viernes, 23 de noviembre de 2012

Maricarmen Colodrero "El conductor ciego"


El conductor ciego

 

No sé si eso que llaman experiencia y los recuerddo siempre están relacionados, pero ambas cosas se combinan , más que nunca, en esa edad que ahora llaman tercera para huir de la palabra vejez, o dicho de manera más bonita: La ancianidad.

Ese es un término tan general…que no vale para nada. Lo que realmente Hay son personas mayores que deben ser consideradas individualmente.

 

Aunque él se llamaba a si mismo viejo, estoy segura de que habría preferido que se le llamase anciano.

 Pero no era cualquier anciano: era ciego  .

 

Me contaba un día con parsimonia y mucho humor la tarde que necesitó coger un taxi para cruzar , prácticamente , todo Madrid.

Era persona confiada, sí, pero las equivocaciones, si podía,, las evitaba.

 Trás un buen rato de espera, con su bastón en forma de triángulo, subió a un coche cuyo conductor, al oír el destino, le comentó que llevaba dos días en eso del taxi y que no tenía gps.

 

-         Bueno…ya le iré indicando…. Vd. Tranquilo.

 

-          Pero…si Vd. Es ciego… ¿O no?.

 

-          SiVd- sabe conducir, no tendrémos ningún problema.

 

A partir de ese momento el taxista enmudeció y mi amigo le decía, por ejemplo:

- Me parece que vamos a atravesar el Puente de Segovia. ¿Lo conoce Vd?

 

- Si Señor, vamos a pasar un puente.

 

-         Bueno, nada más pasarlo gire a su izquierda. Es el Paseo del La Virgen del Puerto.Vaya por el carril de la derecha y métase por un subterráneo y luego tome la primera desviación a su izquierda.

 

De esta suerte atravesaron Madrid, cerciorándose mi amigo de dónde estaban, usando indicaciones claras, con paciencia y , en este caso, pericia.

Cuando hubieron llegado, mi amigo le dijo:

 

-Lo ha hecho Vd. Muy bien. ¿Ha visto lo sencillo que ha sido?

 

-         Estoy sorprendido….nunca pensé que un ciego….me pudiera guiar a través de una ciudad en un recorrido tan largo. Además he aprendido mucho. Tengo que darle las gracias. No le cobro la carrera.

 

-         ¡Ni hablar de semejante cosa! Vd. Ha hecho bien su trabajo que era conducir. Además le voy a contar un secreto: En mi juventud yo era taxista.

 

-         En su juventud Vd. Veía … ¿O no?

 

-         Perdí la vista  mmás tarde. Un accidente de carretera.

 

 

-Tendría la culpa el otro… ¿O no?.

 

-         El otro murió. Era un sitio condenadamente malo. La culpa no fue de ninguno de los dos.

 

-         Tenga el número de la Compañía.

 

- Gracias. Y Vd. Cómprese un callejero. No se fíe de los gepeeses.

 

 

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