El conductor ciego
La alarma del móvil sonó inexorablemente como cada día, la 06.30, Manuel pulso la tecla de apagado, dio un par de vueltas en la
cama, y se levantó. Así se iniciaba día a día, su rutina. Una ducha rápida , un café y salir rumbo a la oficina. Bajó al garaje para co-
jer su coche, arranco, encendió la radio e inició el camino. Como casi siempre la M-30 rebosaba trafico, Manuel conducía a velocidad media, sin brusquedades.
Un Audi adelantó a Manuel, este, creyó entrever en el coche a una hermosa mujer, su ex mujer, acompañando a un tipo . Manuel se
pegó literalmente a la parte trasera del Audi siguiendo su velocidad, esta que aumentaba notablemente hizo que Manuel, en contra de
su habitual prudencia. pisase el acelerador sin compasión. Varios kilómetros. de infructuosa persecución dieron con ambos coches en una vía desconocida, poco importaba eso casi tenía a su alcance el final del tramo bacheado por el cual transitaban. Manuel conducía como hipnotizado, aceleraba o frenaba como un autómata, su vista solo alcanzaba la rubia cabellera de la chica. Una cerrada curva esperaba a unos 250 metros, el Audi la tomo sin problemas, Manuel trato de aminorar la velocidad, demasiado tarde, su coche ya rodaba
por el terraplén que no había visto. La explosión fue inmediata el coche ardía. El estruendo de la explosión retumbo en los oídos de Manuel, se froto los ojos, se incorporo, y pulso la tecla de apagado. Todo había sido un mal sueño.
FIN
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