miércoles, 20 de marzo de 2013

Puri Sánchez "La foto"


LA FOTO
La foto estuvo siempre encima de la cómoda en el dormitorio de sus padres. Ella, con su melena negra y rizada, él, con chaqueta y corbata y el pelo peinado hacia atrás, engominado a la moda de los años cuarenta. Entre ellos, un precioso niño de unos tres años con cara de enfadado.

A Alicia le parecía que estaban muy cuapos. Cuando era pequeña, creía que se trataba de actores de cine. Su madre le explicó que se hicieron la foto cuando estaban desterrados en un pequeño pueblo perdido en las montañas de Asturias.

Su padre se había alistado voluntario, al inicio de la guerra civil, para defender la República, porque creía en los ideales que ésta representaba. Su madre tuvo que ser evacuada al sur de España, ya que el frente se estabilizó muy cerca de su pueblo.

Los relatos sobre los horrores de la reciente guerra se mezclaban con sus cuentos infantiles. Su mente de niña   no podía entender que se mataran entre hermanos, o que “dieran el paseíllo” a alguien por denuncias debidas a deudas o envidias.

Contempla la foto, mientras toma una taza de café al calor de la chimenea. Conserva aún el marco plateado  que tuvo siempre. La gata se sube a su regazo ronroneando, buscando caricias.

Se ve de nuevo pequeña, sentada al lado de su madre, mientras intenta inútilmente enseñarle a coser, escuchando cómo tenía que ir a la ciudad, cuando llegaba el tren del frente, para ver si su padre estaba entre los heridos o muertos. Su cabecita sepuebla de imágenes de filas interminables decadáveres, apenas cubiertos por una sucia manta militar. Entre ellas, una muchacha muy joven, consumida por el miedo y el hambre, ataviada con alpargatas y una toquilla negra, retira una a una las cubiertas , con el corazón saltándole en el pecho, deseando no encontrarle.

La foto, antes en blanco y negro, ahora es de color sepia. Han pasado tantos años……

Su padre sobrevivió a la masacre, pero perdió la guerra..

De vuelta en su pueblo natal, un vecino, antes republicano y ahora franquista, le denunció y fue encarcelado. Su hermanito nació seis meses después. Desde los barrotes de la prisión  conoció a su primer hijo , con el corazón helado y la sangre hirviendo de  rabia e impotencia por no poder proteger a su familia.

El fuego de la chimenea se está consumiendo. Se levanta para avivarlo y la gata da un brinco para ir a acurrucarse en otro sofá.

Cumplidos tres años de condena, partió con su mujer y su hijo para el destierro. Encontró trabajo en una mina, mientras que ella hacía pequeños encargos de costura.





2.


Con su primer sueldo, le compró un retal azul con diminutas flores blancas  para que se hiciera un vestido. Para su aniversario de boda,ella, luciendo su nuevo atuendo, y él, con un traje prestado que le venía un poco grande, fueron con su hermanito, en un carro tirado por bueyes, al pueblo cercano en donde residía el único fotógrafo de la comarca.

Finalizó el destierro, pasó la postguerra, pasaron los años. Nacieron dos hijos más, se mudaron de casa, cambiaron los muebles.

Pero la foto estuvo siempre encima de la cómoda del dormitorio de sus padres.

Mudo testimonio de una juventud perdida.


PURI
19 de marzo de 2013
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