jueves, 29 de noviembre de 2012

Maricarmen Colodrero "El aprendiz"


El aprendiz

 

Esta historia tiene un protagonista aparente, pero en realidad fue la aventura de más gente Y duró más de seis días.

Aquel jovencito de 12 años era muy inteligente pero llevaba unos días raro. Su madre le preguntó qué le pasaba que estaba falto de interés por todo.

-         Nada mamá , eso es lo malo: La Nada me circunda.

 

La buena señora consultó con el esposo y decidieron preguntar al psicólogo.

La consecuencia fue que al cabo de unos días el padre de familia apareció con una caja voluminosa.

-         Te he traído este entretenimiento con el que dejarás de pensar en nada. Tiene instrucciones, léelas con atención. Es una actividad para cerebros desarrollados como el tuyo.

 

Nuestro joven amigo leyó las instrucciones por encima y comenzó a pasárselo muy bien haciendo mezclas de substancias que producían efectos divertidos: fosforescencias, humo de colores, pequeñas explosiones de un gas rojo etc…

Se trataba de un simple pero completo Laboratorio de Química.

En aquella mañana radiante, mientras la mamá charlaba con la vecina, se produjo en la habitación del niño un ruido de explosión que conmovió todo el edificio.

La madre corrió con precipitación en ayuda de su tierno vástago. La puerta se abrió y el chico apareció lleno de restos polvorientos, (algunos brillaban), tenía la cara tiznada pero sonreía.- Ha sido magnífico mamá. Un big-bang chiquitín. Mira el techo mamá.

Donde antes había pintura blanca, había ahora, sobre un fondo de negro intenso, salpicaduras brillantes.- Fíjate mamá . Allí a la derecha parece la Osa Mayor y a este otro lado parece la constelación del Cisne. ¿Has visto qué bonito?. Y  mira el suelo.

 

El abrillantado parquet se hallaba cubierto de polvo de diversas tonalidades y dispersos por su superficie había grandes terrones  de tierra y piedras, en algunas de las cuales se producían centelleos de color verde, rojo, azul, amarillo….- La tierra y las piedras, también el polvo, debemos conservarlas. Quiero aquí y allí dos macetones a modo de arriates para nuevos proyectos.

Pasó algún tiempo, durante el cual todos los familiares y conocidos, ( y, por supuesto, los papis) coincidían en la opinión de que aquel muchachito llegaría lejos.

Su madre le daba permiso para seguir con sus experimentos en la habitación (que era bastante grande), a condición de trabajar sobre una mesa comprada a tal efecto, la cual se asentaba sobre un sólido protector del parquet.

 

En esta ocasión puso dos probetas sobre sendos mecheros . Contenían agua del grifo, pero en virtud de ciertas manipulaciones el líquido de una de ellas comenzó a aumentar, a expandirse. Apagó los mecheros pero parecía que el proceso era imparable. Entonces pidió ayuda.

-         ¡Por favor: cacerolas, palanganas, recipientes en general.No se puede perder esta agua primigenia!

Por suerte aquello sólo duró dos horas.

Mamá lloraba viendo destrozado todo el suelo de parquet.

 

 

Ahora ya tenía un líquido sustentador de vida, tenía un aire limppio en su habitación, tenía tierra suficiente para tres o cuatro terráriums. La idea le brotó en el cerebro como una consecuencia lógica, necesaria e , incluso, bella.

Su padre compró diversas plantas para los arriates, compró un acuario espectacular que se llenó con el agua primigenia  salada , compró especies marinas de peces de colores, compró pájaros amaestrados que volaban sueltos por el aire, compró dos tortugas, un lagarto, un conejo y  un topo.

Ahora nuestro héroe, además de las tareas del colegio, se afanaba en mantener en buenas condiciones la vida natural.

 

Durante los meses siguientes se encontró muy contento y activo. Lo sabía todo sobre la parte de Naturaleza que cuidaba con esmero. Además tenía grabados todos los vídeos de documentales sobre animales, algunos de los cuales ya estaban extinguidos, pero eso no le daba motivo de preocupación.

 

Hasta que un buen día le encontraron de nuevo serio, reconcentrado , exactamente en la misma postura que el Pensador de Rodín.

-         Falta algo, falta algo – se decía.

La solución se materializó en dos proyectos: el primero dar  un lugar a la Humanidad dentro del entorno natural y , la segunda, que se demoró más, de crear ciclos de visitas guiadas para chicos de su edad, es decir, un parque temático en su habitación.

 

Se dedicó de inmediato al primer proyecto: Formó un barro con la tierra que le había sobrado y el agua primigenia, a esta mezcla añadió plastilina en las proporciones adecuadas para dar forma a cinco hombres y cinco mujeres de lo que consideró cinco razas originales: Cobriza, aceitunada, blanca , amarilla y negra.

Los muñequitos le quedaron realmente bonitos, hasta guapos y en ello demostró su talento para el modelado en el que no faltaban detalles.

Viéndolos tan desnudos se hizo con retales con los que confeccionó distintas vestiduras sencillas.

Era en verdad gratificante jugar con aquellos muñequitos. Les montaba en sus coches, representaba escenas cotidianas o de aventura y les trataba muy bien, sin deteriorarlos. Tampoco le gustaba recrear situaciones de violencia.

 

El muchachito, después de jornadas tan intensas cogía la cama todas las noches con verdaderas ganas de dormir.

Quizás porque la Vida siempre da un passo más allá es por lo que la fantasía nos lleva a pensar que cuando los niños duermen, sus muñécos despiertan.

 

Y exactamente así sucedía: Durante el reposo del niño aquellos remedos de Humanidad cobraban vida.

De algún sitio desconocido brotaba una luz clara y vibrante que les permitía reconocerse como iguales unos a otros.

Se hacían muchas preguntas acerca de su propia existencia. Sospechaban que dentro de aquel sitio estaba su creador, pero no le veían ya que la altura de la cama les impedía ver el cuerpo dormido de su hacedor.

Unas veces estaban contentos, se trataban unos a otros  con amabilidad y jugaban a cosas diversas como saltar o seguir el ritmo de sus palmadas con todo el cuerpo.

Otras veces se enzarzaban en discusiones sobre la existencia de un ser superior que no veían, pero que les inspiraba reverencia, agradecimiento y temor.

Esa ignorancia abría su pensamiento a conjeturas y cada una de las diez criaturas tenía su propia opinión.

Esto daba lugar a discusiones enfervorizadas, ataques de cólera, palabras insultantes,odio y , en el peor de los casos, las agresiones físicas.

También es verdad que la mayor parte de sus días los pasaban curioseando,aventurándose en conjeturas más pacíficas que a unos les hacía pensar que en aquel sitio sólo moraban ellos y a otros que su Dios les pediría cuenta en el futuro de las trastadas que hubieran cometido.

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