregan en cuerpo y alma a su función, que es, ni más ni menos, que estar por lo menos tan preparado como el primero de la fila.
Esta especie del reserva nunca cosecha los relumbres del éxito, pero es la pieza indispensable para que  el club, el partido, o la empresa funcionen . Si realmente es bueno en su trabajo, todo depende de él y, con frecuencia, es el verdadero poder en la sombra.
Los de la segunda categoría, es decir, aquellos que no actúan “per se”, sino impulsados por otro u otros, se ven impelidos con frecuencia, no por su propia ambición, sino por la de quienes están detrás de él “fabricándole.
Para los de este grupo el primer peligro es que en la órbita del mecenazgo aparezca otro posible reserva: un competidor.
Y, aquí tenemos todas las posibilidades que un buen novelista sabría aprovechar: las intrigas, los mentís, el peloteo, la hipocresía y, en definitiva un muestrario de las virtudes más humanas.
Algunos dicen que nada es preferible  a pasar de la reserva a la primera línea. ¡El éxito es tan dulce….!
Bueno…. También están los reservistas del ejército, pero ese me parece que es otro tema. Van por escalafón.
FIN

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