lunes, 18 de marzo de 2013

Juan Carlos Coronel "Las raíces"


LAS RAÍCES

En el kilometro 103 de la carretera de Barcelona, habíamos tomado el desvío por la carretera nacional 211, el viaje, lo habíamos planeado unos meses antes, aprovechando la semana santa, querías conocer el lugar en el cual tengo mis más hondas raíces.
Avanzábamos a buena marcha, en las descuidadas cunetas de la carretera, crecían descontrolados, el tomillo, romero, la azalea,
y el zumaque. El paisaje había perdido su monotonía, a izquierda y derecha del camino, pequeños cerros, que anunciaban la proxi-
midad a una zona más escarpada, los carteles indicadores, se sucedían, Anquela 15 Km, Milmarcos 8 Km,así uno tras otro.
El color de la tierra había cambiado, un tono más rojizo predominaba , hasta hacerse casi granate, el sol sacaba débiles destellos de aquel terreno, eran como pequeñas lentejuelas.
- Juan ¿ que es lo que brilla ?
-Se les llama “aragonitos “ son pequeños cristalitos, para donde puedas voy a buscarte unos pocos.
Unos metros más adelante nos detuvimos, baje, y te recolecte un par de docenas, junto con un poquito de romero. Reemprendimos
la marcha, ahora, eran los pinos resineros, los que flanqueaban la ruta, los testeros colgaban de los troncos, que poco a poco lloraban
su resina.
Marchábamos por una larga recta, al fondo, se empezaba a vislumbrar la silueta de la torre de Aragón, y el castillo, con sus tres torres almenadas, en el centro la más esbelta denominada “ torre del homenaje “a nuestra derecha , tendido a los pies de la fortaleza, se le-
vantaba el pueblo, tejados a dos aguas, viejos palacios, el “ Giraldo, y la torre de Santamaría era lo que más destacaba. Estacionamos a la sombra de un añoso olmo, y nos dirigimos al Hostal en el que habíamos reservado habitación. Una mujer de edad indefinida nos re-
cibió en un amplio portalón
-Buenos dias, tenemos una habitación reservada a nombre de Juan Carlos Coronel
-Me muestra su D N I por favor. La mujer tomo mi documento y saco y gastado dietario, miro la foto, me miro a mi con detenimiento
- Coronel, ¿ no serás familia de Domingo Coronel
- Si su nieto soy
¿ el hijo de Mariano ? el que marcho a la Argentina
- El mismo, ella es mi mujer
- Hay que alegría hijo Virgencita de la hoz que alegría. ¿ y tus padres ?
- Bien, mi padre me recomendó este hostal
- Pasad, esta es la llave,
La habitación era amplia, un hermoso ventanal, por el que entraba el sol a raudales, tenía una hermosa vista del castillo. Colocamos la ropa en el armario, nos aseamos y nos dispusimos a salir.
Ascendimos por el paseo de “ Los Adarves “ hasta llegar a la “alameda “, torcimos a mano izquierda, la Plaza de San Francisco, con su iglesia románica, descendimos por una estrecha calleja, a nuestra derecha el convento de las clarisas, a la izquierda, enfrente, “La Subalterna “, antiguo palacio de Dª Blanca de Molina. Nos detuvimos ante el numero 7, fachada ocre,un par de rosales en el balcón
recia puerta de roble con aldaba de hierro.
-Aquí nació mi padre Ana
-Me gusta esto Juan es un pueblo con sabor, ¿ Como estas ?
-Bien Ana bien, lo necesitaba
- Por eso insistí tanto, Juan el pasado pisado, no hurgues más , aquello fue una barbaridad todos salimos mal
- Unos mejor que otros
- Mira que eres burro, anda vamos a tomar una caña que estoy seca
- Vamos, se un bar que ponen una sepia cojonuda
Así, he ido cerrando la vieja herida, de un pasado añejo, que espero que no se vuelva a repetir, no hubo ni vencedores , ni vencidos.
todos los españoles perdimos aquella guerra absurda e insensata.

FIN


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