martes, 6 de noviembre de 2012

Textos antiguos: Juan Carlos Parra "La flor en el desierto"


   LA FLOR EN EL DESIERTO

          
   I
    Hay desiertos que cuesta atravesar, es un camino duro y arduo. Cuando la luz aparece ante nosotros, nos ciega por completo. Pero, aunque es difícil, si encontramos una mano que nos ayude, todo empieza a estar claro. Cuando se cierra una puerta, es posible encontrar la salida, si uno lleva una buena luz, la mía se llama LUCÍA.

   II
    Salí al parque para pensar en ti y una estrella me dijo que la suerte que había tenido al conocerte, no podía desperdiciarla. Me puse a llorar, porque te vi triste, porque me dijiste que te  sentías pequeña a mi lado, pero si tú no hubieras estado allí, yo ahora no existiría: sería cenizas y recuerdos nada  más,. Tu cárcel ahora es mi prisión y te amo por encima de todo: del cielo y la tierra, de todo. Aunque estuvieras a una distancia astral, nunca estaría lejos, pues estás en mi pensamiento, y por eso eres  parte  de mi, y así será para siempre.

   III
  
Cuando uno llora, las lágrimas pueden llegar a ser diamantes, yo quisiera llorar tanto como para hacerte un collar con ellas. Te debo mi vida y mi corazón, si todavía late, es porque mi pequeña ave Aicul le ha dado cuerda. Eres como ese otro pájaro que da cuerda al mundo, pues eres mi vida , mi sol, mi luna, en fin, mi mundo. Sólo puedo levantarme y gritar: ¡gracias por vivir, gracias por existir, y gracias por amarme! Me veo tan simple y pequeño a tu lado, que mi alma se engrandece y se ensancha cuando estoy contigo: T E A M O.
   IV
   Caí en el pozo y el agua me llegaba hasta el cuello, pero tú estabas arriba con la vela presta para darme luz. Me gustaría trepar hacia ti, pero mis manos resbalan y únicamente me hago sangre, me gustaría tener la escala de oro que los ángeles mostraron a Jacob y subir y… Desde el fondo puedo ver la luna, me gustaría cogerla para ti y dártela para que te la comieras, ya sabes, como en la película, ¿te acuerdas?, y que te saliera por todas las partes de tu cuerpo: tu pelo, tus manos, tus ojos…., y comérmela. Debes tener esperanza, pues el amor mueve montañas, además  recuerda que un ángel torpón necesita ganar sus alas. Me encantaría cantar contigo: “Búfalo no puede dormir, no puede dormir….”. Quisiera que fueras feliz, que tu soledad se tornara en libertad y alegría y que  vieras “QUÉ BELLO ES VIVIR”.

   V
Como un beduino en mi camello recorría el desierto de mi vida, el sol, el cielo, la luna y las estrellas me acompañaban. Mis pensamientos iban de un lado a otro, cuando, a lo lejos, vi lo más hermoso que mortal pudiera ver: eras tú. Me froté los ojos, pues pensaba que era un espejismo. Bajé de mi montura, me acerqué a ti y tú me sonreiste. Yo pregunté: “¿Estoy soñando, eres la diosa del desierto?”. Luego me pediste que te siguiera y me diste de beber y comer. Yo te pregunté: “¿Tienes nombre?”. Tú dijiste que sí y desde entonces me até a tu vida y mi desierto desapareció y se convirtió en un vergel maravilloso, en el oasis que nunca persona vio. Yo te llamé AMOR y tu perfume embriagador me transportó al CIELO y allí me quedé com mi alma temblando en tu presencia.

   VI
    He volado con el ave Aicul y he llegado hasta las nubes y allí me he quedado. He comenzado a pensar que el tiempo no se puede medir en días, semanas, meses y años, sino en acciones. Cuando el Relojero Supremo se equivoca, aumenta su  sabiduría infinita. Si una pieza no encaja, vuelve a colocarla en su sitio, así pues, “errare divinum est” también, eso hace que Dios esté más cerca de nosotros. Creo que ahora ha encajado tu vida y la mía y nos ha dado una oportunidad que no podemos rechazar: somos parte de ÉL y ÉL  es parte de nosotros, pues al fin y al cabo, fuimos hechos a su imagen y semejanza y ya sabes “errare humanum est” y, cuando uno se equivoca, y reconoce sus errores, llega a ser un hombre sabio, es decir, se hace persona y, de esa manera, puede llegar a ser feliz, pues, quizá, es lo único que vale y cuenta. Y, al estar en ese estado, estamos más cerca del Universo creado y somos parte del engranaje divino. En la imperfección se halla la perfección del mundo.

   VII
     No he visto mayor ternura, ni dulzura, que tú, AMOR. Hoy he hablado con los árboles, los pájaros y las flores que han querido escuchar mis dulces palabras de AMOR, amor que me has regalado. No creía que me volviera a enamorar, pero, querida Aicul, mi mente no puede dejar de pensar en ti constantemente: estoy embrujado, pero me encanta. Hacía tanto tiempo que no amaba, que ahora estoy llorando y riendo y, y…., bueno sufriendo porque te necesito y no estás a mi lado. He celebrado la Navidad en marzo y he cantado por nuestro amor y me siento feliz por mí, por ti y por todos los que han encontrado lo que buscan. Amar es difícil, pero, cuando las campanas suenan y los molinillos giran, uno no puede hacer nada. Somos parte de algo grande, ahora lo sé: EL AMOR.

   VIII
   Soy un pequeño afluente que va a parar a un gran río, que eres tú, y allí tus aguas me hacen grande, grande, grande, y te doy las gracias, amor. Perdóname maestro por robarte tus versos, pero creo que no te importará, pues son para el ser más hermoso que he visto: “Si alguna vez fui un ave de paso, lo olvidé para anidar en tus brazos, si alguna vez fui bello y fui bueno, fue enredado en tu cuello y tus senos, si alguna vez fui sabio en amores, lo aprendí de tus labios cantores…”. Vuela, Lucía, vuela, vuela, mi pequeña ave Aicul para mí, y sueña.

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario