domingo, 18 de noviembre de 2012

Textos antiguos: Maricarmen Colodrero "Metrgirta"

Metragirta
Una ciudad olvidada en Madrid.
Mari Carmen Colodrero.
Agosto 2011
Primera entrega.
En estos años de mi vida como residente antígüo del barrio he llegado ,no se por qué derivaciones de la imaginación,al convencimiento de que desde el susuelo,aproximadamente a unos tres metros por debajo de los adoquines y el asfalto,ascienden a la superficie los sutiles efluvios de remotos tiempos. De modo que esas irradiaciones han ido impregnando de antigüedad y ruina lo que hace cuarenta años era un panorama urbano,  modesto,pero de aspecto agradable.
Pensándolo bien, en esa profundidad podrían estar los restos arqueológicos del más antígüo de los asentamientos humanos de Madrid. Pasado y presente,entrarían así en íntimo contacto por la red de alcantarillas,y por las estructuras de suministro de agua, luz y gas.
La idea de que la realidad pueda ser así me desagrada. 
En este supuesto, las ratas serían los viajeros del tiempo y los  emisarios desde nuestros días a un lejano pretérito.
Y esto me desagrada todavía más.
Metragirta ,que es el nombre de mi barrio,se llamaba la divinidad femenina que adoraban los Carpetanos desde tiempos remotos. Diosa de la Tierra y la fecundidad ,muy similar a la Cibeles de los Griegos.
La leyenda nos habla de un  personaje procedente de un linaje antígüo, salido de Troya, como creador de Metragirta.
Ocno Vianor (1) tuvo por madre a Manta, de la que se dice creó la ciudad de Mántuaen Italia
Inspirado por Apolo, Ocno emprendió, junto con aquellos que quisieron acompañarle, un periplo que tuvo como destino el lugar donde sintió las señales inequívocas de hallarse en el paraje grato al dios.
Aquí vivían gentes pacíficas con quienes compartir la existencia.Gentes bien dispuestas a adquirir y beneficiarse de la cultura más adelantada de aquellos extranjeros.
Los Carpetanos adoraban fuerzas primordiales de la Naturaleza.Los recién llegados , aunque traían un elenco de dioses,actuaban a travvés del liderazgo de Ocno ,bajo los auspicios de un dios civilizador,pués tal era y fue para todos Apolo.
El obediente adorador quedó predestinado a entregar su vida a cambio de fundar una ciudad donde convivieran en paz unos y otros.
Y como los sueños son el medio del que se vale la divinidad para mostrar el camino,Ocno soñó que para él , grecolatinos y carpetanos, cavaban un pozo donde entraba por propia voluntad,mientras en la escenna aparecían juntas Cibeles y Metragirta.Las dos eran madres nutricias de la Humanidad .
Enterrado vivo,según el relato legendário, Ocno era la ofrenda que garantizaba la prosperidad de aquella población.A los pocos días sobre la tumba creció una hierba preciosa y abundante.
Hasta hace poco tiempo estas escasas hectáreas sobre las que está construido mi barrio,estaban dedicadas al cultivo.Quizás ese verdor agrícola era una reminiscencia del legado de Ocno.
La expansión urbana de mediados del siglo XX trasformó el paraje  y hay que decir que daba gusto verlo habitado de parejas jóvenes con hijos.Muchas cosas estaban por hacer,pero el aspecto de las casas era límpio y alegre.
Voy a tomar como ejemplo una colonia de chalecitos unifamiliares que construyó Estándar para sus trabajadores: Teníantodas las casitas un pequeño jardín alrededor de la vivienda.En primavera estaba todo lleno de flores y pasar por aquellas calles era una bendición para los ojos y el olfato.
Con razón se la llamaba Colonia Jardín.
Hoy día de aquello no queda más que el nombre,que nos parece inexplicable,  al ver su estado :Las fachadas y los muros exteriores son un muestrário de desconchones y pintadas.Las cancelas que dan a las calles,no tienen ni resto de pintura,son una exposición de herrumbres atadas con una cadena del mismo aspecto.Los vidrios de las ventanas están en su gran mayoría rotos,por lo que el interior de los chalets es habitado por los pájaros.
Desde la perspectiva actual resulta irónica la anécdota lingüística que extendió el uso de la palabra “estándar”, no como nombre propio de una compañía de origen anglo-americano , sino como adjetivo ;así había modelos estándar para coches,neveras,radios ,alicates,ropà  etc….Y , a veces, incluso se hablaba de personas estándar,vg.:”Son una parejita estándar”,”a los niños los visten estándar”.
O sea,que nuestra magnígica Lengua pagaba un tributo de orígen económico-cultural  por el hecho de tener a los americanos en Torrejón de Ardoz.
Tengo que decir que el panorama ruinoso,a pesar de que se extiende por todo el barrio, no parece afectar a sus aborígenes.Utiizo esta palabra con el mayor de los respetos,para que ustedes se hagan cuenta de que sus habitantes no son unos recién llegados.Aquí los linajes son por lo menos de cinco generaciones.En ello quizá haya influido que muchos tatarabuelos de la generación actual ,tenían en este lugar su terruño y la gran mayoría cambió,mediante venta a constructoras, la vida rústica por la urbana.
Y tenemos ahora,que pasado tanto tiempo, la situación es similar.Me explico: Todo el mundo habla de lo mismo, las constructoras muestran interés por comprar pero al baratillo.Algún caso a habido en que el Ayuntamiento ha tomado cartas en el asunto declarando trés o cuatro manzanas , expropiables por necesidad social.Primero se va a constuir un hospital,pero al final se construye un hipermercado o una galería comercial con grandísimo aparcamiento; cuando aquí el ochenta por ciento de los más jóvenes no tiene coche.
Actualmente, un servidor, como los pájaros,vive en una de esas casitas de la Colonia Jardín.Comparto la humilde y no muy deteriorada vivienda con Don NicasioAntón ,anciano,porque tiene setenta y cinco años, pero que me deja exhausto cuando salimos a pasear.Lo mismo le da el calor que el frío: ¡Él  a tragar millas!Lo que él dice:”A mi que me den terreno llano,como en mi pueblo.¡No hay como La Mancha,para ser un andariego de fondo!”.
Como Don Nicasio tiene el dormitorio en la planta de arriba,frente al mío  y no le gustan las escaleras ,está pensando en que le ayude a bajar la cama y la mesilla a un rincón del salón.También es que abajo se está más calentito gracias a que todavía tenemos cocina de carbón y la dejamos encendida amedio tiro ,por la noche.
¡Menuda es la de el carbón!Menos mal que, el último de los carboneros de Madrid, Manolo, nos lo trae sin coste adicional.Tiene la suerte de que en Metragirta las mujeres son un poco antiguas.  
Debe ser que con mis 59 años,rondándome la vejez y añorante de mis tiempos jóvenes , cuando no daba abasto para escribir los múltiples artículos ,relatos y novelitas que me encargaba el director de “Amanecer” , (publicación semanal dedicada al mundo de las Letras,sin demasiados vuelos,pero con buén número de lectores entre la clase media y bastantes editores humildes), me he quedado encasquillado en recuerdos de un mundo que ya nadie quiere evocar.
Por todo esto soy un ardiente defensor de la cocina y el horno de carbón , y a estos efectos ,Doña Pepa es midama encantadora.La buena mujer tiene 76 años y vive con una nieta que estudia Turismo.Ahora en invierno,Doña Pepa suele asar ,desde temprano,boniatos,batatas y castañas. Muchos días,nos llama ,dándonos una voz desde sus ventanas , para que crucemos la calle a disfrutar de sus opíparos manjares mientras nos calentamos las manos.
Los rituales invernales de la amistad están asociados al calorcito y a los dulces.Así por ejemplo,cuando la hermana de Don Nicasio  le manda unas galletas almendradas,que son la quintaesencia de la galletería, somos nosotros los que voceamos para llamar a Doña Pepa y Susanita,para que pasen a disfrutar de un buen café de pucherete .Y no hay vez que Susanita, con toda su juventud, no haga casi el mismo comentario:
-¡Por sus santos más queridos, Don Nicasio! Pídale a su hermana la receta.Con la pinta tan basta que tienen… son como ostiones (2),de un dedo de gordos (dicho sea con todo respeto), pero luego…se desacen en una masa terrosita,que….ya,…ya… quisiera yo saber hacerlas.
-Niña modera tus expresiones,qué van a pensar estos caballeros de la educación que se te ha dado.-la reconviene su abuela.
--Anda Susana rica…-le contesta cachazudo,Don Nicasio,con las manos aviertas sobre las rodillas- con la de golosinas que habrás tomado en las mejores cafeterías de Madrid….Y además que la Edelmira es muy celosa de sus secretos culinarios.
-Son como una droga.Y ahora a esperar la siguiente caja.No me diga que no sería mejor que yo aprendiera a fabricarlas.
-Respóndale Usted Fermín,con esa buena palabrería que tiene.
Lo primero que has de considerar,Susanita,es que te debes a los estudios y no creo que a tus padres les hiciera gracia,que anduvieras en la cocina ,aunque luego les mandaras unas galletitas.
Por otro lado está tu preciosa figura, porque la caja nos llega una vez al mes,pero ,si la tercera parte te la comes tu solita,¿Qué puede ocurrir cuando hagas galletas todas las semanas?.
-¡Caramba Fermín!.No sea tan duro con ella,que a mi me encanta que le gusten las galletas de Edelmira.Y poco ancha que se pone mi hermana cuando le comento el éxito que tiene entre nuestra juventud.
-Como se nota que aquí soy de las minorías-responde Susana con güasa ,haciéndose la ofendida- Menudos antigüigüis están los tres…Con la de tiempo qque se conocen y todavía andan con el Don y la Doña
¡Don Nicasio y Doña Pepa. Caray!¿Pués no tienen las prerrogativas de la nobleza feudal? ¡Y mientras tanto Fermín y Susana ,de acá para allá!  
-Lo comprenderás más adelante.Yo soy incapaz de llamarles de otra manera-le contesta Fermín- Es algo que aprendes y  no puedes olvidar.El mayor de los respetos, no está reñido con un gran afecto.
-Eso es hablar con toda la razón.-alega Doña Pepa- Y al contráriio ocurre igual.A ti, nieta, ¿no esperarás que te llame de Usted.? .Fermnín es mitad hijo,mitad sobrino,mitad amigo.No me importaría llamarle de Usted,pero creo que no me dejaría.Yo no llamo de Usted a nadie de la familia.
-Lo ha explicado muy requetebién , Doña Pepa –apunta Don Nicasio- , aunque le hayan salido tres mitades.
Los cuatro se ríen.Se está haciendo de noche,pero en la cocina todavía hay una atmósfera tibia.

Segunda entrega.
Pués si señores,quién relata estos hechos es este humilde plumífero llamado Fermín Andrade y Castillejos. No es, ni mucho menos, que yo sea un “pájaro de cuenta”, sino que ,existiendo hace unos años,el bolígrafo y el “rotting”,yo todavía escribo con plumilla, aunque tengo la frustración de no haberlo hecho nunca con una pluma verdadera de ave verdadera.
Porque la escritura con pluma natural, o con  plumilla, a parte de emitir un sonído acompasado y rasguñante, permite al escritor acariciar las letras una a una e ir creándolas , algunas veces con lentitud y otras con gran rapidez,según la inspiración.Cada una de las letras,son así, veneradas,como vehículos de comunicación espiritual.
Pero al final y definitivamente deberé abandonar esta técnica, porque cada día es más difícil abastecerse de estos utensilios, incluida la tinta.
Yo me proveo de estos materiales en una callecita estrecha , cuyas casas recuerdan los restos arqueológicos de la antígüa medina musulmana, allí todavía se mantiene abierta,y en estado de desvencijamiento total, una papelería , en cuya trastienda , alguna vez he ojeado libros sorprendentes,bien por su antigüedad, bien por la manera en que fueron impresos.Son como joyas fuera del alcance de la rapiña de ciertos coleccionistas.
Es un verdadero espectáculo el momento,a la salída de clase,en que la chavalería se apretuja ante el mostrador, de modo inverosímil, en agitación permanente de brazos y manos, con el aliciente de una bullanga incontrolable y un panoráma vivaz de caritas ofuscadas por el calor.
Iba ya a volver la espalda a tan noble establecimiento cuando de la bocacalle del colegio,salió piés en polvorosa Ruli , rapaz famoso entre sus congéneres .
Poco antes de que se abalanzara sobre las espaldas de sus compañeros,con el sano propósito,no solo de jugar y remover las respuestas y participación de todo Quísque en una feroz protesta, sino también para colarse,tuve una especie de alucinación.
“Vi allí mismo a mi adorada Isabel , que le atrapaba al vuelo, mientras el se zafaba después de darle un beso y echarle los brazos al cuello.
Rruli  tenía ahora siete años,de ahí había que descontar,los dos años que hace dentro de tres semanas, que Isabel desapareció de mi vida.Ahora ,con la objetividad que a veces proporciona el recuerdo,pienso si durante aquellos cinco años que vivimos juntos,no estaría en el corazón de mi compañera antes el amor maternal por el hijo de la vecina que el amor por mi.
Estos pensamientos dolorosísimos se aliviaron un poco sopesando que la calidad de los amores era distinta.
De todos modos estaba dispuesto a volverme a casa ,con las plumillas en el bolsillo,completamente machacado por una mezcla explosiva de añoranza,desilusión ytristeza”.
Encaminé mis pasos hacia la plaza y todo compungido y cabizbajo ,ví y oí el bastón que venía de frente,tras el cual iba una ciega pegada  a la pared.
Mi ánimo no estaba dispuesto al intercambio social,pero a Laura hacía mucho tiempo que no la veía,así que sin hacer ruido me acerqué a ella diciéndole así:- Hermosa señorita.¿Me concede el privilegio de acompañarla hasta su casa?.
Mi amiga se volvió hacia mi, entre sorprendida y divertida.
-Pues muchas gracias , señor,pero…pero…esa voz…¡Fermín, que sorpresa!. Si,  acompáñame.Es un martirio como están de mal las aceras.Me parece oir unos rumores impropios en este sitio y a esta hora.
- No era la primera vez que Laura me sorprendía con la finura de su audición, así que me volví en derrredor y efectivamente delante de la Concejalía se hallaba congregado un buen grupo de personas.
-Si que llevas razón.Algo que atañe a la ciudadanía se está cociendo .¿Quieres que nos acerquemos ¿.
-Acompañada de ti puede ser divertido.¿No se liará?.
-No creo.De todos modos nos situaremos estratégicamente.
-Se había formado un pasillo humano de cuatro en fondo a cada lado ,desde la calzada hasta la misma puerta  de la Concejalía.Por lo visto,estaban al llegar nuestros cinco eminentes próceres  de una importante reunión en el Ayuntamiento de la villa y corte.
El primer  comité de recepción estaba formado,a ambos lados ,por mamás y niños recién recogidos de la escuela; mmás cerca de la acera estaba un grupo nutridísimo de trabajadores de ambos sexos, tanto los recién estrenados en la vida laboral, como los empedernidos de cuarenta o cincuenta y tantos años.Muchos parecía que acababan de salir de sus trabajos; por último ,cubriendo el trozo restante de la acera hasta la mismísima puerta del edificio,estaban los de la tercera edad.
No hubo que esperar mucho.En dos taxis llegaron los concejales,amistosamente reunidos.Alguien de los del pasillo preguntó quién pagaba los taxis.Los recién llegados no sabían dónde meterse y cada uno adoptaba la actitud más en consonancia con su carácter o la que les parecía más políticamente adecuada.
Yo , como Dios me daba a entender, traté de describirle a Laura aquellos pormenores , haciendo incapié en cómo los taxistas en lugar de aparcar retirados,lo hicieron justo frente al portalón, y como a la vez,las mamás y los niños realizaron una maniobra envolvente,cuyo resultado fue que los representantes del pueblo no tuviesen escapatoria.
-Seguro que a los del taxi les han dejado sin propina -observómi amiga.
- Vamos a acercarnos o no oiremos los comentarios –dije.
El primer grupo atacó con el tema de las condiciones materiales de la escuela:
-En invierno pasan frío.La humedad llega hasta un metro.En verano hay hormigas-decía una madre.
Y el niño remataba :”Nunca hay tizas .Y si las hay están mojadas”.
Alguna otra,acercándosevalientemmente al concejal responsable,le gritaba en sus barbas:”Sinvergüenza.¿Qué te da derecho a pensar que tus hijos sean más valiosos que los míos”?.
Los cinco estaban mudos.Un color se les iba y otro se les venía.Agarraban los maletines con los nudillos blancos e intentaban mantener por todos los medios ,la vista al frente ignorando las recriminaciones.
Conforme avanzaron hacia el sector de los trabajadores,trataron infructuosamente de avivar el paso,pero aquí les formaron un cuello de botella y a pié firme y mirando al suelo tuvieron que aguantar la siguiente rociada:
-¿Ya os han terminado los chalets? –preguntaba con voz paternal,un mocetón de unos 35 años.
- Les han salido más baratos que amí un piso con dos habitaciones.- gritó otro.
- No necesitámos una gran superfície,sino una buena escuela y una buena residencia de ancianos-alegaba con voz nítida . una joven.
- ¿Ahora qué bais a promocionar,una pista de patinaje sobre hielo?- voceaba otro de rostro curtidísimo,de unos 50 años.
- Para hacer lo que haceis,no se necesitan estudios-gritaba una señora.
-En mi empresa al que no rinde lo echan-así hablaba mirando a los ojos al responsable de urbanismo,un joven de 20 años.
Viniendo de atrás una mujer de mediana edad se plantó delante de ellos: -Después de que he tenido un accidente laboral por mal mantenimiento de la cadena de montaje, no me aceptan la baja y voy a la fábrica con la mano así -dijo enseñando una mano blanca y voluminosa,de la que sólo se veían las puntas de los dedos.
Uno de los concejales hizo amago de responder,pero se le adelantó ella:- No me venga con paños calientes.Movilice la Inspección y presente una denuncia donde corresponda.¿o es que voy a tener que ser yo la que le enseñe a Usted los intríngulis de la administración? – Sacó una tarjeta y se la metió al concejal en el bolsillo de la pechera a la vez que le arrugaba el flamante pañuelo empenachado.
Luego,  conforme se retiraba a su fila ,se volvió: - También lleva el nombre de la empresa.
A mi lado Laura me apretó el brazo,mientras preguntaba:
- Me da la impresión de que nuestra gente los tiene rodeados. ¿A ver si les van a dar un manporro?
- No.Ya están abriendo el círculo.Escucha lo que dice una septuagenaria desde la puerta.
Así era.Desde el grupo de mayores una señora,elevando el bastón, argüía: - Hale,dejadlos ya.Pobrecitos,lo que están sufriendo….
Todos estallamos en carcajadas.

Pretendían refugiarse ya dentro del edificio, pero Don Honorio,otros y otras,les cerraron el paso
-Nada,nada…aquí no ha pasado nada –decía el buen señor mientras al que había recibido la tarjetita,le estiraba bien el pañuelo del pecho- ¿A que  los tres añitos que os quedan como nuestros representantes,van a ser maravillosos?.¿A que os vais a escuernar para dar satisfacción a estos conciudadanos?
Con el dedo índice en alto y voz cariñosa ,como si hablase con niños, les decía:
-Y si no lo haceis ,ya sabeis lo que va a pasar.No os votaremos más.Pero vosotros teneis que mostrar vuestra buena  conducta en menos de un año, o todos los vecinos vamos a presentar un pliego ante el Municipio denunciándoos por incompetentes.
Dicho esto les dejaron pasar y al momento Don Honorio exclamó:- ¡Ah  se me olvidaba!-como cinco humildes máquinas se dieron la vuelta- ¿Os acordais de lo guarrísimo que nos teníais el parque?Pues entre todos los metragirtanos lo hemos dejado como nuevo.Así que ya podeis encargaros de aquí en adelante de mantenerlo como está.Y de no dejar entrar en él pandillas y niños con motos que no son ni de este barrio.
Chicos-dijo volviéndose a sus coetáneos- enseñadles cómo lo hemos logrado.
Y toda la tercera edad puso en risttre sus bastones,cuyo final tenía un pincho de dos centímetros.
Los concejales asustados retrocedieron un par de pasos.
Todos los ancianos y ancianas hacían gestos de negativa con cabeza y manos,se reían,mientras su líder volvía a intervenir.
-¡Que no ,hombre,que no!.¡Que lo habeis entendido mal! Estas cachabas con pincho son las que hemos usado para retirar las colillas,los preservativos y la inmensa cantidad de porquería,sin tener que agacharnos.
-Los que estábamos más cerca y lo presenciamos todo,no parábamos de reír y comentar cada una de las incidencias.
-Nos fuimos dispersando sonrientes.
-Lo que siento no haber podido ver sus expresiones….¡Qué lección de democracia!.¿Tu crees Fermín que se logrará algo?
-Sinceramente,creo que no.Cuando esos cinco avichúchos recompongan su autoestima …una de dos:o nos la juran de por vida,o se cambian de barrio.
-Acompañé a Laura hasta su casa,andando despacio y disfrutando de una agradable conversación sobre aquellos y otros temas.
La tarde de aquel invierno era casi primaveral , se iba extinguiendo y mi corazón estaba triste.
Tercera entrega
“Por más primaveral que hubiera sido la tarde, oscureció ráPidamente y  se levantó un Biruji,que traspasaba la ropa. Ahora me sentía triste por dentro y helado por fuera…como un desdichado pordiosero”.
accedí a la vivienda dando diente don diente y llamando a Don Nicasio, al que imaginaba en la cocina. El único sonido de voz humana venía del televisor y, entré en el salón. Me quedé un poco más tranquilo. Se había quedado dormido. Ante él quedaban en la bandeja dos yogures vacíos y la monda de un plátano.
Volví rápidamente al fogón.El agua de la cacerola estaba bastante caliente para llenar dos botellas grandes de Coca Cola  y subirlas al dormitorio para meterlas dentro de la cama. Realizada esta operación en un tiempo récord, volví para despertarle.
-Don Nicasio, benga a la cama. Espabíleseun poquito que tenemos que subir al Aconcagua.
-¿A dónde dice que hay que ir?. ¿No me puedo quedar aquí viendo la televisión?.
-Pero ¡hombre de Dios!, si la tele es para usted como un somnífer. ¡Venga, ánimo!. Mientras voy a avivar el fuego, pásese por la cara esta servilleta mojadita.
Sin duda ninguna este era un problema queteníamos que resolver sin dilación.
Costó un poquito pero al fin le vi dormido en su cama.
“Sin circunloquios. Pasé una nnoche horrible . Durante los últimos meses había creído que mids sentimientos estaban adormecídos cpero la visión que tube junto a la papelería me había dejado el corazón encogido y trémulo,. Se me venían en cascada los recuerdos”:
Lo nuestro fue un amor lento en su determinación. Al trabajar en la misma empresa, nos veíamos con frecuencia .Lo que comenzó siendo una amistad por coincidencia de gustos y cierta semejanza en las reaccióne sse convirtió en una necesidad cada día más absorbente. Dos temperamentos tranquilos, reflexivos que en otros aspectos eran complementarios . Fue como estar delante de una estufa recién encendida: el calor se intensificó a lo largo de diez años , a  pesar de la diferencia de edad, porque cuando nos conocimos ella tenía treinta años y yo cuarenta y cinco.
Isabel nunca dio muestras  de necesitar hijos  y por otra parte a mi eso no me preocupaba lo más mínimo . Siempre he creído que la verdadera paternidad, o maternidad eran frutos espirituales, no fisiológicos.
Tampoco pensé nunca que, por la diferenciatemporal en nuestras fechas de nacimiento ,ella  viese en mi más al padre que al amante.Porque, hay que decirlo todo, un servidor se conserva con plena vitalidad y físicamente no soy de muestrario, pero poseo una complexión esbelta y recia a la vez. No tenggo apariencia facial ni de tonto ni de listo,tampoco soy excesivamentedicharachero, pero creo que no soy desagradable en ninguna de mis maneras.
Isabel era unos diez centímetros más baja que yo y también esbelta, se podía decir,sin ánimo de grosería alguna, que estaba muy bien hechita en todos sus pormenores. En lo que se refiere al rostro,resultaba expresiva y dulce , tenía además una voz melodiosa de timbre adolescente y le gustaba mucho cantar mientras realizaba tareas rutinarias de la casa.
Para esos momentos yo era más bien de un talante callado y concentrado, seguramente porque las tareas del hogar no se me daban bien. Hoy no puedo decir lo mismo, aprendí mucho con ella y el beneficio se lo ha encontrado Don Nicasio.
Era un complemento y una verdadera compañera, por eso cada día comprendo menos lo que le pasó.
El alma femenína es un gran misterio. Quizá al tener tan cerca a los niños del piso bajo, cuyo predilecto era Raúl, echó de menos en su vida los dulces sentimientos de la madre que podría haber sido.
Dstos desenlaces de amor siempre cogen de inproviso a una de las partes. Cuando vives feliz te confías y te vuelves ciego para los pequeños camvios, que de ser tenidos en cuenta, te advertirían del peligro, o por lo menos te irían preparando para  la desilusión.
El primer síntoma se presentó una noche veraniega en que nos habíamos bajado, desde el cuarto piso, un par de sillitas de tijera a la entrada de la findca.Era esta una costumbre pueblerina que cultivábamos todos los vecinos de la plaza y ello daba lugar a pequeñas tertulias especializadas en avatares de la vida cotidiana, con la gran ventaja de que podías , en un momento, pasar de un grupo a otro.
Andaba Ruli esa noche un poco febril, su madre estaba acostando a un matrimonio de ancianos con lo que se gaanaba unas pesetillas. De modo que la criaturita se había aferrado lánguidamente a los brazos de Isabel. Ella tenía el aspecto de quien está absorto en una tarea importante. En cierto momento, al mirarla descubrí que con uno de sus dedos trataba de retirar disimuladamente una o dos lágrimas que se le escapaban sin poder remediarlo.
Cuatro semanas antes del estallido de la situación me di cuenta de que había dejado de cantar por la casa y de que no se acercaba a darme un beso mientras yo trabajaba .
Estaba yo entonces ocupadísimo en la redacción de una novela corta,por la que esperaba un muy buen pago y corría prisa acabarla.
El día fatídico volvía yo de entregar la antedicha novelita, con diez mil pesetas en el bolsillo, más contento que si me hubiese tocado la lotería.
Es fácil imaginar la sorpresa que tuve al entrar en el dormitorio y ver que Isabel hacía la maleta.
-Me has adivinado el pensamiento. Con la mitad de la paga podemos irnos una semanita a Campello. Tengo el encargo de dos artículos, uno de crítica conciliadora sobre los sindicatos y otro acerca del adormecimiento de las carreras universitarias frente a la actitud de otros países europeos.
Aquí un silencio prolongado, sin cese de la actividad.
-Me voy yo sola.
Un desagradable miedo visceral se apoderó de mi, pero aún intenté agotar las posibilidades.
-Mo entiendo. ¿Te vas a Campello tu sola o vas a saludar a la familia del pueblo?
-Es mejor así. Para qué esperar. Cuando algo ha terminado, es mejor asumirlo.
-¿Que ha terminado qué?. –preguntaba yo atónitok, sin querer entender.
-Lo nuestro, Fermín, lo nuestro. Tengo que hacer la maleta y salir de aquí o el daño será todavía peor.¿No comprendes?.Ni tu, ni yo debemos aceptar un amor  a medias, esto sabíamos que podía pasar, por eso no escogimos el matrimonio tradicional.
-Qué te está pasando vida mía, abrázame y cuéntamelo.  –prorrumpí avanzando hacia ella.
-No, por favor. No me lo hagas más difícil. Siento un gran pesar por el daño que te estoy haciendo. Es algo más fuerte que yo: necesito tener un hijo.
-Pero tiene que haber alguna solución.¿Has ido al ginecólogo?. ¿No será algún transtorno con el que no contabas?. Yo estoy abierto a cualquier cosa que pueda ayudarte.
-Si, he ido al médico. Estoy perfectamente, sólo que la edad no es la más propicia. Aún así, no lo desaconseja.
-¿Y el candidato no puedo ser yo mismo,con un ttratamiento?. ¿Porqué has dejado pasar el tiempo sin decir nada?. ¿Diez años de amistad y cinco años de convivencia, te parece poco tiempo para abordar este asunto?.
-No me hagas reproches por favor. Ha sido como una explosión  de mi naturaleza, necesito completarme con la maternidad. Claro que he pensado en que quiz´ás tu podrías seguir un tratamiento, pero eso lleva tiempo y tiempo es justamente de lo que ya no dispongo.
-Además,  -dije- ¿has pensado en que cuando tu tengas sesenta años la criatura va a tener catorce?.
-Lo he pensado todo. Ñdijo con tristeza mirando al suelo, para volver a mirarme a mi- Es imposible que me comprendas. Mira, durante estos cinco años , no he actuado pensando en quedarme embarazada. Aha sido algo sorprendente incluso para mi misma.
-¿y quién piensas que sea el padre. Si te quedas en España vas ha tener que utilizar el sistema tradicional,. ¿De dónde vas a sacar dinero para viajar  al extranjero?. De todos modos probablemente te convertirás en una cobaya; la inseminación artificial no está más que en estado experimental. Creo que no tienes ni idea de en la que te vas a meter.
-Estoy en la cuarentena, soy una mujer hecha y derecha. Va a ser lo más inportante que suceda en mi vida y, sobre todo, estoy completamente decidida. Saldré adelante. Si todo va bien y tu puedes con ello, me gustaría que volviéramos a vernos.
Si me quedase contigo, te estaría mintiendo todos los diías o terminaría engañándote, haciendo pasar por tuyo un hijo que no lo sería. Y desde luego no mereces eso
A partir de aquel momento no volvimos a pronunciar palabra. Ella no paró ni un momento de guardarsus cosas. Yo estaba como flotando sin entender nada , vacío de pensamiento.
Con la maleta a la puerta nos miramos por última vez.
Es mejor que no nos besemos –dijo , con la cara demacrada. No se lo que podría pasar.
“La verdad es que no se como pude seguir viviendo, escribiendo y hablando con otras personas, era como si estuviera muerto.Vivía de modo maquinal, realizaba todas las tareas necesarias,pero sin espíritu. Se lo había llevado ella.
Perdí diez kilos y todos los que me conocían me miraban con verdadera pena.
Tuve la suerte de conocer a Don Nicasio, en uno de mis paseos catárticos por el parque en el momento en que pensaba dejar nuestro piso. La relación con alguien que además de acompañarme necesitaba mi ayuda fue devolviéndome el sentido de la vida.
Por ejemplo, eso es lo que me pasa esta noche, son ya las cinco de la mañana,y estoy pensando c´´omo solucionaré el problema que tiene este buen hombre, para subir las escaleras, y acondicionar la vivienda para que esté más cómodo y caliente.
Lo primero tengo que hablarcon él, aunque ya se lo que me va a decir…que eso es un lío, que todo cuesta mucho dinero y que ahora no se puede hacer nada porque estamos en invierno.
Además de estas cosas no tengo ni idea…tendría que volver a ver a mis antígüos vecinos, entre ellos creo que hay un fontanero. A menos que no de el dinero….y haya que recurrir a estufas de butano. Es que el calentador del baño también está empezando a fallar y , para remate, que en pleno invierno nos tengamos que lavar con agua fría o calentando ollitas.…
Me va a sentar como una bala volver por aquellos territorios, para que se me reverdezcan todavía más las nostalgias y los recuerdos.
Dentro de la oscuridad helada de la habitación, debajo de tres mantas,tuve por primera vez en la noche, conciencia de que mis piés estaban todavía fríos. Esto constituyó otra ocasión para recordar tiempos mejores.
En aquel silencio de tinta china sólo se percibían dos sonidos: los ronquidos de Don Nicasio y el carro de la basura que se acercaba a nuestra puerta.
No había sacado el cubo de los desperdicios”.
Cuarta entrega
La mañana, como era de esperar empezó según la noche de un servidor.
Don Nicasio apareció envuelto en una manta a la cabecera de mi cama, y de manera simultánea el timbre de la puerta sonaba de modo estridente. Me dolía la cabeza como si me hubiera emborrachado con un vino peleón, la boca como el desierto de Namibia, los ojos inchados y un humor de perros porque lo único que quería era dormir.
-Fermín, que me estoy asustándo,¿Se encuentra mal, llamo al consultorio?. La que llama a la puerta es Ramona, que hoy es jueves, y no puedo bajar solo las escaleras .
-Roma no se construye en un día. –respondí tratando de comprender, me senté en el borde de la cama como un zombie –Salga al rellano de la escalera y grite: Ramona espere, que ahora le abrimos.
Mientras Don Nicasio cumplía fielmente mi petición, me eché la bata por los hombros y renqueando llegué al piso bajo.En efecto era Ramona.
-¡Por Dios, Don Fermín, que cara!. Disculpe, no quería decir eso. ¿Está enfermo?.
-Luego le cuento. Lo primero encienda la lumbre y prepare los desayunos, Haga el café cargadito y cuatro buenos trozos de pan tostado con ajo y aceite.
-Don Nicasio –voceé desde el piso bajo- . Subo a por usted, que nos vamos derechitos a la ducha.
-Me parece Fermín, que tiene planificado algo…Rstasdisposiciones apresuradas…Ande cuéntemelo.
-Se lo voy a contar por el camino. Es una salida de relaciones públicas.
Paseando hacia el otro extremo del barrio, traté de hacerle comprender que mis opiniones coincidían casi totalmente con las de su hermana Edelmira, la cual llevaba ya mandadas tres cartas insistiéndole en la necesidad de que hiciese alguna mejora en el  chalecito. La buena mujer , que económicamente estaba mejor que él,quería, incluso darle el dinero. La otra posibilidad que le ofrecía era irse ccon ella al pueblo, y, en cuanto a mi, una de dos, o me iba con ellos o me quedaba de guardés sin pagar ni una peseta de alquiler.
-Que se cree mi hermana que la voy a dejar que me gobierne y me controle. Es más buena que el pan candeal,pero aguantarla día a día…Eso su difunto Nemesio, que con ella terminó de ganar el cielo. Es que acaba metiéndose en los detalles más nimios de la propia existencia,desde si has comido un huevo a deshora,a si te has cambiado de calzoncillos; desde si has hablado con el vecino y de qué, hasta lo que estás pensando en cada momento.
Yo valoro muchísimo mi libertad, y prefiero pasar dificultades y estrecheces, antes que  aguantarla.
-Usted dirá lo que quiera,pero así no podemos seguir. Por hacerle caso hemos perdido un tiempo precioso y estamos en el principio de otro invierno, con el problema sin resolver.
El año pasado cogió dos catarros que le tuvieron cada uno diez días en cama. Y ¿qué quiere que le diga?...Hay cosas que a mi me superan.…Reflexione, sea razonable.
Çcualquier día se me cae bajando las escaleras, o le da un ataque de corazón subiéndolas.
-¡Que exagerado, Fermín! Un poquito de fatiga, un pequeño resbalón.
Lo primero es la libertad y morirse cuando Dios quiera. Ni al pueblo, ni a una residencia,que ahí son igual que mi hermana pero en equipo.- se iba alterando cadavez más, subía el tono de voz y la gesticulación-. Uno siempre ha tenido lo que hay que tener, ya me entiende, Fermín…un par de….un par de…un par de…
-Dadas sus características, Don Nicasio, está usted perdiendo dinero.
 El anciano,entonces, me miró sorprendido.
- ¿Sabe usted cuánto le pagarían en el circo, o los estudiosos de la Fisiología, por lucir esos tres pares?.¡Ha encontrado usted solito la solución pecuniaria! –terminé yo irónico,y con la paciencia deteriorada.
“En aquel cuarto piso de la plaza de Los olivos,habíamos sido muy felices. Se trataba de una plaza interior rodeada de bloques de viviendas, todas con el mismo tipo de construcción, en total seis bloques y en el centro seis olibos que se mantenían sanos aunque no se les dedicaba atención especial; pero, eso si, no se dejaba a los niños que treparan por ellos, ni les arrancaran hojas. Había una calleja, que permitía el paso de un coche, la cual daba acceso a otra calle más principal, pero no de mucho tránsito.
A aquella hora de la mañana, serían las once y media, los hombres estarían en sus ttrabajos y las mujeres en la compra”.
Al lado del portal número dos, divisé a un joven cuyo aspecto me resultaba familiar, aunque de pronto no le conocí. Estaba inclinado sobre lo que parecía un mueble, ocupado en no se sabe qué tarea.
-¡Santiago!- grité al reconocerle.
 Hacía dos años que no le veía y estaba hecho un hombre.Era el segundo hijo de los Fernández,del bajo A,  y hermano de Ruli.
 -Fermín, ¡Cuánto tiempo sin verle! – se acercaba a nosotros limpiándose las manos con un trapo arrugado que olía a barniz-.Para dentro de un ratito tiene aquí a mi madre. Como se vaya sin verla le va a dar un disgusto.
 -Tranquilo, hombre. Que vamos a estar un buen rato. ¿Conoces a Don Nicasio?.
- De verle por aquí por el pueblo. ¿Cómo le va la vida Don Nicasio?. Voy a sacarles unas sillas.
Realizada esta amable operación, continuó con su trabajo, sin dejar de hablar.
- - Me han encontrado a mi aquí de milagro, los profesores finalizan hoy los tres días de huelga, mañana volvemos a clase y estoy aprovechando para adecentar la cómoda de mi madre, que como era de su bisabuela no quiere deshacerse de ella. Cuentenme,qué les trae por aquí.
- - Estoy fascinado. Te recordaba como a un niño y me encuentro un hombre. Y además habilidoso para la coqueta de su madre.
- - Genio y figura…deformación  profesional. ¡Mire que le gustan los jueguecitos de palabras…! ¡Y conociendo a mi progenitora,que ni es cómoda, ni coqueta!.
- - Te está quedando muy bién.Nos trae por aquí un problema peliagudo, aunque mi compañero de hogar no quiere reconocerlo. Necesitamos un acondicionamiento de la casa por poco dinero. La subida y bajada de escaleras es una poesía épica,necesita mejor modo de calentar la casa y además nos está empezando a fallar el agua caliente del baño.
- - ¡Uf!¿ Y cómo han esperado al invierno?.
- - ¡Vaya lo calladito que está ahora Don Nicasio!. Las cosas han venido así y no vale lamentarse.
Se hizo un silencio. Santi superconcentrado en barnizar delicadamente los múltiples recovecos del mueble tan bien como si ese fuese su modo de vida. Yo triste, pero tan a gusto bajo aquel solecito y pensando en lo que un anticuario daría por una cómoda como aquella.Don Nicasio que me hablaba por la oreja izquierda.
- - Luego dicen de la juventud…Este muchacho trabaja como un profesional. Que tengo visto a mi amigo Cosme que ya falleció, pero que era un estupendo ebanista y lo hacía talmente así.
- - Ahí le tiene usted, con dieciséis añitos.
- - Diecisiete, camino de dieciocho .dijo Santi xaliendo de su mutismo.
Oímos una voz a nuestras espaldas:
- -Santi , ¿Tienes visita¿ ¿Puedo pasar al salón?.- Pasa tío, que a lo mejor tenemos clientes. –luego dirigiéndose a nosotros-. Este compi es Tuti. Es lo más en toda clase de artilugios,inventos e instalaciones.Claro que tiene a quién salir. ¡Coño. ¿Pero cómo no he caído antes?. El padre de Tuti es inventor, en el garaje tiene ahora un prototipo, en espera de comercialización que es justamente un ascensor individual de escaleras.
Mi compañero y yo nos miramos inquisitivamente. Luego él me dijo hablando bajito:
- ´çfermín, muy dispuestos si que parecen pero esto me creo que es fantasía. ¿Nos vamos a fiar?.
- - Espere, tienen buena escuela,son buenos muchachos, nada tontos,es decir más listos que los ratones “coloraos” .
Hubo que poner en antecedentes al recién llegado Tuti, que adoptaba posturas indicativas de sus profundas reflexiones y de una concentración mental nada común.
- -Las cosas hay que verlas sobre el terreno. ¿Cuántos tramos de escalera hay que rebasar?. ¿El pasamanos actual es firme?.
Don Nicasio y yo nos mirábamos dubitativos, como quien no tiene ni idea de lo que le están preguntando.
- -Mi padre – dijo Tuti – está ahora trabajando en el garaje. Vivimos aquí cerca. Como este señor a lo mejor está cansado de la caminata, les puedo acercar en mi coche.
- ¿Para qué quieres el móvil, Tuti?. Llama a tu padre, le pones al tanto de lo que necesitan y conciertas una entrevista. ¿Qué les parece?
- Nosotros nos mirábamos consultándonos.
- - Bien. A mi me parece bien – respondió el anciano.
- El famoso Tuti se alejó y los tres le veíamos hacer gestos expresivos, pero tranquilos, con la mano derecha, la cual se llevaba alguna vez a la cabeza, como sujetándose la frente. Otras veces escuchaba quieto, con la vista perdida en los terceros pisos.
Oimos un “clac”  cuando cerró el móvil y vimos que volvía tan tranquilo, como si la conversación no hubiera tenido nada que ver con nosotros. No nos dirigió la palabra hasta que no estuvo a nuestro lado.
- -Mi padre opina lo que yo, que hay que ver cómo está su casa y su barandilla. Que de todos modos hoy tiene el taller imposible para las visitas. Que el martes o el miércoles de la semana que viene,un poco antes de esta hora, a él le viene bien. Que si ustedes quieren, sin compromiso , ni desembolso, me pueden enseñar la escalera, la instalación del agua etc….
- Pues…¿Qué hacemos Fermín?
- - Hay que saber aprovechar las ocasiones. Pero este joven probablemente esté sujeto a horario escolar y el ir a su casa,, Don Nicasio, tendrá que ser por la tarde. ¿Estoy equivocado, Tuti?.
- - Ha dado Usted en el blanco. Mañana finaliza la huelga y tengo una recuperación de Mates. Puedo estar en su vivienda a las cuatro y media de la tarde. Va a ser una visita rápida.
- - De acuerdo. Ñdijeron los dos, tras consultarse con la mirada.
En ese momento, vió Fermín a Conchi, que venía de recoger a Ruli del colegio.
El niño llevaba en la mano derecha un paquete alargado del que se veían salir tres barras de pan. El chico le explicaba algo a su madre. Debía tratarse de la descripción de algo grande y dotado de movimiento mecánico a juzgar por los meneos que estaba sufriendo la bolsa del pan y por el resto de sus amplios gestos.
Conchi sonreía seráficamente sin quitarle los ojos al trajinado pan. Iba cargada con el peso de una compra monumental, pero su expresión no lo denotaba.
Fermín se levantó a toda prisa para ayudarla y a mitad del camino le interceptó Ruli para colgársele del cuello.
¡Que alegrón Fermín!. Ya creíamos que no te acordabas de nosotros. –dijo Conchi a la vez que soltaba los paquetes.
-Eso no, Conchi. Demasiado sabes por qué no vengo…
-Vamos a casa, tengo que hablar contigo.
Fermín se quedó intrigado a medias, porque adivinaba que con toda probabilidad, iba a saber algo de Isabel.
Tenía miedo , en cierto modo prefería volverse a casa de Don Nicasio, para poder continuar en aquel estado de letargo amoroso.
-Santi, -dijo Conchi- distrae a Ruli y a este Señor, tengo que consultar algo a Fermín.
En aquella casa todo estaba superlimpio, auque era pequeña y de muebles pasados de moda, se respiraba un ambiente acogedor. De la cocina venían aromas de buen caldo.
-Aquí en el sofá , estaremos más cómodos.
Lo que quiero evitar Fermín es que te enteres de qué es de Isabel el último, o con datos deformados.
Marisa, la hija de Pepe y Rosi, trabaja de auxiliar de enfermería en la Clínica Santo Rosario y así es como conoció a Isabel , en cuanto que la vió. Muy discretamente hizo que no sabía quién era. Fue la propia Isabel la que se dirigió a ella.
Está a punto de que le den el alta después del parto. Ha tenido un niño precioso y completamente sano. Ella está bien y muy contenta. Ha preguntado por todos, el primero por ti, pero Marisa no supo que decirle .
-Bien –dijo Fermín después de unos momentos en que el nudo de la garganta no le dejaba hablar- . Me alegro por ella y lo siento por mi. ¿Qué otra cosa puedo hacer?.
El que me necesita ahora es mi compañero de vivienda, que es por lo que he venido a veros y parece ser que la cosa marcha gracias a tu hijo Santiago. Es un muchacho estupendo.Me imagino que Luís sigue trabajando duro para sacaros adelante, ¡que los dos os conserveis mutuamente la salud!
-Ahora estoy pesarosa de habértelo dicho. Tienes mala cara.
Se dirigió a la cocina y en un momento volvió con dos tazas de caldo en una bandejita .
-Vamos fuera a llevarle a tu amigo otra taza.
Algo me reanimé con el sabroso bebedizo, del que Don Nicasio hablaba maravillas.
Mientras nos despedíamos yo languidecía por momentos y Conchi con mirada triste musitó:Mejor no te hubiera dicho nada…
La vuelta a casa fue algo atípica:Yo callado como un muerto, fuera del tiempo y del espacio, con un malestar indecible,sin lograr dar forma mental a ninguno de mis sentimientos.
Don Nicasio hablando por los codos de no sé qué cosas , de lo estupendo que era ser joven… de lo amables que eran mis amigos… de no sé qué historias de la guerra que les había contado a los chicos…
Cuando llegamos a casa todavía estaba Ramona.-Prepárele, por favor , la mesa al señor, sírvale la comida y váyase luego. Yo me voy derechito a la cama. Explíqueselo a Don Nicasio.
--Si da su permiso para que me quede a comer – me respondió Ramona-, yo me encargo del señor hasta que usted se levante. No tengo nada que hacer hasta las ocho de la tarde, que voy a limpiar unas oficinas. No me lo tiene que pagar, para mi es más bien un descanso.
-¡Es usted un ángel,Ramona!. Voy a poner el despertador a las seis de la tarde.
Quinta entrega
En el resto de esa tarde y la mañana siguiente, todo se redujo al cumplimiento de las rutinas necesarias. Sólo que yo parecía un monje de clausura, por lo silencioso, y mi compañero un Demóstenes de la tercera edad.
De vez en cuando, me miraba, movía la cabeza con pesar y repetía:
-No me diga nada, Fermín, no me diga nada… Ya se lo que le pasa . No me lo diga. No me lo diga…
¿y qué le iba a decir, si ni yo mismo sabía lo que me estaba pasando?
En los días siguientes llegué a la conclusión de que había estado dominado fundamentalmente por un sentimiento de humillación ante mi mismo. Y esto me desconcertaba, ya que nunca me había preocupado procrear.
La tarde del día siguiente, que era jueves, recibimos la visita de Tuti: Vestía unos pantalones gordísimos y anchos, una camiseta roja con motivos demoníacos, y una chupa a la cadera, claveteada de tachuelas de distintos colores. El pelo , no muy largo, lo llevaba recogido con un elástico negro,formándole una especie  de plumero. Por lo demás el muchacho se mantuvo dentro de la más estricta urbanidad y circunspección.El único signo de tensión fue que mordisqueaba el Boli, entre anotación y anotación.
Cerró la libreta, con un ruido seco, parecido al del móvil, con un impulso de la muñeca y guardó el bolígrafo en la espiral del cuaderno, que , a su vez, metió en un bolsillo interior de la chaqueta de cuero.
Nosotros esperábamos el dictamen.
-La cosa es más sencilla de lo que puedan imaginar: Como la cocina y el cuarto de baño están contígüos, y los calefactores serán dos y medio en la planta baja,no hay obra de albañilería, ni tampoco en el piso superior. La tubería de cobre procurarémos que no sea muy cantosa.La barandilla no puede estar en mejores condiciones porque es de manpostería, osea,, sin problemas de sujeción o desplazamiento.
Si les parece bien el martes a las diez de la mañana, mi padre estará encantado de atenderles. El les hablará del presupuesto.
-¿No quieres una cervecita con unas lonchitas de chorizo de mi pueblo? – le ofreció Don Nicasio obsequioso.
-No, muchísimas gracias, tengo que hacer otra visita. Buenas tardes.
-Adiós . Buenas tardes.respondimos nosotros.
Menos mal que a eso de las siete de la tarde apareció mi amigo Luis, acompañado de una antígüa colega de          la revista Voz del Pueblo, porque Don Nicasio, en cuanto se fue Tuti, no paró quieto,pensando dónde iban a ir los radiadores y la caldera. Quería que le subiese al otro piso para visualizar los emplazamientos de calefacción y medir lo que haría falta de tubos de cobre. Logicamente me negué.
Se estaba poniendo nerviosito de pensar ccuánto le iba a costar aquello. Ya se veía pidiendo un crédito al Banco. Estaba preparándole una tila cargadita cuando llegaron Luís y Manuela.
Los dos eran socialistas sin carnet, como un servidor. Habrían ingresado en el partido de no ser por su purismo. Tenían la teoría de que en los últimos tiempos había mucho carnet oportunista, norespaldado por una firme ideología.
Amanecer seguía existiendo, no se sabía cómo, aunque tenía a sus espaldas una buena tradición aperturista.
En resumen, cada uno de ellos me traía una noticia,a cual mmás dudosa, según mi opinión.
Primero las damas: Que Rebolledo, el redactor Jefe de La Voz del Pueblo, estaba interesado en incluirme en su plantilla y me ofrecía una jugosa jubilación
Por parte de Luís: Que Garmendia, Director de Amanecer, me reclamaba con prisas,para confeccionar una serie de veinte capítulos,en la que se describiría la trayectoria izquierdista de la novela española, desde los últimos años del franquismo, hasta ese momento. También con promesa de llegar a cobrar una  jubilación.
-¿Y puede saberse qué mosca les ha picado a esos dos? –pregunté,algo excitado,porque mi humor en aquellos momentos no estaba para zarandajas- . Por esos territorios se está cociendo algo y no tengo ni idea de qué. ¿Alguna sugerencia?.
Los dos se miraron dudosos.
-Se lo decimos?-dijo Manuela.
-¿Hay secretos de Estado por medio, o qué?. –dije.
-Están los partidos a ver quién se lleva más parte del pastel. –intervino Luís-. Tebolledo, ya sabes para donde tira y ahora quiere darle al conservadurismo una pátina socialistoide. Los primeros demócratas del país.
-¿Y Garmendia? –dije.
-Pués Garmendia…está atrapado entre una socialdemocracia edulcorada y la necesidad de volver al ideario antígüo, se trata de arrastrar de nuevo a los desanimados.
-Hace menos de quince días que estuve con Garmendia, recordándole mi antigüedad. Porque aunque sólo ocasionalmente me ha tenido a tiempo completo, casi siempre desde el año 1965  me ha tenido como fijo discontinuo. No me pagaba mal…pero no me explico estas prisas por favorecerme……
Con Rebolledo no quiero nada. Lo que no se, Manuela, es qué haces tu ahí.
-Malvivir y cabrearme. Lo que más me ayuda son los años de colegio de monjas. Menos mal que mi pareja tiene buenos ingresos.
-¡Pués hija, emancípate! –le respondí-. O ¿todavía no te has enterado de eso de la liberación de la mujer?.
Te vas a casita, atiendes a la familia y te pasas a Amanecer, osea, como yo: profesional libre.
En este punto, de las risas, Don Nicasio quería que le contásemos el chiste.
Estuvimos un buen rato arreglando el mundo y el país.  Se despidieron tan afectuosos como siempre deseándome suerte para cuando me entrevistase con Garmendia y recomendándome encarecidamente que me comprase un móvil.
No voy a aburrir al lector con las nimiedades sucedidas hasta el momento de conciliar el sueño.
No se si fue agotamiento o calma chicha, me quedé dormido sin sentir.
El padre de Tuti nos esperaba a la hora convenida y se llamaba Antonio.
Era un hombre de unos cincuenta años, fuerte y de facciones agradables, con el pelo muy corto, seguramente por higiene y para disimular las abundantes canas.
Su señora , que nos acompañó al garaje, lo primero que nos preguntó fue si queríamos desayunar. Era una mujer bajita y dinámica,vestida con gran pulcritud.
Hechas las presentaciones y algunas frases corteses, Antonio pasó directamente al asunto que nos había llevado a verle.
-Yo procuro tener todo esto bien limpio, pero tengan cuidado porque muchas cosas están manchadas de grasa.
Les voy a enseñar el prototipo de mi invención,es manual, lo realicé para un señor riquísimo que vivía en un chalet en Somosaguas, el pobre no lo pudo estrenar, le dio un infarto cuando estaba sólo en casa.
Para su tranquilidad, Don Nicasio, no le voy a cobrar más que la instalación, que , por lo que me ha dicho el chico, va a ser bien sencilla.
El artilugio estaba suspendido sobre una barandilla cilíndrica sujeta a la pared.
-Acérquense. Esto no es más que la mitad, luego les enseño el resto. El conjunto sube dos tramos dispuestos exactamente como los de su casa.  Imagínense que su barandilla de mampostería es la pared, el tubo de acero, por el que se desplaza la silla,irá empotrado con garfios en su pasamanos. Hay que rectificar la longituf de los tramos y el codo que permitirá pasar de un tramo a otro.
-No se si lo entiendo –dijo Don Nicasio- , ¿Quiere decir que me monto en el piso bajo y aparezco en el otro piso, doblando el rellano?.
-Exactamente eso, caballero.
-No me lo puedo creer.Esto debe valer una millonada, y usted …¿me va a cobrar sólo la instalación?.
Si señor. Ha tenido la suerte de que en su escalera se puede adaptar fácilmente. El prototipo ha estado cinco años esperando que le pudiera interesar a alguien y luego se quedó anticuado, ya que es de tracción mecánica manual y la gente ya los quiere eléctricos o electrónicos.
Además, en su momento, como ya estaba cerrado el trato, la familia del difunto me pagó el importe de los materiales . Aproximadamente el treinta por ciento del total.
Disculpen un momennto…
Con rapidez se dirigió  hacia un armario adosado a la pared de enfrentte y volvió con un par de sillas plegables.
-Pongansé cómodos. Como les decía…y que de vez en cuando hay que hacer una buena obra, más todavía siendo vecinos.
-Pero si es manual…Va a ser Fermín el que hará todo el esfuerzo… Estoy tan sorprendido que se me olvida darle las gracias.- dijo Don Nicasio.
-De eso no se preocupe, ya verá como no es para tanto, -le respondí.o…
-Así es. El mecanismo interior ya lo utilizó Leonardo da Vinci. Este mismo no, como pueden compprender…Es un sistema de ruedas dentadas de diferentes tamaños, la manivela podría accionarla un niño. ¿Quiere que lo probemos?.
Don Nicasio me miró inquisitivo con algo de miedo en los ojos.
Antonio se fue hacia el aparato y abatió el sillín del ascensor con un clack, luego lo giró ciento ochenta grados.
-Así debe estar para montarse. Acérquese Don Nicasio y no tenga miedo.Es segurísimo . ¿Ve? – dijo,sentándose él,luego tiró  de una correa ancha y se la cruzó sobre el pecho,enganchándola al asiento. Otro clack.- . Venga aquí Don Fermín, gire el asiento en la dirección de la subida y luego gire la manivela hasta el tope.
Fermín siguió sus indicaciones. Comenzaron a oirse los engranajes y la espalda de Antonio se alejaba con ritmo constante, sin brusquedades, ni velocidad inadecuada.
La silla llegó al fin del trayecto y oímos la voz del pasajero: Ahora pulse el botón central de la manivela.
En breve tiempo vimos acercarse la espalda de Antonio a la misma velocidad que en la subida.
-Ahora usted Don Nicasio, es mejor bajar de espaldas, se evita el posible vértigo.
Disculpenme otro momento – dijo acercándose a la pared del armario. Allí descolgó una especie de vocinilla y pulsó un interruptor.
-Por favor, Sara, trae a estos señores algo para picar y una botellita de vino del nbuestro.
Es por si siente algún desfallecimiento –comentó volviéndose a nosotros, después de pulsar de nuevo el interruptor.
A Don Nicasio le gustó la experiencia.
Mientras dábamos cuenta del jamoncito y unos chatos de vino de Cadarso de los Vidrios , seguimos hablando de aquel ingenioso aparato y de otros detalles del presupuesto.
-El único inconveniente es, Don Fermín , que cuando el asiento llega al rellano, para hacer el giro, hay que ayudarle, pero no supone esfuerzo.
Le proporciono el albalñil, para el recibido de los garfios a la estructura de soporte, o sea la pared de manpostería donde va el pasamanos. La caldera y los radiadores, son eficaces pero de segunda mano. Para estos empleos siempre es bueno tener amigos que conocen ciertas oportunidades para , satisfaciendo al cliente, abaratarle el producto.
-¿Y el total de todo a cuanto va a ascender?. –pregunté, viendo que con la mejor voluntad, Antonio se perdía en explicaciones, aunque eran necesarias.
-Entre 2.500
Y 3.000 euros. Como mucho.
-Nos tiene usted admirados, Antonio, para fabricar un ascensor como este hay que tener grandes conocimientos de Física. ¿Se dedica a esto como profesión o como hobby?.
-Mis ingresos principales vienen de la enseñanza, soy profesor titular de Física y Matemáticas en Formación Profesional. Esto otro es una afición que llevo metida en la sangre. Me da satisfacciones,quebraderos de cabeza y de vez en cuando algo de dinero. No sabría vivir sin mis inventos.
Casi era la hora de comer y, aunque nos invitaron a quedarnos, declinamos el ofrecimiento alegando que teníamos la comida hecha , cosa que no era cierta.
La vuelta a casa fue annimada, sobre todo para mi compañero, que estaba como si le hubiera tocado la lotería.
Sexta entrega
Los días de una semana, transcurrieron uno a uno, lánguidos y monótonos.Mi espíritu se hallaba en estado de anestesia provisional, en espera de acontecimientos cuyo efecto , no me atrevía a imaginar.
El asunto de Amanecer, fue mejor de lo que esperaba. Aunque seguía sin entender, si los motivos de este cambio positivo, obedecían a la política o a la simpatía personal.
Fuese como fuese, Garmendia me aseguró que se me reconocía la base de cotización a la Seguridad Social, como si hubiera sido trabajador de plantilla desde el año 1965. Con la originalidad, de que en vez de prestar servicio en las oficinas de Amanecer, quedaba sujeto a terminar en plazo, el trabajo encomendado. 
Esto quería decir,que durante unos poquitos meses  estaría cargadito de trabajo, y luego ya veríamos si tenían un poco de consideración en sus premuras.
Garmendia, no puso muy vuena cara, cuando le comenté que no tenía máquina de escribir.Me miró exactamente como se mira a un pez exótico en un zoológico. La boca se le había quedado ligeramente abierta, la cerró de pronto y expulsó con fuerza aire por las ventanas de la nariz.
Pensé por un instante, que si le arrimaba un mechero, aqellas negras hoquedades se iluminarían con un surtidor  de fuego.
-¿Sabrás escribir a máquina…?. ¿O tampoco?.
-Si que se, si.
-¿Te atreves con el ordenador?.
Creo que el ordenador se atrevería conmigo… Es más complicación y pérdida de tiempo para darle brillo al asunto. A lo mejor, cuando terminemos esto, y si hay un huequecito.
-Pués venga.Mañana mismo te llevamos una en buen estado, con bastantes cintas y abundante papel.
-Lo principal es que las cintas no estén secas -comenté.
--Para eso tenemos a Guillermo, que se las lleva a su casa y les hace un tratamiento especial con vapor de agua. Con la informática se  nos ha quedado en el almacén una caja tremenda de cintas. A ver si puedes con ellas.
Ese mismo día por la tarde apareció Tuti, con la misión de preguntarnos si nos parecía bien comenzar el lunes de la semana siguiente.
-No tienen que preocuparse de nada.La instalación la van a llevar a cabo unos amigos míos, bajo mi asesoramiento. Cuando les vean van a pensar que no tienen experiencia, porque son de mi edad. Pero son muy competentes y limpios. Van a quedar ustedes muy contentos.
Lo que pasa es que sólo podemos venir de 3 y media a siete de la tarde. En cuatro días o cinco estará todo a su gusto. Es por los estudios,si no  terminaríamos dos días antes.
-No hay inconveniente. ¿Verdad Fermín?.
-Al que le tiene que parecer bien es a usted, Don Nicasio….
A la mañana siguiente, empecé mi tarea de lectura y documentación del montón de libros y revistas que me habían proporcionado, además tendría que leer por lo menos diez novelas de ese periodo. Mi habitación parecía una librería de viejo, usaba las sillas del resto de la casa para organizarme el trabajo.
Menos mal que un servidor tiene tendencia a trasnochar. Lo que más me preocupaba, no era la obrita de la casa, sino descuidar a Don Nicasio.Tuvo que empezar a salir al paseo solo y el resto del día entretenerse con la radio y la televisión.
Le pusimos a Edelmira una conferencia y no hubo modo de convencerla para que no viniese. Menos mal que su llegada sería cuando todo estuviese termminado. Por otra parte, pensaba yo, a mi no me iba a venir nada mal que le hiciese compañía a su hermano.
El lunes , así como el resto de los días hasta que dejaron todo perfecto, anduve un poco desquiciado, ya que teníamos que comer antes de lo habitual y yo estaba liadísimo con la lectura. Todo el tiempo que le dedicaba me parecía poco. Lo único bueno era que había parado de rumiar sobre Isabel y mi destino.
De la parte de la albañilería aparecieron los primeros , un chico y una chica. Si me hubieran dicho que se dedicaban al circo me habría parecido más probable. Don Nicasio se quedó pasmado, tan sólo llevaba la mirada de la parejita de obreros a mis ojos, esperando cuál sería mi respuesta.
El muchacho era alto yy delgado,rubio, con el pelo cortado a dos niveles, de manera que casi no le quedaba pelo de tras de las orejas, mientras que en la parte superior de la cabeza el pelo era abundante y crespo. En la parte de la nuca terminaba con una prolongación cada vez más fina hasta media espalda.
Se cubría con un capote del ejército por debajo de la rodilla y botazas con evillas y caña alta.
Luego resultó que debajo llevaba la ropa de faena blanquísima.
La jovencita tenía unos ojos verdes preciosos,Su cabeza y rostro eran el mismísimo arcoiris:Pelo y cejas negrísimos en media melena, con dos mechas rojas en el centro. Llevaba tres pearsings amarillos en una de las orejas y los labios color lila.
Adeiviné que la ropa de trabajo era blanca, por los pantalones que sobresalían por debajo de un tres cuartos sintético de tono morado de semana santa. Calzaba zapatillas de deporte blancas.
Cada uno de ellos cargaba a la espalda una mochila  como para subir a la sierra. Deduje que allí transportaban los utensilios y materiales necesarios.
De cualquier manera, todo ese despliegue ornamental, no les impidió saludarnos con sonrisas de oreja a oreja y un desenfadado: ¡Hola!.
-Si no es indiscreción –dijo Don Nicasio- . ¿Cuáles son sus nombres de ustedes?.(Sin duda esperaba que fueran acordes con la apariencia).
Contestó la joven: Pablo y Lola.
Luego se dirigió a nosotros el joven:-Los dos primeros días vamos a meter mucho ruido, hay que abrir en la barandilla unos cuantos boquetes. A partir de ahí seremos silenciosos.
-¿Y vosotros estais seguros de lo que vais a hacer?.
-Esté tranquilo –dijo Pablo-. Hemos aprendido el oficio de nuestro padre, en mi caso, y de mi tío en el caso de Lola. Hemos hecho ya cosas más difíciles , como alicatar y poner suelos. Mi prima en alicatar es una verdadera maestra.
-Nos han salido los dientes  entre el yeso y ladrillos. Cuando mi padre hizo reforma en nuestra casa , yo tenía mueve años y era su aprendiza.
-¿Y vuestra familia qué dice de vuestro estilo de vestir?.
Se miraron con complicidad y se echaron a reir.
-Nos dejan por imposibles, -respondió Lola- .Como vamos bien en el Instituto y ven que nos gusta trabajar…
Sonó el timbre de la puerta. Fui a abrir en la creencia de que el resto de la pandilla sería otro carnaval, pero me equivoqué.
Apiñados en la entrada había otros seis, dos jovencitas y cuatro chicos,entre ellos Tuti.-Buenas tardes –dijeron todos a coro.
Las indumentas de los recién llegados, eran similares:Abrigos o chaquetones hasta la rodilla,en colores diversos. Algunos con bufanda y gorro de lana.Todos con vaqueros azules y zapatillas de deporte.
En la calle, por delante del pequeño jardín, se acercaba un vehículo al que le sonaban todas sus piezas, o lo que transportaba.
-Ya está aquíPistones. –comentó Tuti, con el beneplácito de la sonrisa de los presentes, menos Don Nicasio y yo-  Es nuestro transportista, es un milagro que su furgoneta se mueva, y , sin embargo no ha fallado nunca. Trae la caldera, los radiadores, los tubos de cobre y parte de la estructura de la escalera.
-ya…ya…-respondimos nosotros.
En diez minutos invadieron el hall con um montón de bártulos, le preguntaron a Don Nicasio dónde ponían los abrigos y de inmediato iniciaron una actividad febril tomando medidas y cambiando impresiones.
-¿Os molesta que os vea trabajar? –les preguntó mi compañero.
Se oyó luego una sucesión de noes escalonados y , por último Tuti hizo saber al dueñño de la casa que iban a empezar los golpes, que a lo peor le molestaban y que se iba a aburrir.
-Son peores los programmas que ponen en televisión- respondió el septuagenario.
-Don Nicasio, -dije yo- me subo a mi habitación , si soy necesario para algo o van a entrar en mi cuarto, avíseme .
Don Nicasio se lo pasó estupendamente, la juventud aquella era educada y alegre. No faltó el ofrecimiento de bocatas de chorizo o lomo, pero todos se habían llevado merienda.
A las siete habían preparado la mitad de la escalera para recibir los anclajes al día siguiente y colocaron los tubos de cobre de toda la calefacción, sin conectar nada aún.
Lo dejaron todo limpio y los trastos dónde no molestasen.
Los chicos se despedían con una sonrisa y ellas con un beso a su patrón , el cual tenía la misma expresión que si fueran sus nietos.
Séptima entrega
No terminó todo hasta el sábado por la mañana. Mi anciano amigo estuvo exultante toda la semana , en los ratos en que nos veíamos no hablaba nada m´ás que alabanzas de sus obreritos.
La verdad, por lo que pude observar,era que estaban preparadísimos. Tuti resultó ser un organizador nato al que todos respetaban por sus conocimientos. Lo más difícil fue marcar sobre la escalera los puntos de anclaje. Entre cuatro chicos sostuvieron la estructura, sin moverla del lugar que le correspondía y Tuti ponía las marcas con absoluta precisión, como quedó demostrado mmás adelante, cuando hubieron de ir uniéndose las piezas correspondientes a los escalones y el rellano.
Nos enseñaron el manejo de la caldera y la calefacción y , por último, Don Nicasio hizo su elevación triunfal a la zona noble con toda suavidad y rodeado de aplausos . También comprobamos que yo sabía el modo de utilización.
Y entonces mi compañero tiró la casa por la ventana con una invitación de queso,chacina y vino o cerveza a elegir, pero los jóvenes eran muy comedidos y sólo se tomaron medio vaso de vino , eso si, haciendo vuenísimo aprecio de las suculencias antes mencionadas.
No sabíamos con exactitud cuándo llegaría Edelmira. La esperábamos el domingo y llegó el lunes a eso de las diez de la mañana .
Había cogido un taxi desde la estación de autobuses, sonó el timbre de la puerta y en cuanto que abrí, no paró de hablar.
A Don Nicasio se le alegró la mirada al ver que tan sólo traía una maleta pequeña y a mi me pasó todo lo contrario.
-Ha sido un viaje largo y accidentado –decía nerviosa-. Dame un par de besos y abrazos, hermano querido. El coche de línea ha salido con media hora de retraso, la entrada a Madrid ha sido lenta…lenta… Luego no encontraban mi maleta al llegar y menos mal que la señora a quien se la habían dado equivocada, se dio cuenta y no la agarró y se fue con ella. El taxista no encontraba este barrio, ni la calle, menos mal que a tenido la delicadeza de parar el taxímetro al sentirse despistado.
-Fermín, por favor, dele un vasito de agua, para que se tranquilice. ¿O te apetece mejor una tila con galletas?
-De momento el agua –dijo ella-, No he desayunado y acepto  lo segundo, pero ya me lo preparo yo misma, Fermín.
A mi, pasado un rato, me pareció lo mejor dejarles solos y que Edelmira organizase lo que hubiera que organizar. Un servidor llevaba toda la semana sin salir a pasear, digamos que estaba estresado … y vi el cielo abierto,me abrigué bien y me despedí sin más explicaciones.
Tuve suerte porque en todo el camino hasta llegar a la zona de vegetación , no me encontré con nadie.
El día era frío, pero magnífico. Al sol se estaba muy requetebién, como ratificaban los grupos de ancianos y mamás con bebés. La luz aumentaba el tono de los verdes, a pesar de ser invierno y , en general, se respiraba allí un ambiente suspendido en el tiempo, sin ajetreos ni aglomeración: cerca de los árboles había un par de mesas que tenían incrustados sendos tableros de ajedrez.Dos jubilados, mientras charlaban, iban colocando las fichas de las damas sobre la mesa. Un poco más a la derecha había tres bancos ocupados por unas mujeres jóvenes con cochecitos de niño que estaban hablando animadamente. Observé como una de ellas sacaba un termo con tazas y cada una de las otras iban desenvolviendo los paquetitos, que , sin duda, contenían churros ,croisanes o bollos para desayunar. Al pasar saludé a todos y ellas con gracia me invitaron a compartir el café y los dulces. Decliné con una sonrisa su ofrecimiento, de buena gana me habría quedado, pero no quise entrometerme en lo que, sin duda, se convertiría en la ocasión para ponerse al día de toda clase de sucesos ciudadános y familiares.
Llegué al final de tan bello lugar, calculando que había andado un par de kilómetros, e inicié mi vuelta a casa. Me desvié hacia un camino más ancho que me conduciría a la salida más próxima a mi vivienda. No habrían pasado diéz minutos cuando vi que de frente a mi se acercaba una madre empujando el cochecito y,entonces,de nuevo, “el fantásma de Isabel llenó toda la realidad circundante. Se acercaba con rapidez, incluso me pareció que me hacía alguna seña. Mi corazón empezó a latir demasiado deprisa,la vista se me nublaba por momentos y un miedo cerval comenzó a manifestárseme en forma de temblor interior.
La visión estaba muy cérca de mi y hablaba:
- Fermín,¿es que no me conoces?. ¿Tanto he cambiado?.
- - Discúlpene señora, me encuentro mal. He de regresar de inmediato a mi casa.
Se trataba de una huída en toda regla. A duras penas podía mantener la línea recta bajo mis vacilantes pasos.
No recuerdo nada más”.
Según supe luego, Isabel, primero, se quedó muda, desconcertada por mi reacción, tan sólo musitaba quedamente: “Fermín, Fermín, ¿Qué te está pasando, qué te está pasando…?.
Al ver que me alejaba resuelto pero inestable en mi modo de andar, decidió seguirme unos cuantos metros.
Sin embargo, ni por un momento pensó que aquel desplante fuera una argucia mía para vengarme por su abandono. “Y realmente tengo que decir que en mi pecho en aquellos momentos no había el menor resquemor.Obnubilado, pensaba y sentía que aquello era una jugarreta de algún poder endiablado, lo más parecido a un maleficio”.
 Ella, en silencio, pero muy pendiente de mi, me siguió hasta casa.
“No se ni cómo pude meter la llave en la cerradura y como un autómata enfilé rectito a la escalera, para buscar refugio en mi habitación. Allí me senté ,con abrigo y todo, en una descalzadora, con la vista perdida entre un almanaque y la lamparita de la mesilla.
El sol, aunque yo permanecía ignorante de ello, ironicamente llenaba la habitación de luz y alegría”.
Debí permanecer un buen rato completamente idiotizado, el tiempo suficiente para que Isabel sorprendiera a Don Nicasio y Edelmira con la llamada del timbre.
Aquí se sucedieron las explicaciones entre los tres, porque los dos hermanos, distraídos con la Televisión no se dieron cuenta de mi regreso.
Vista la situación Isabel quedó abajo cambiando y dando de mamar al niño y mis dos amigos , el uno subido en el artefacto, y la otra por la escalera, se presentaron en mi dormitorio a ver qué era lo que me estaba pasando.
Como efectivamente yo no daba pié con bola, Edelmira bajó a llamar al mmédico mientras, Don Nicasio intentaba comunicarse conmigo en el tono más amable de su repertorio.
El médico llegó al cabo de media hora,es decir, con rapidez,me observó, dijo que tenía las pupilas dilatadas, que le contaran si era bebedor y que tipo de vida llevaba.En esta ocasión Edelmira demostró su sentido común diciéndole al galeno que había sufrido un choc emocional.
Al doctor no le gustó mucho que aquella señora entradita en años hablara sin que él le hubiera preguntado acerca de ese pormenor, pero recapacitó y les hizo una receta de un ansiolítico. Que me lo dieran lo antes posible, que me metieran en la cama y durmiera hasta que me despertase por mi mismo.
De momento me dejaron tal como estaba bajo la vigilancia de mi amigo, Edelmira se quedó al cuidado del niño e Isabel salió corriendo a la farmacia.
De vuelta en pocos minutos, montaron a Don Nicasio en el ascensor, dejándole a él esta vez cuidando el sueño del bebé mientras las dos mujeres me metían en la cama y me daban la medicina.
Isabel tuvo que volver a su casa para poder atender debidamente a la criaturita, con la promesa de volver a la mañana siguiente y pasar con nosotros todo el día.
Dormí de un tirón desde la una de ese mediodía hasta las once de la mañana del día siguiente.
Octava entrega
Varias veces a lo largo de la mañana, entre sueños, tuve la sensación de que la puerta se abría y volvía a cerrarse sola, pero yo seguía flotando en una agradable duermevela.Alrededor de las doce  de nuevo el imperceptible ruido de la puerta, acompañado de murmullos hizo que abriera los ojos. A la vez entraron en la alcoba Edelmira y Don Nicasio haciendo gestos de congratulación y felicitándome por mi buen dormir y mejor despertar.
- Esto va bien –conjeturó Don Nicasio sentándose a los pies de la cama-, se le nota en la mirada, ¿Verdad, hermana?.
- - Si. Tiene un aspecto muy distinto del de ayer.
- - Gracias por sus desvelos, queridos amigos. – respondí con voz algo quebrada- Si no hubiera sido por Uds.que me han atendido, qué habría sido de mi…
- - Bueno…bueno…eso no tiene importancia y lo hemos hecho con mucho gusto –corearon.
- A mi me ha quedado muy claro –dijo Don Nicasio- que no hay cuerpo ni cerebro capaz de resistir varias semanas a quince horas de trabajo intelectual. Ese jefe tiránico de Amanecer le impone, y Vd. Fermín lo acepta voluntariamente, un ritmo de productividad inhumano. Sobre esto, creo yo, debe Vd. Reflexionar…y hacérselo notar, está poniendo en peligro su salud.
- Yo estaba callado, tratando de centrar mis pensamientos y tomando conciencia lentamente de a que marchas forzadas había vivido las últimas semanas.
- - No es bueno que el hombre esté solo –argumentaba mi amigo-. Fermín , lo que Vd. Necesita es alguien que le quiera, le cuide y le comprenda, y más bien, todo eso lo hace Vd .para mi, Fermín. Y estoy pesaroso de ser una carga para un amigo al que estimo tanto.
- - Pero…Don Nicasio, si Vd. Para mi no es una carga, sino un compañero.
- - Bueno, ya está bien de presentaros vuestras buenas intenciones –intervino Edelmira- ahora lo que hay que hacer es comer, y antes de eso, bajar la escalera y ducharse, Fermín, así que fuera de esa cama y póngase la bata. Le voy a demostrar lo bien que manipulo el ascensor.Primero Fermín, no me atrevo a que se baje solo de la silla.
- Todo se hizo como Edelmira sugería y me acompañó hasta el baño. Ya me sentía más seguro. Me pareció que había alguien en el salón, incluso percibí una especie de gorgoteos, pero cuando intenté averiguar de dónde procedían, la pareja de hermannos se miraron con complicidad y con cara de alegría.
- - Nada…nada…, a la ducha y luego hablaremos…
- “Mientras me secaba creí oir la voz de otra mujer. Pensé que era alguna vecina, pero a la vez se me representó la alucinación del parque y ahora iba despertando a la realidad con la intuición de que de verdad había tenido a Isabel frente a mi y había pasado de largo. Otras sensaciones llenaron mi recuerdo, como el cochecito y ahora aquellos gorgoteos provenientes del salón, la cara feliz de mis amigos… De pronto la idéa de verla de nuevo y conocer al niño, ,me pareció posible. Mi mente aún se movía entre la duda y el deseo, en una línea finísima del pensamiento, entre lo consciente y lo inconsciente”.
- Puse la mano en el picaporte  de la puerta del baño y salí.
- Justo  en ese momento la imagen de Isabel entraba en la cocina dándome la espalda. Me quedé un poco aturdido y cuando desapareció llamé:
- - ¡Don Nicasio, venga un momento, por favor!.
- Al instante lo tenía delante de mi, procedente del salón.
- - ¡Otra vez, la he visto otra vez!. –le susurré nervioso-¿Qué está sucediéndome?.
- Él me miraba risueño y me agarraba amistosamente del brazo:
- - Ande Fermín, vamos un momentín arriba que ya le voy a explicar… ¿Se acuerda bien de cómo reenviarme al otro piso?.
- -Sí, sí. Claro que sí.
- Mientras yo me vestía, el anciano comenzó a hablarme así:
- - Le voy a ser sincero, Fermín.
- Efectivamente  Isabel fue ayer al parque buscándole. Esa mujer sigue enamorada de Vd..A la gran alegría que le proporciona la maternidad, quisiera ella añadir la felicidad del reencuentro, y, aunque no lo dice claramente, de que su compañero de siempre la acoja de nuevo en su corazón.
- - Pero…- contesté débilmente- . Es que … en mi corazón y en mi cerebro tengo una verdadera tormenta  de contradicciones.
- El principal obstáculo es una mezcla de complejo de inferioridad, o, llamémosle pundonor, también una especie de actitud de reproche hacia ella, porque no se avino a que yo fuese el padre y ha preferido tener un hijo vaya Vd. A saber por qué sistema, y eso me amarga lo que antes sentía.…
- - Y yo le digo, Fermín. ¿No se está precipitando?. No sería más prudente y, quizás, más beneficioso para ambos, que la escuchase, que ella le explicase el modo en que ha llevado a cabo su deseo?.
- Mire…, Fermín.Xi Vd. No estuviera perdidamente enamorado de Isabel, su reacción ayer hubiera sido otra. Con seguridad, habría hablado con ella, aunque hubiese sido para reprocharle su conducta y rechazarla. Probablemente se habría dado ese gustazo. ¿Comprende?.
- Ahora va Vd. A Bjar, comeremos y tendrá ocasión de sopesar en su ánimo sus propios sentimientos, que a fin de cuentas son la base mejor para lo que venga luego: Lo que ella tenga que decirrle.
- Y le voy a decir más: Si ella no sintiera un verdadero amor por Vd. , una vez cumplidas sus aspiraciones, no se habría arriesgado a venir hasta aquí para recibir con toda probabilidad una repulsa . Ella no depende económicamente de Vd. Y, por lo tanto no debe pensar que a Isabel la guían intereses distintos de los puramente afectivos.
- Yo me quedé mirando a Don Nicasio en actitud suspensa, como preguntándome si no llevaría razón y admirado a la vez de no haberle oído nunca pronunciar frases tan largas y bién argumentadas.
- - Dese prisa… que de un momento a otro vamos a oír a mi hermana –vaticinó Don Nicasio.
- Estábamos en el rellano accionando el mecanismo maravilloso, cuando Edelmira asomó la cabeza por la puerta de la cocina:- Me gustaría saber por qué nos haceis esperar tanto.Hace veinte minutos que está todo dispuesto.
- “Yo bajaba la escalera invadido por un sentimiento de temor.No tenía la menor idea de cuál sería mi reacción. Si hubiera tenido que calificar mi estado de ánimo en otra persona, lo habría llamado inestable. Además no me había tomado la medicación.
- Cómo describir una situación en la que no ocurre nada aparente y durante la cual dos personas sienten de todo por dentro. Si hubiésemos estado solos tampoco se lo que habría sucedido”.
- Lo que ocurrió de verdad fue plenamente rutinario:
- ¿Hola , Isabel, cómo estás?.
- -Bien y tu, estás ya mejor?.
- Durante la comida los cuatro hablamos poco , del tiempo  o de si queríamos de esto o de aquello que nos ofrecía Edelmira.
- “Y lo siguiente que recuerdo es estar en el salón, los dos frente a frente y a unos metros la presencia inaudible de un ser pequeño y desconocido para mi. Fué aquella una ocasión rara, que apenas puedo describir: Lo lógico hubiera sido que la mirada vacilante, huidiza y humillada hubiera sido la de ella. Pero no sucedía así. Era yo quien mantenía mis ojos en el suelo delante de mi, como esperando algo.
- Mi espíritu parecía estar recubierto de una cáscara de grosor indeterminado que me mantenía ajeno a lo que realmente quería hacer que era abrazarla y pedirle que nunca más saliera de mi vida. Pero a la vez, aquel duro recubrimiento del alma me decía que no había sido yo quien había provocado la base de esa situación y que nunca  anteriormente se me podría haber acusado de machista.
- Mientras tanto yo intuía los ojos de Isabel fijos en cada parte de mi persona, invadida por una mezcla de tensión y conmiseración por los dos”.- ¿Dónde vives ahora, Isabel?. ¿Tienes quien te ayude?. Cuándo vuelves al trabajo, cómo te apañarás entonces?. – pregunté sorprendido por la seguridad de mi voz.
- - Todo este tiempo he vivido con una tía soltera, pero ella es de la antígüa escuela y me ha tenido y me tiene acribillada a comentarios sobre Dios, la moral y la decencia, de modo que lo que me hace es la Caridad con recogerme y que no esté tirada por las calles. Me da pena de ella porque no tiene a nadie más que a mi, pero no puedo seguir allí, en esa atmósfera opresiva y tampoco quiero eso para mi hijo. Voy a alquilar un apartamento chiquitín, hay una amiga , la secretaria del Dr. Alcañiz, que me está tramitando plaza en una guardería de la Comunidad Autónoma.Tengo dos paradas de metro desde el piso a la guardería y el trabajo a otro tanto.Serán un par de años duros, pero lo puedo hacer.
- -Y ¿ Ahora eres más feliz que antes? – inquirí mirándola a los ojos, de modo instintivo.
- Ante mi vi un rostro iluminado por la alegría.
- -Es distinto de lo que se siente por un hombre como tu.Yo se lo bueno y generoso que eres, nunca lo he olvidado aunque no era sólo eso lo que hacía estupenda la vida contigo.Pero este niño, aunque no sea tuyo, me colma el corazón.Espera a que se despierte y lo entenderás.
- -¿Te puedo preguntar quién es el padre?.
- —Desconozco su nombre , no he tenido con él más que una relación aséptica con sus espermatozoides.
-
Mira, las cosas no suceden siempre como queremos. El primer bebé probeta español nació en Barcelona en el año 85, te digo esto para que te hagas una idea de que se trata de un equipo de ginecólogos con experiencia.Ya en la primera consulta les dije mi intención de que tu fueras el padre biológico y por ese motivo tuvieron una reunión, después de la cual me contestaron que se podía intentar, pero que dadas nuestras edades el proceso sería largo y psicológicamente costoso.Que este caso era frecuente y que sabían que lo más efectivo y rápido era recurrir a un donante secreto que era “mano de santo”, que había sido efectivo al noventa por ciento en mujeres ya próximas a la menopausia . Vamos, que si lo que quería era ser madre con prontitud de un niño sanísimo, habida cuenta de que yo no tenía enfermedades a destacar, lo mejor era  seguir sus recomendaciones.
Y aquí me tienes..Fermín. A mi me gustaría compartir esta felicidad contigo, pero eso depende sólo de ti y yo se que no es fácil…
La luz del salón se había oscurecido, ya no entraba el sol por las ventanas. La ambientación se correspondía con mi corazón.…
- No soy capaz de darte una respuesta…estoy desconcertado. Lo único que se es que lo he pasado muy mal y te añoro, pero ahora no se trata sólo de nosotros dos. Esa criatura necesitará un padre más joven que yo, cuando le lleve al parque pareceré su abuelo, contando con que yo conserve una buena salud. Además tu también envejecerás y temo ser una carga para ti.
- Isabel había entrelazado las manos sobre su falda y se las miraba. Su expresión era serena
- -Yo no voy a buscar otro padre para él, no creo que lo encontrase tan bueno. Me conformo con que no nos rechaces…a estas alturas me interesa más tu amistad cariñosa que un amor apasionado.
- Empezaron a oírse unos movimientos suaves en el cochecito.
- -Es la hora de darle de mamar. Si te apetece arréglate, y cuando termine le vés un ratito y luego le paseamos un poco.
- Es una bendición tener cerca una mujer que siempre sabe lo que hay que hacer.
- Me arreglé despacio para no entrometerme en lo que pensaba debía ser un momento de sosiego y tranquilidad para los dos. Anduve un rato hablando con mis amigos de otras cosas , especialmente de cómo se apañaba Edelmira con tanto quehacer en el pueblo.
- Novena entrega
- Fermín, puedes acercarte cuando quieras. Ya estamos preparados. –oí la voz de Isabel.
- Mientras cruzaba el hall y el pequeño pasillo iba como flotando, sin que ningún sentimiento predominara sobre los demás, como no fuera aquella sensación de incertidumbre y una ligera contracción del estómago.
- Isabel se había sentado en el sofá con la criatura vuelta hacia la puerta.
- Aquí le tienes, deseando conocerte.
- Nunca había visto yo un niño tan precioso, a no ser en las pinturas de los grandes pintores: Toda su carita resplandeciente,sin esa exageración de mofletes que le encantan a algunas madres. Frente amplia. Ojos grandes, de ese color azul-gris típico de los primeros meses.Un pelo rubio y rizado, que se adivinaba suavísimo, y unas cejitas de pelusilla dorada.Una boquita en forma de corazón.
- Anda, siéntate y cójelo.
El infantito desprendía un fresco aroma de colonia.
-Es precioso, Isabel,-dije sonriente.Era la primera vez que tenía en mis brazos un niño tan pequeño, no sabía que hacer como no fuera mirarle embelesado.
-Mira que pantorrillitas tiene- dijo Isabel retirando la toquilla.
Y entonces el niño se puso a mover y agitar sus piernecitas. Pareció enteramente que había tomado buena nota del comentario de su mamá y esto nos hizo reir a los dos.
Yo notaba sobre mis costillas el agradable calor de su cuerpecito, me atreví a pasarle uno de mis dedos por sus mejillas y ponérselo un instante en aquella naricita bonísima a la vez que le preguntaba:
-¿Y tu cómo te vas a llamar muchachín?.
-Yo quiero que se llame Fermín, como tu.
-Es mucho el honor, Isabel, pero es una faenita. Es un nombre como de zarzuela, ya no se lleva. Debes ponerle un nombre de los que se usan ahora.Eso es cosa tuya.
Entretanto la manita gordezuela del angelito se había colado entre los botones de mi camisa y se había cerrado firmemente, de manera que cuando quise volver a dárselo a Isabel notamos el tironcito.-No te quiere soltar…le gustas- Iasabel había bajado los ojos y sonreía .
-Es una sensación agradable que favorece el deseo de protección. Es el reflejo de prensión. La naturaleza es muy sabia. Dije intentando mostrarme razonador.
- ¿Después de tenerle en brazos, qué opinas?.
- Lo que siento ahora podría ser un efecto momentáneo…Los dos os mereceis lo mejor del mundo y yo estoy todavía muy confuso. Ha sucedido todo muy rápido.…Nos pusimos los abrigos  y ella depositó al bebé en el coche de paseo.
- ¿Irá bien abrigado?. –-me salió espontáneamente-. Hace mucho frío para un niño tan pequeño.
-No te preocupes, lleva dos mantitas que abrigan mucho y va envuelto en la toquilla –me dijo mirándome con dulzura.
Durante el camino apenas hablamos.
“Mis pensamientos se enredaban sobre el tema de mi edad, pero el sentimiento que dominaba mi pecho era la gratitud ppor estos momentos junto a ella, aunque el fruto de sus entrañas no fuera carne de mi carne. Al entrar de nuevo en mi vida, el Universo no era  el caos,  ni yo era “un ser para la nada”, sino que aparecía ante mi como un orden lógico y sentimental dotado de significación. Yo sentía que ya no estaba desamparado, pero me horrorizaba que mi inminente vejez les privara de toda clase de felicidad”.
Quizás mis pensamientos no habrían sido tan tristes si hubiese podido escuchar los suyos:
“Se lo que le pasa. Le parece imposible , ahora que me ve con un hijo, que yo no desee la compañía de un hombre más joven.Se minusvalora…aún es capaz de satisfacerme sexualmente, está sano y yo ni he conocido otro hombre, ni me interesa buscarlo. No lo encontraría más bueno,delicado e inteligente. A su lado me siento protegida y a salvo. Si, probablemente lleve parte de razón,:cuando el niño vaya al colegio se irá dando cuenta de que su padre es el más mayor de los padres de alrededor.Pero yo creo que las cosas no son así.¿Es que no hay hijos de padres jóvenes, que aparentemente responden al modelo y luego aquello no resulta? Es tan bueno que no se guía por “el que dirán”, como habrían hecho otros, no le importa que pueda haber alguien que le tome por un hombre débil: un calzonazos con cuernos porque su mujer ha elegido ser madre sin más solución que la inseminación artificial. Tengo que luchar por recuperarle para mi y para mi hijo. Dentro de poco será también su hijo.
Necesito que me abrace.
¿No dices nada, Fermín?.
- Sigamos así, a veces las cosas no se resuelven hablando, pero si necesitas saber lo que estoy pensando….Tu eres lo mejor que me ha pasado desde que nací, pero precisamente por eso no quiero ser egoísta y arrastrarte a una vida que , día a día , podría ser muy dura para ti. No te falta más que además de tener un niño a tu cargo, un niño que irá creciendo , tengas que atender a un viejo enfermo. Prefiero una buena amistad, un vernos de vez en cuando, así si podría ser un apoyo para ti. Sería una felicidad relativa, pero lo otro puede ser peor, incluso para mi.
- -¿Vamos a renunciar entonces a nosotros mismos?. ¿Ya nunca más seremos el uno del otro?, me refiero con toda crudeza al amor físico.
- -Esto mismo, me refiero a los afectos, puede suceder con lo que la gente llama una “situación estable”, pero tu y yo no lo hemos planificado así. Es mejor tranquilizarse, no pensar en eso y mantener lo que realmente es más importante para ti y para mi: amistad y cariño. Lo que tenga que pasar, pasará.
 Además, tu y yo hemos pasado a un segundo lugar, lo único importante es él, su salud física y mental, su adaptación, su porvenir.
- ¿Cómo puedes ser tan buenísimo, Fermín?…. Espera que saque el pañuelo, necesito llorar.
- - No tienes por qué lleorar, tienes todo lo que querías: un hijo y a mi.  No va a quedar muy bien si alguien que te conoce te ve así. Sécaté las lágrimas y échale  una mirada a ese sol de criatura, verás que pronto se te pasa.
- Entonces, en un acto reflejo, la enlacé por los hombros y le dí un beso en los lavios. Fue un beso rápido y tierno, havitual, como si no hiciera dos años que no nos besábamos.
- De pronto la paz interior descendió sobre nosotros y todo lo que tenníamos alrededor, que eran árboles, bancos del parque y un silencio maravilloso, nos envolvió como en un sortilegio.
- Décima entrega
- Un año pasa pronto, sobre todo si se vive con ilusión, si todos los días hay una novedad agradable.
Así nos pasó a nosotros….Jano se había convertido en el centro de nuestra vida, lo que nos proporcionaba alegría y satisfacción.
Vivíamos en dos mundos: el de Metragirta y el de Madrid.
Isabel y yo éramos unos seres atemporales. Ya teníamos unos añitos, y sin embargo, se nos había remozado el espíritu. En algunos aspectos estábamos de nuevo en la primera juventud. Nos daba risa cuando nos preguntábamos: ¿En tu casa o en la mía?.
Por otra parte teníamos ratos de reflexión concienzuda sovre nuestra responsabilidad y , por eso,ya sólo iba a casa de Isabel de tarde en tarde. A ella le daba igual, pero yo no quería que se hablase mal de ella, o que los vecinos se extrañasen de mi presencia irregular.
Habíamos convenido que en la vecindad del pisito de Madrid, Isabel era una madre soltera a la que visitaba sutío por parte de madre. Además no sabíamos cuándo podríamos establecernos juntos, de modo definitivo. De momento a ella le venía mejor vivir en Madrid por la cercanía diaria al trabajo y la escuela infantil. Pensábamos que quizá tuviésemos que esperar a que Jano llegase a la edad del preescolar e , incluso, a la enseñanza primaria.
Además había que contar con cómo respondería Jano a mi presencia esporádica en su vida. Ya se sabe lo indiscretos que pueden llegar a ser los niños.
En Metragirta era imposible ocultar la situación, pero no nos importaba porque nuestros amigos y conocidos nos comprendían y querían.
Don Nicasio estaba encantado el fin de semana que pasábamos en su casa.  Viendo a Jano retrocedía a su juventud y nos contaba las peripecias sucedidas cuando él  y su mujer tenían a los niños pequeños. Sus hijos vienen a verle de tarde en tarde, uno vive en Barcelona y otro en Burgos y ambos tienen mujer e hijos ya mayorcitos. Así que se siente más abuelo d nuestro hijo que de sus propios nietos.
Cuando Jano comenzó a dormir toda la noche seguida, le instalábamos en el dormitorio más pequeño que estaba al lado del nuestro.
A Don Nicasio todo lo que hacíamos le parecía bien.  Teníamos que insistirle para que viniese a pasear con nosotros, porque no quería, según decía, estropearnos el paseo con su lentitud y sus cosas de viejo.
Nosotros habríamos preferido una celebración de cumpleaños estrictamente familiar, pero nuestros amigos empezaron a preguntarnos  si ese día estaríamos en Metragirta para llevarle a Jano un regalito. Don Nicasio nos dijo que no nos preocupásemos de los víveres que iba a llamar a su hermana para que enviase algunas cosillas de su tierra y que se viniese ella también. No hubo modo de convencerle de lo contrario y tampoco nos dejó participar económicamente.
Así que el 3 de Noviembre se le llenó la casa de personas queridas: Los más allegados, como conchi, su marido e hijos vinieron incluso a ayudar a prepararlo todo. Otros como Doña Pepa , Susana, Laura, Don Honorio, Tuti y sus amigos estuvieron casi toda la tarde dispuestos a colaborar en las cosas más diversas.Manuela, Luís y Garmendia vinieron juntos, pero Garmendia se fue al ratito de entregar su regalo al niño y decirle algunas cosas, que de modo inverosímil, a Jano le hicieron mucha gracia. Los padres de Tuti le trajeron una construcción de bloques de plástico que entretuvo al niño bastante tiempo ayudado unos ratos por Lola, otros por Pablo y, en general por la gente joven, que sentados en el suelo junto a Jano , se encontraban cómodos.
Había una especie de turnos para estar con el chiquillo, ya fuera para jugar con los regalos o para tenerle en brazos. Y él estaba tan contento mirándolo todo con interés. Sólo cuando nos tenía muy cerca a Isabel o a mi, nos echaba los brazos.
Por lo menos las tartas las pusimos nosotros. Tres tartas grandes, me tuvo que ayudar a traerlas el hijo del dueño de la pastelería.
Además Doña Pepa se presentó con otra rellena de melocotón, que le había adornado Susana.
Cuando el dulce estuvo dispuesto sobre la mesa prepararon una de las tartas con la consabida velita y todos hinchábamos los carrillos para decirle al niño cómo se soplaba. Como es de suponer allí sopló todo el mundo, el que menos el niño.
Acabada la ceremonia noté que se corría un murmullo con risitas. Y empezaron a corear que querían un discurso, que al no poder pronunciarlo el niño, lo tendría que hacer el papá. Luego se oyó bien clara la voz de Edelmira:
- Eso. Y que nos explique de dónde ha sacado el nombre del chiquillo.
- Y todos: Eso, eso. Que nos lo aclare.
Mientras Isabel, Edelmira, Conchi y la madre de Tuti iban repartiendo raciones y las voces se acallaban, yo hice con la mano derecha un gesto pausado,algo cómico y teatral.El dedo índice sobresalía un poco de los demás dedos y todos pudimos observar cómo Jano, (que estaba en brazos d Susanita) miraba primero mi mano, luego me miró a mi sonriente y a continuación levantaba su manita con su dedito bien tieso.
Todos aplaudieron y nos reimos mucho.
Intervino Luís:
- Venga Fermín, que no te vas a escapar. Queremos un discurso.
-  Queridos amigos: Isabel , Jano y yo, no tendríamos palabras suficientes para agradeceros vuestro cariño, vuestra delicadeza y vuestra compañía.
- Estos momentos los recordaremos siempre.
¿Hay algo mejor en la vida que la sonrisa de un niño?
Solo hay una manera efectiva de acercarse a la infancia y es con el corazón lleno de humildad. Porque con frecuencia creemos que les podemos enseñar todo, cuando en realidad la inocencia y el candor de los niños nos dan grandes lecciones.
- El nombre, el nombre-insistía Pablo.
- Bien. Satisfaré vuestra curiosidad.
El dios Jano, es un dios menor de la mitología romana que no tiene equivalente en la mitología griega.
Se le representa con un rostro de dos caras, cada una de ellas a un lado de su perfil, era el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Se le aclamaba publicamente el día   1 de enero , que viene del latín “januarius”, para simbolizar la inauguración del año
Para Isabel y para mi, nuestro hijo es la puerta de entrada a la Felicidad. La puerta de salida es también él: la tristeza que puede producirnos cualquier cosa mala que le ocurra.
Era además una suerte de héroe cultural, ya que se le atribuía, entre otras cosas, la invención del dinero, las leyes y la agricultura, según los romanos este dios aseguraba buenos finales.
Ya iban a empezar a aplaudir, pero les hice un gesto de pausa con la mano:
Hay algo que sólo sabeis algunos, y es que Isabel y yo nos hemos casado por el rito civil el anterior mes de marzo, pero Jano aún no tiene mis apellidos. Eso se hará en el futuro.
Además de la ovación nos colmaron de felicitaciones.
Laura estaba lejos de mi, pero vi que le decía algo a Juan (uno de los jóvenes que instalaron la calefacción), y al poco la tenía a mi lado:
- Me he enterado de cosas que quizá te interesen.
-  ¡No hay nada como tener amigos que te mantengan informado! – le respondí - ¿Y qué es ello, mi querida Laura?.
-  Me ha contado un vecino que trabaja en Madrid en el Ayuntamiento, que sale a la venta una manzana de casas deshabitadas y ruinosas de nuestro barrio.
Parece ser que aquella protesta ha llegado a las altas instancias y les ha entrado prisa por solucionar el problemilla de las plazas escolares.
Con toda probabilidad la va a comprar una orden religiosa, creo que Franciscanas, con la idea de construir un colegio que cubra la enseñanza desde la Escuela Infantil hasta el curso Preuniversitario.
También van ha hacer obras de mejora en la antiüa escuela, pero esto ya por cuenta del insigne Municipio madrileño.
¡Ojalá todo lo que te estoy contando sea cierto…Para vosotros sería estupendo. No tendríais que salir del barrio.
- En principio es una buena noticia. Pero ya sabes que esos colegios no son gratuítos…y…Pero bueno…eso se irá viendo. ¿No crees?.
-  Yo de cualquier cosa que me entere ya te contaré.
Se acercó Isabel:
- Hola Laura, he oído algo…pero ahora voy a acostar a Jano, el pobre está rendido.
Como por arte de magia empezaron a desaparecer cosas de las dos mesas que habíamos unido. Al poco rato oí jaleíllo en la cocina .
Edelmira , que es una gran organizadora, se encontró con varios chicos y chicas que le ayudaron a recoger todo . Fue fácil, ya que vasos y platos eran desechables, pero los tenedores y las cucharillas se aprovecharon después de ser fregados por un muchachote rubio, llamado Rubén,, responsable del tendido de los tubos de cobre.
Después de un rato de diversas conversaciones substanciosas, en lo particular y en lo cívico, nuestros amigos fueron yendo a encontrar sus abrigos a las habitaciones de arriba.
Mi queridísima esposa bajó al poco y , como suelen ser estas cosas, todo se volvió apretones cálidos de manos, besos, buenos deseos y promesas de volver a vernos pronto.
La noche metragirtana estaba tachonada de estrellas, el aire era limpio y suave, aunque muy frío.

(1).- Leyendas de Madrid. José María de MENA.   
            
(2): ostión.
(De ostia).
. m. ostrón. RAE.
FIN

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