viernes, 4 de enero de 2013

Diálogo de la lengua Juan de Valdés

Diálogo de la lengua
Juan de Valdés
MARCIO - VALDÉS - CORIOLANO - TORRES
M. Pues los moços son idos a comer y nos an dexado solos, antes que venga alguno
que nos estorve, tornemos a hablar en lo que comencé a deziros esta mañana.
V. No me acuerdo de qué cosa queréis dezir.
M. ¿Cómo no? ¿No os acordáis que os dixe cómo, de aquello en que avíamos
platicado, me era venida a la memoria una honesta curiosidad, en la qual muchos
días ha desseo platicar con vos?
V. Ya me acuerdo; no tenía cosa más olvidada.
M. Pues nosotros por obedeceros y serviros avemos hablado esta mañana en lo que
vos avéis querido y muy cumplidamente os avemos respondido a todo lo que nos
avéis preguntado, cosa justa es que, siendo vos tan cortés y bien criado con
todo el mundo como todos dizen que sois, lo seáis también con nosotros,
holgando que hablemos esta tarde en lo que más nos contentará, respondiéndonos
y satisfaziéndonos a las preguntas que os propornemos, como nosotros avemos
hecho a las que vos nos avéis propuesto.
V. Si no adornárades esta vuestra demanda con tanta retórica, liberalmente me
ofreciera a obedeceros; agora, viendôs venir ataviado en vuestra demanda con
tantas razones, sospechando me queréis meter en qualque cosa enojosa, no sé qué
responderos, si primero no me dezís claramente qué es lo que queréis de mí.
M. Lo primero que de vos queremos es que, sin querer saber más, nos prometáis ser
obediente a lo que os demandaremos.
V. Confiando en vuestra discreción que no querréis de mí cosa que no sea razonable
y honesta, os prometo ser obediente.
M. No me contento con esso y quiero que a todos tres nos deis vuestra fe que lo
haréis assí.
V. ¿A qué propósito me queréis obligar tan estrechamente? ¿Avéisos por ventura
concertado todos tres para el mohíno? Ora sus, sea lo que fuere, digo que os
doy mi fe que responderé como mejor supiere a todo lo que esta tarde me
querréis preguntar. ¿Estáis contentos?
M. Yo por mi parte estoy contentíssimo.
C. A mí harto me basta.
T. Pues para mí no era menester más que la primera promessa.
V. Sus pues, començad a preguntar, que me tenéis confuso hasta saber qué misterios
son éstos que queréis entender de mí.
M. ¿Misterios? Y cómo, ¡si bien supiéssedes!
V. Sea lo que fuere, acabad ya; por amor de Dios, dezidlo.
M. Soy contento. Bien os devéis acordar cómo, al tiempo que agora ha dos años
partistes desta tierra para Roma, nos prometistes a todos tres que
conservaríades y entreterníades nuestra amistad, como avéis hecho, con vuestras
continuas cartas. Agora sabed que, después de vos ido, nosotros nos concertamos
desta manera: que qualquiera de nosotros que recibiesse carta vuestra la
comunicasse con los otros, y esto avemos hecho siempre assí, y con ello avemos
tomado mucho descanso, passatiempo y plazer, porque con la lición refrescávamos
en nuestros ánimos la memoria del amigo ausente, y con los chistes y donaires,
de que continuamente vuestras cartas venían adornadas, teníamos de qué reír y
con qué holgar; y, notando con atención los primores y delicadezas que
guardávades y usávades en vuestro escrivir castellano, teníamos sobre qué
hablar y contender, porque el señor Torres, como hombre nacido y criado en
España presumiendo saber la lengua tan bien como otro, y yo, como curioso della
desseando saberla assí bien escrivir como la sé hablar, y el señor Coriolano
como buen cortesano quiriendo del todo entenderla (porque, como veis, ya en
Italia assí entre damas como entre cavalleros se tiene por gentileza y galanía
saber hablar castellano), siempre hallávamos algo que notar en vuestras Cartas,
assí en lo que pertecía a la ortografía, como a los vocablos, como al estilo; y
acontecía que, como llegávamos a topar algunas cosas que no avíamos visto usar
a otros, a los quales teníamos por tan bien hablados y bien entendidos en la
lengua castellana quanto a vos, muchas veces veníamos a contender reziamente
quando sobre unas cosas y quando sobre otras, porque cada uno de nosotros o
quería ser maestro o no quería ser discípulo. Agora que os tenemos aquí, donde
nos podéis dar razón de lo que assí avemos notado en vuestra manera de scrivir,
os pedimos por merced nos satisfagáis buenamente a lo que os demandaremos: el
señor Torres, como natural de la lengua, y el señor Coriolano, como novicio en
ella, y yo, como curioso della.
V. Si me dixérades esto antes de comer, pusiéradesme en dubda si lo dezíades de
verdad o no, pero, considerando que es después de comer y creyendo que con
mostraros hombre del palacio avéis querido celebrar vuestro combite, me
resuelvo en no erceros nada de lo que dezís, y digo que, si queréis saber algo
de mí, devéis dexar los donaires por agora, pues sabéis que si yo tomo la mano,
ganaréis conmigo «lo que suele ganar un cossario con otro».
C. Mejor manera de burlar me parece la vuestra, pues, quiriendo «hazer del juego
maña», pensáis libraros de la fe que nos avéis dado; y engañáisos, porque de
ninguna manera os la soltaremos si primero no nos respondéis muy entera y
cumplidamente a todo lo que os preguntáremos sobre la materia propuesta, en la
qual se os ha dicho realmente lo que en vuestra ausencia passava y lo que
queremos de vos.
V. ¿Queréis que os diga la verdad? Aun con todo esso pienso que me burláis.
T. Si no queréis creer a ellos, creedme a mí, que todo lo que os dizen es la pura
verdad.
V. Más quisiera que fuera la pura mentira, porque me parece cosa tan fuera de
propósito ésta que queréis que apenas oso creeros.
M. Maravíllome mucho que os parezca cosa tan estraña el hablar en la lengua que os
es natural. Dezidme, ¿si las cartas de que os queremos demandar cuenta fueran
latinas, tuviérades por cosa fuera de propósito que os demandáramos cuenta
dellas?
V. No, que no la tuviera por tal.
M. ¿Por qué?
V. Porque he aprendido la lengua latina por arte y libros, y la castellana por
uso, de manera que de la latina podría dar cuenta por el arte y por los libros
en que la aprendí, y de la castellana no, sino por el uso común de hablar; por
donde tengo razón de juzgar por cosa fuera de propósito que me queráis demandar
cuenta de lo que sta fuera de toda cuenta.
M. Si os demandássemos cuenta de lo que otros escriven de otra manera que vos,
terníades razón de scusaros, pero demandándôsla de lo que vos escrivís de otra
manera que otros, con ninguna razón os podéis escusar.
V. Quando bien lo que dezís sea assí, no dexaré de scusarme, porque me parece cosa
fuera de propósito que queráis vosotros agora que perdamos nuestro tiempo
hablando en una cosa tan baxa y plebeya como es punticos y primorcicos de
lengua vulgar, cosa a mi ver tan agena de vuestros ingenios y juizios que por
vuestra honra no querría hablar en ella, quando bien a mí me fuesse muy sabrosa
y apazible.
M. Pésame oíros dezir esso. ¿Cómo? ¿Y paréceos a vos que el Bembo perdió su tiempo
en el libro que hizo sobre la lengua toscana?
V. No soy tan diestro en la lengua toscana que pueda juzgar si lo perdió o lo
ganó; séos dezir que a muchos he oído dezir que fue cosa inútil aquel su
trabajo.
M. Los mesmos que dizen esso os prometo se aprovechan muchas vezes dessa que
llaman cosa inútil, y ay muchos que son de contraria opinión, porque admiten y
apruevan las razones que él da por donde prueva que todos los hombres somos más
obligados a ilustrar y enriquecer la lengua que nos es natural y que mamamos en
las tetas de nuestras madres, que no la que nos es pegadiza y que aprendemos en
libros. ¿No avéis leído lo que dize sobrêsto?
V. Sí que lo he leído, pero no me parece todo uno.
M. ¿Cómo no? ¿No tenéis por tan elegante y gentil la lengua castellana como la
toscana?
V. Sí que la tengo, pero también la tengo por más vulgar, porque veo que la
toscana sta ilustrada y enriquecida por un Bocacio y un Petrarca, los quales,
siendo buenos letrados, no solamente se preciaron de scrivir buenas cosas, pero
procuraron escrivirlas con estilo muy propio y muy elegante; y, como sabéis, la
lengua castellana nunca ha tenido quien escriva en ella con tanto cuidado y
miramiento quanto sería menester para que hombre, quiriendo o dar cuenta de lo
que scrive diferente de los otros, o reformar los abusos que ay oy en ella, se
pudiesse aprovechar de su autoridad.
M. Quanto más conocéis esso, tanto más os devríades avergonçar vosotros, que por
vuestra negligencia ayáis dexado y dexéis perder una lengua tan noble, tan
entera, tan gentil y tan abundante.
V. Vos tenéis mucha razón, pero esso no toca a mí.
M. ¿Cómo no? ¿Vos no sois castellano?
V. Sí que lo soy.
M. Pues ¿por qué esto no toca a vos?
V. Porque no soy tan letrado ni tan leído en cosas de ciencia quanto otros
castellanos que muy largamente podrían hazer lo que vos queréis.
M. Pues ellos no lo hazen y a vos no os falta abilidad para poder hazer algo, no
os devríades escusar dello, pues, quando bien no hiziéssedes otra cosa que
despertar a otros a hazerlo, haríades harto, quanto más que aquí no os rogamos
que scriváis, sino que habléis; y, como sabréis, «palabras y plumas el viento
las lleva».
T. No os hagáis, por vuestra fe, tanto de rogar en una cosa que tan fácilmente
podéis cumplir, quanto más aviéndola prometido y no teniendo causa justa con
que scusaros, porque lo que dezís de los autores que os faltan para defenderos
no es bastante, pues sabéis que para la que llamáis ortografía y para los
vocablos os podéis servir del autoridad del Vocabulario de Antonio de Librixa
y, para el estilo, de la del libro de Amadís de Gaula.
V. Sí, por cierto, muy grande es el autoridad dessos dos para hazer fundamento en
ella, y muy bien devéis aver mirado el Vocabulario de Librixa, pues dezís esso.
T. ¿Cómo? ¿No os contenta?
V. ¿Por qué queréis que me contente? ¿Vos no veis que, aunque Librixa era muy doto
en la lengua latina (que esto nadie se lo puede quitar), al fin no se puede
negar que era andaluz y no castellano, y que scrivió aquel su Vocabulario con
tan poco cuidado que parece averlo escrito por burla? Si ya no queréis dezir
que hombres imbidiosos por afrentar al autor an gastado el libro.
T. En esso yo poco m'entiendo, pero ¿en qué lo veis?
V. En que, dexando aparte la ortografía, en la qual muchas vezes peca, en la
declaración que haze de los vocablos castellanos en los latinos se engaña
tantas vezes que sois forçado a creer una de dos cosas: o que no entendía la
verdadera sinificación del latín (y ésta es la que yo menos creo) o que no
alcançava la del castellano, y ésta podría ser, porque él era de Andaluzía,
donde la lengua no sta muy pura.
T. Apenas puedo creer esso que me dezís, porque a hombres muy señalados en letras
he oído dezir todo el contrario.
V. Si no lo queréis creer, id a mirarlo y hallaréis que por aldeano dize VICINUS,
por brío en costumbres MOROSITAS, por cecear y ceceoso BALBUTIRE y BALBUS; por
loçano LASCIUUS, por maherir DELIGERE, por moço para mandados AMANUENSIS, por
mote o motete EPIGRAMMA, por padrino de boda PARANIMPHUS, por ración de palacio
SPORTULA, por sabidor de lo suyo solamente IDIOTA, por villano CASTELLANUS y
por rejalgar ACONITUM. No os quiero dezir más porque sé que entendéis poco de
la lengua latina y porque me parece bastan estos vocablos para que, si los
entendéis, creáis que los hombres de letras que dezís no devían tener tantas
como vos pensáis, o no lo devían aver mirado con tanta atención como yo, y para
que veáis que no me puedo defender con el autoridad de Librixa.
T. Confiesso que tenéis razón.
V. Es tanta que, si bien la entendiéssedes, soy cierto me terníades antes por
modesto en el notar poco, que por insolente en el reprehender mucho. Mas quiero
que sepáis que aún ay otra cosa por qué no estoy bien con Librixa en aquel
Vocabulario, y es ésta: que parece que no tuvo intento a poner todos los
vocablos españoles, como fuera razón que hiziera, sino solamente aquéllos para
los quales hallava vocablos latinos o griegos que los declarassen.
T. Abasta lo dicho; yo estava muy engañado.
V. Pues, quanto al autor de Amadís de Gaula, quánta autoridad se le deva dar,
podéis juzgar por esto: que hallaréis, si miráis en ello, que en el estilo peca
muchas vezes con no sé qué frías afetaciones que le contentan, las quales creo
bien que o se usavan en el tiempo que él escrivió (y en tal caso no sería dino
de reprehensión) o que quiso acomodar su estilo al tiempo en que dize que
aconteció su historia, y esto sería cosa muy fuera de propósito, porque él dize
que aquella su historia aconteció poco después de la passión de nuestro
Redentor; y la lengua en que él escrive no se habló en España hasta muchos años
después. Esto mesmo se puede dezir de los vocablos. Quanto a la ortografía, no
digo nada, porque la culpa se puede atribuir a los impressores y no al autor
del libro.
M. Ora sus, no perdamos tiempo en esto; si no tenéis libros en castellano con cuya
autoridad nos podáis satisfazer a lo que de vuestras Cartas os preguntaremos, a
lo menos satisfazednos con las razones que os mueven a escrivir algunas cosas
de otra manera que los otros, porque puede ser que éstas sean tales, que valgan
tanto quanto pudiera valer el autoridad de los libros; quanto más que, a mi
parecer, para muchas cosas os podréis servir del Quaderno de refranes
castellanos que me dezís cogistes entre amigos estando en Roma, por ruego de
ciertos gentiles hombres romanos.
T. Muy bien avéis dicho, porque en aquellos refranes se vee muy bien la puridad de
la lengua castellana.
C. Antes que passéis adelante, es menester que sepa yo qué cosa son refranes.
V. Son proverbios o adagios.
C. ¿Y tenéis libro impresso dellos?
V. No de todos, pero siendo muchacho me acuerdo aver visto uno de algunos mal
glosados.
C. ¿Son como los latinos y griegos?
V. No tienen mucha conformidad con ellos, porque los castellanos son tomados de
dichos vulgares, los más dellos nacidos y criados entre viejas, tras del fuego
hilando sus ruecas; y los griegos y latinos, como sabéis, son nacidos entre
personas dotas y están celebrados en libros de mucha dotrina. Pero, para
considerar la propiedad de la lengua castellana, lo mejor que los refranes
tienen es ser nacidos en el vulgo.
T. Yo os prometo, si no fuesse cosa contraria a mi professión, que me avría
algunos días ha determinadamente puesto en hazer un libro en la lengua
castellana como uno que diz que Erasmo ha hecho en la latina, allegando todos
los refranes que hallasse, y declarándolos lo menos mal que supiesse, porque he
pensado que en ello haría un señalado servicio a la lengua castellana.
V. También era Julio César de vuestra professión, pero no tuvo por cosa contraria
a ella con la pluma en la mano escrivir de noche lo que con la lança hazía de
día, de manera que la professión no os escusa. ¿No avéis oído dezir que «las
letras no embotan la lança»?.
T. Vos dezís muy bien y yo lo conozco; dadme a mí el sujeto que tuvo César, que
scrivía lo que él hazía y no lo que otros dezían, y estonces veréis si tengo
por deshonra escrivir; pero porque parece que scrivir semejantes cosas a ésta
pertenece más a hombres de haldas que de armas, no me he querido poner en ello.
V. Pues aunque yo no hago professión de soldado, pues tampoco soy hombre de
haldas, pensad que no os tengo de consentir me moláis aquí preguntándome
niñerías de la lengua; por tanto me resuelvo con vosotros en esto que, si os
contentan las cosas que en mis Cartas avéis notado, las toméis y las vendáis
por vuestras, que para ello yo os doy licencia; y que, si os parecen mal, las
dexéis estar, pues para mí harto me basta aver conocido por vuestras respuestas
que avéis entendido lo que he querido dezir en mis cartas.
M. Porque lo que en vuestras Cartas avemos notado es de calidad que ni lo podemos
tomar por bueno, porque no todos lo aprovamos del todo, ni lo podemos desechar
por malo, porque ay cosas que nos satisfazen y ay otras que no entendemos, es
menester que en todo caso nos deis cuenta, no solamente de lo que avéis
escrito, pero aun de lo que dello depende o puede depender. Vuestra fe y
palabra nos avéis dado y, aunque no queráis, la avéis de cumplir.
V. «No se haría más en el monte de Toroços» o, como acá dezís, «en el bosque de
Bacano»; y pues, como dizen en mi tierra, «donde fuerça viene, derecho se
pierde», yo me determino en obedeceros. Empeçad a preguntar, que yo os
responderé. Pero ya que assí lo queréis, será bien que todos tres os concertéis
en el orden que queréis llevar en vuestras preguntas, porque no os confundáis
en ellas; hazedlo assí, y entre tanto me salliré yo al jardín a tomar un poco
de aire.
M. Muy bien dezís; en merced os lo tenemos; andad con Dios, que presto os
llamaremos.
T. Pues avemos cogido y prendado a Valdés, aún no lo dexemos de ninguna manera sin
que primero lo esaminemos hasta el postrer pelo; porque yo lo tengo por tal,
que ninguna cosa escrive sin fundamento, y apostaría que tiene en sus Papeles
notadas algunas cosillas sobrêsta materia de que le queremos hablar. Esto creo
assí, porque no vi en mi vida hombre más amigo de scrivir; siempre en su casa
«sta hecho un San Juan Evangelista», la péñola en la mano, tanto que creo
escrive de noche lo que haze de día, y de día lo que ensueña de noche.
M. Bien dezís; y pues vos, que sois el más diestro en la lengua, sabréis mejor lo
que conviene preguntar, a vos toca ordenarlo de manera que no nos confundamos.
T. Antes yo me remito a qualquiera de vosotros que sois leídos, que yo más
m'entiendo de desordenar que de ordenar.
M. Si os queréis governar por mí, haremos desta manera. En la primera parte le
preguntaremos lo que sabe del origen o principio que an tenido assí la lengua
castellana como las otras lenguas que oy se hablan en España; en la segunda lo
que pertenece a la gramática; en la tercera lo que le avemos notado en el
escrivir unas letras más que otras; en la quarta la causa que lo mueva a poner
o quitar en algunos vocablos una sílaba; en la quinta le pediremos nos diga por
qué no usa de muchos vocablos que usan otros; en la sesta le rogaremos nos
avise de los primores que guarda quanto al estilo; en la sétima le demandaremos
su parecer acerca de los libros que stan escritos en castellano. Al último
haremos que nos diga su opinión sobre quál lengua tiene por más conforme a la
latina, la castellana o la toscana. De manera que lo primero será del origen de
la lengua, lo segundo de la gramática, lo tercero de las letras (adonde entra
la ortografía), lo quarto de las sílabas, lo quinto de los vocablos, lo sesto
del estilo, lo sétimo de los libros, lo último de la conformidad de las
lenguas. ¿Conténtaos esta manera de proceder?
T. Es la mejor del mundo, con tal condición que la guardemos de tal manera que
ninguno se pueda sallir della.
C. Yo desseo siempre prevenir por no ser prevenido, y assí querría que pusiéssemos
escondido en algún lugar secreto un buen escrivano, para que notasse los puntos
principales que aquí se dixessen, porque podría ser que con este principio
engolosinássemos a Valdés de tal manera que le hiziéssemos componer qualque
diálogo de lo que aquí platicaremos.
M. Avéislo pensado muy bien; hágase assí: poned a messer Aurelio que, como sabéis,
es entendido en entramas lenguas, y ordenadle lo que ha de hazer, mientras que
yo voy a llamar a Valdés, que lo veo passear muy pensativo; pero mirad que
mandéis que el casero ste a la puerta, para que, si viniere alguno, sea quien
fuere, diga que no estamos aquí, porque no nos estorven; y, porque los que
vinieren lo crean y se vayan con Dios, mandad que los moços se passen a jugar
hazia la parte de la mar, porque de otra manera no haríamos nada.
C. Dezís muy bien; presto será hecho.
V. Ora sus, vedme aquí «más obediente que un fraile descalço quando es conbidado
para algún vanquete».
M. Soy cierto que la plática no puede andar sino bien y, porque no perdamos
tiempo, con licencia destos señores quiero yo tomar la mano.
T. Yo por mí tanto recibiré merced que vos hagáis todas las preguntas principales,
de manera que nosotros dos andemos sobresalientes.
M. Aceto la merced, y començando a preguntar, digo, señor Valdés, que lo primero
que querría saber de vos es de dónde tuvieron origen y principio las lenguas
que oy se hablan en España, y principalmente la castellana, porque, pues avemos
de hablar della, justo es que sepamos su nacimiento.
V. Muy larga me la levantáis; quanto que esto más es querer saber historias que
gramática, y, pues vosotros holgáis desto, de muy buena gana os diré todo lo
que acerca dello he considerado. Estad atentos, porque sobrêllo me digáis
vuestros pareceres. Y, porque la lengua que oy se habla en Castilla, de la qual
vosotros queréis ser informados, tiene parte de la lengua que se usava en
España antes que los romanos la enseñoreassen, y tiene también alguna parte de
la de los godos que sucedieron a los romanos, y mucha de la de los moros, que
reinaron muchos años, aunque la principal parte es de la lengua que
introduxeron los romanos, que es la lengua latina, será bien que primero
esaminemos qué lengua era aquella antigua que se usava en España antes que los
romanos viniessen a ella.
Lo que por la mayor parte los que son curiosos destas cosas tienen y creen, es
que la lengua que oy usan los vizcaínos es aquella antigua española. Esta
opinión confirman con dos razones harto aparentes: la una es que, assí como las
armas de los romanos, quando conquistaron la España, no pudieron passar en
aquella parte que llamamos Vizcaya, assí tampoco pudo passar la lengua al
tiempo que, después de averse hecho señores de Spaña, quisieron que en toda
ella se hablasse la lengua romana. La otra razón es la disconformidad que tiene
la lengua vizcaína con qualquiera de las otras lenguas que el día de oy en
España se usan, por donde se tiene casi por cierto que aquella nación conservó
juntamente con la libertad su primera lengua. Desta mesma opinión fui yo un
tiempo, y creí que cierto fuesse assí, porque la una razón y la otra me
contentaron; pero aviéndolo después considerado mejor, y aviendo leído un poco
más adelante, soy venido en esta opinión: que la lengua que en España se
hablava antiguamente era assí griega como la que agora se habla es latina;
quiero dezir que, assí como la lengua que oy se habla en Castilla, aunque es
mezclada de otras, la mayor y más principal parte que tiene es de la lengua
latina, assí la lengua que estonces se hablava, aunque tenía mezcla de otras,
la mayor y más principal parte della era de la lengua griega. En esta opinión
he entrado por dos puertas. La una es leyendo a los historiadores, porque hallo
que griegos fueron los que más platicaron en España, assí con armas como con
contrataciones, y ya sabéis que estas dos cosas son las que hazen alterar y aun
mudar las lenguas; quanto más que se lee que griegos vinieron a abitar en
España, por donde es de creer que, no solamente guardaron su lengua, pero que
la comunicaron con las otras naciones, las quales, por ser, como es, rica y
abundante, la devieron de acetar. La otra puerta por donde soy entrado en esta
opinión es la consideración de los vocablos castellanos, porque, quando me
pongo a pensar en ellos, hallo que muchos de los que no son latinos o arávigos
son griegos, los cuales creo sin falta quedassen de la lengua antigua, assí
como quedaron también algunas maneras de dezir, porque, como sabéis, el que
habla en lengua agena siempre usa algunos vocablos de la suya propia, y algunas
maneras de dezir.
M. Cosa nueva es para mí, no lo que toca a las historias, sino lo que dezís que la
lengua castellana tenga tanto de la griega, y, si no me lo tuviéssedes a mal,
no lo querría creer hasta ver primero cómo lo prováis.
V. Aunque el creer sea cortesía, yo huelgo que desto que os he dicho no creáis más
de lo que viéredes.
M. Acetamos la licencia, y mirad que no os admitiremos los vocablos griegos que la
lengua castellana ha tomado de la sagrada escritura, como son escandalizar,
atesorar, evangelio, apóstol, ni otros que son como anexos a éstos, assí como
ciminterio y martilojo, ni tampoco los que parece sean de la medicina, como
cristel, paroxismo, efímera, gargarismo, porque quiero que en sí muestren su
antigüedad, porque de otra manera no valerá nada vuestra razón.
V. Bien me podría servir de alguno de los que avéis dicho, pero no quiero sino
dexarlos por no contender, y deziros algunos otros que a mi ver muestran ser
antiguos assí bien que bastan harto para que creáis que lo que digo es verdad;
éstos son apeldar por huir, malatía por enfermedad, cillero por 'el lugar donde
ponden la harina', fantasía por presunción, gaçafatón por 'cosa mal dicha',
tío, rávano, cara, carátula, cadira por silla; también creo que quedassen del
griego trévedes y chimenea, y aun brasa y abrasar, porque BRASO quiere dezir
hiervo, y açomar, masa, moço, mesta, cañada, barrio, cisne, pinjado, artesa,
tramar, truhán, mandra, celemín, glotón, tragón y tragar. Ay también algunos
que comiençan en pan-, y tienen del griego, como son pantuflos, pandero,
panfarrón, y otros muchos que deve aver en que yo no he mirado; ay también
otros vocablos que, aunque tienen del latín, parecen claramente ser forjados a
la sinificación de otros griegos que sinifican lo que ellos; destos es
dexemplar, que en algunas partes de Spaña usan por disfamar; el qual vocablo
creo yo sea forjado desta manera: que soliendo dezir, como el griego dize
PARADIGMA que quiere dezir EXEMPLUM, el español, quiriendo hablar latín, habló
a su modo y dixo dexemplar; así como el francés, porque, hablando su lengua,
por sí dice OUI-DA, quando viene a hablar latín, no se contenta con dezir ITA,
sino añádele el -DA de su lengua y dize ITA-DA. Esto me parece que os deve
bastar quanto a los vocablos. Quanto a las maneras de dezir, si miráis en ello,
hallaréis muy muchas.
M. Ea, dezid algunas.
V. Porque Luciano, de los autores griegos en que yo he leído, es el que más se
allega al hablar ordinario, os daré dél los exemplos.
M. Más los quisiera de Demóstenes.
V. Y aun yo holgara de dároslos siquiera de Isócrates, pero contentáos con que os
dé de lo que tengo. Quando en castellano queremos dezir que 'uno tiene bien de
bivir' dezimos que tiene buena passada; desta mesma manera, quiriendo dezir
esto mesmo, dize Luciano CE DIARCI TON PORON; y en castellano, quiriendo dezir
'nuestra hazienda' o 'su hazienda' dezimos lo nuestro o lo suyo («Quien da lo
suyo antes de su muerte, merece que le den con un maço en la frente», adonde
dize lo suyo por 'su hazienda') y Luciano en la mesma sinificación dize TA
IMETERA. También, si en castellano amenazamos a un moço o muchacho, quiriendo
dezir que lo castigaremos, dezimos «Pues si yo te empieço», y de la mesma
manera dize Luciano MU CATIRXATO, que quiere dezir me empeçó, por 'me dio'.
Para confirmación desta mi opinión, aliende de lo dicho, puedo también alegar
la conformidad de los artículos y otras cosas, si no os contentáis con lo
alegado.
M. Antes abasta harto lo que avéis dicho, y de verdad parece harto aparente y
razonable esta vuestra opinión, y yo tanto de oy más la terné también por mía,
y lo mesmo creo que harán estos dos señores. Agora, presuponiendo que es assí
como vos dezís, que la lengua que en España se hablava antes que los romanos,
aviéndola enseñoreado, le introduxessen su lengua, era assí griega como es
latina la que agora se habla, proseguid adelante.
V. La vida me avéis dado en no querer contender sobrêsto, porque por no porfiar me
dexara vencer, haziendo mi cuenta que «más vale quedar por necio que ser tenido
por porfiado». Pero mirad que, si alguno querrá dezir que la lengua vizcaína es
en España aun más antigua que la griega, yo tanto no curaré de contender sobre
lo contrario, antes diré que sea mucho en buena hora assí como lo dirá, con
tanto que a mí me conceda el señor Torres lo que digo.
T. No os concederé yo tan presto lo que avéis concluido, porque Gayo Lucio y los
tres Cipiones, Claudio Nerón y Sempronio Graco, siendo romanos, latinos y
griegos, no hablaran con turdetanos, celtiberos, o iberos y cántabros por
intérpretes, si la lengua antigua de Spaña fuera griega, ni los mercadantes de
Fenicia avían necessidad de intérprete en el contratar de sus mercaderías con
los antiguos de Spaña, antes que cartagineses y romanos la combatiessen.
V. Abasta que la lengua latina, como he dicho, desterró de Spaña a la griega, la
qual assí mezclada y algo corrompida se platicó en España hasta la venida de
los godos, los quales, aunque no desterraron la lengua latina, todavía la
corrompieron con la suya, de manera que ya la lengua latina tenía en España dos
mezclas, una de la griega, según mi opinión, y otra de los godos. El uso desta
lengua assí corrompida duró por toda España, según yo pienso, hasta que el rey
don Rodrigo en el año de setecientos y diez y nueve, poco más o menos,
desastradamente la perdió, quando la conquistaron ciertos reyes moros que
passaron de África, con la venida de los quales se començó a hablar en España
la lengua aráviga, eceto en Asturias, en Vizcaya y Lepuzca, y en algunos
lugares fuertes de Aragón y Cataluña, las quales provincias los moros no
pudieron sujuzgar, y assí se salvaron muchas gentes de los cristianos, tomando
por amparo y defensión la aspereza de las tierras, adonde, conservando su
religión, su libertad y su lengua, estuvieron quedos hasta que en Asturias,
adonde se recogió mayor número de gente, alçaron por rey de Spaña al Infante
don Pelayo, el qual con los suyos començó a pelear con los moros, y,
ayudándoles Dios, ivan ganando tierra con ellos, y assí como los sucessores
deste rey sucedían en el reino, assí también sucedían en la guerra contra los
moros, ganándoles quando una cibdad y quando otra, y quando un reino y quando
otro. Esta conquista, como creo sabéis, duró hasta el año de mil y
quatrocientos y noventa y dos, en el qual año los Reyes Católicos de gloriosa
memoria, ganando el reino de Granada, echaron del todo la tiranía de los moros
de toda España. En este medio tiempo no pudieron tanto conservar los españoles
la pureza de su lengua, que no se mezclasse con ella mucho de la aráviga,
porque, aunque recobravan los reinos, las cibdades, villas y lugares, como
todavía quedavan en ellas muchos moros por moradores, quedávanse con su lengua;
y, aviendo durado en ella hasta que pocos años ha el Emperador les mandó se
tornassen cristianos o se saliessen de Spaña, conversando entre nosotros, annos
pegado muchos de sus vocablos. Esta breve historia os he contado, porque, para
satisfazeros a lo que me preguntastes, me pareció convenía assí. Agora, pues
avéis visto cómo, de la lengua que en España se hablava antes que conociesse la
de los romanos, tiene oy la castellana algunos vocablos y algunas maneras de
dezir, es menester que entendáis cómo de la lengua aráviga ha tomado muchos
vocablos; y avéis de saber que, aunque para muchas cosas de las que nombramos
con vocablos arávigos tenemos vocablos latinos, el uso nos ha hecho tener por
mejores los arávigos que los latinos; y de aquí es que dezimos antes alhombra
que tapete, y tenemos por mejor vocablo alcrevite que piedra sufre, y azeite
que olio, y, si mal no m'engaño, hallaréis que para solas aquellas cosas que
avemos tomado de los moros no tenemos otros vocablos con que nombrarlas que los
arávigos, que ellos mesmos, con las mesmas cosas, nos introduxeron; y, si
queréis ir avisados, hallaréis que un al- que los moros tienen por artículo, el
qual ellos ponen al principio de los más nombres que tienen, nosotros lo
tenemos mezclado en algunos vocablos latinos, el qual es causa que no los
conozcamos por nuestros. Pero, con todos estos embaraços y con todas estas
mezclas, todavía la lengua latina es el principal fundamento de la castellana,
de tal manera que, si a vuestra pregunta yo uviera respondido que el origen de
la lengua castellana es la latina, me pudiera aver escusado todo lo demás que
he dicho; pero mirad que he querido ser liberal en esta parte, porque me
consintáis ser escasso en las demás.
T. Creo yo, según lo que conozco de vuestra condición, que, aunque os roguemos
seáis escasso, seréis liberal, especialmente desta mercancía en que con la
liberalidad no se desmengua el caudal.
M. No os ha respondido mal; y vos nos avéis muy bien satisfecho a nuestra
pregunta, porque, assí vuestra opinión acerca de la primera lengua, como acerca
de la corrupción de la latina, parece no se puede negar; pero, pues tenemos ya
que el fundamento de la lengua castellana es la latina, resta que nos digáis de
dónde vino y tuvo principio que en España se hablassen las otras quatro maneras
de lenguas que oy se hablan: como son la catalana, la valenciana, la portuguesa
y la vizcaína.
V. Diréos no lo que sé de cierta ciencia, porque no sé nada desta manera, sino lo
que por conjeturas alcanço, y lo que saco por discreción; por tanto me contento
que vosotros a lo que dixere deis el crédito que quisiéredes; y, con este
presupuesto, digo que dos cosas suelen principalmente causar en una provincia
diversidades de lenguas: la una es no estar toda debaxo de un príncipe, rey o
señor, de donde procede que tantas diferencias ay de lenguas, quanta diversidad
de señores; la otra es que, como siempre se pegan algo unas provincias
comarcanas a otras, acontece que cada parte de una provincia, tomando algo de
sus comarcanas, su poco a poco se va diferenciando de las otras, y esto no
solamente en el hablar, pero aun también en el conversar y en las costumbres.
España, como sabéis, ha estado debaxo de muchos señores, y es assí que, dexado
a parte que aun hasta Castilla estuvo dividida, no ha muchos años que Cataluña
era de un señor al qual llamavan conde, y Aragón era de otro señor al qual
llamavan rey; los quales dos señores vinieron a juntarse por casamientos, y
después por armas conquistaron el reino de Valencia que era de moros; y,
andando el tiempo, lo uno y lo otro vino a juntarse con Castilla; y los reinos
de Granada y Navarra tenían también sus señoríos, aunque ya agora, a su
despecho, el uno y el otro están debaxo de la corona de Castilla; y Portugal,
como veis, aun agora sta apartada de la corona de Spaña, teniendo como tiene
rey de por sí. La qual diversidad de señoríos pienso yo que en alguna manera
aya causado la diferencia de las lenguas, bien que qualquiera dellas se
conforma más con la lengua castellana que con ninguna otra; porque, aunque cada
una dellas ha tomado de sus comarcanos, como Cataluña que ha tomado de Francia
y de Italia, y Valencia que ha tomado de Cataluña, todavía veréis que
principalmente tiran al latín, que es, como tengo dicho, el fundamento de la
lengua castellana, de la qual, porque os tengo dicho todo lo que sé y puedo
dezir, no curo de hablar más. De la vizcaína querría saberos dezir algo, pero,
como no la sé ni la entiendo, no tengo que dezir della sino solamente esto,
que, según he entendido de personas que la entienden, también a ella se le an
pegado muchos vocablos latinos, los quales no se conocen, assí por lo que les
an añadido, como por la manera con que los pronuncian. Esta lengua es tan agena
de todas las otras de Spaña, que ni los naturales della son entendidos por ella
poco ni mucho de los otros, ni los otros dellos.
La lengua catalana diz que era antiguamente lemosina, que es agora lenguadoc;
hase apurado tomando mucho del latín, sino que no le toma los vocablos enteros;
y tomando algo del francés puro, y también del castellano y del italiano. La
valenciana es tan conforme a la catalana, que el que entiende la una entiende
casi la otra, porque la principal diferencia consiste en la pronunciación que
se llega más al castellano, y assí es más intelegible al castellano que la
catalana. La portuguesa tiene más del castellano que ninguna de las otras,
tanto que la principal diferencia que a mi parecer se halla entre las dos
lenguas es la pronunciación y la ortografía.
M. Siendo esto que dezís assí, ¿cómo en Aragón y Navarra, aviendo sido casi
siempre reinos de por sí, se habla la lengua castellana?
V. La causa desto pienso que sea que, assí como los cristianos que se recogieron
en Asturias debaxo del rey don Pelayo ganando y conquistando a Castilla
conservaron su lengua, assí también los que se recogieron en algunos lugares
fuertes de los montes Pirineos y debaxo del rey don Garci Ximénez, conquistando
a Aragón y Navarra conservaron su lengua, aunque creo que también lo aya
causado la mucha comunicación que estas dos provincias an siempre tenido en
Castilla. Y la causa por que, según yo pienso, en el Andaluzía y en el reino de
Murcia la vezindad de la mar no ha hecho lo que en las otras provincias, es que
los castellanos conquistaron estas provincias en tiempo que ya ellos eran
tantos que bastavan para introducir su lengua, y no tenían necessidad del
comercio de otras naciones para las contrataciones que sustentan las
provincias.
M. Bien me satisfazen essas razones, y, quanto a esto, con lo dicho nos
contentamos, y assí queremos que dexéis aparte las otras quatro lenguas y nos
digáis solamente lo que toca a la lengua castellana.
V. Si me avéis de preguntar de las diversidades que ay en el hablar castellano
entre unas tierras y otras, será nunca acabar, porque, como la lengua
castellana se habla no solamente por toda Castilla, pero en el reino de Aragón,
en el de Murcia con toda el Andaluzía, y en Galizia, Asturias y Navarra, y esto
aun hasta entre la gente vulgar, porque entre la gente noble tanto bien se
habla en todo el resto de Spaña, cada provincia tiene sus vocablos propios y
sus maneras de dezir; y es assí que el aragonés tiene unos vocablos propios y
unas propias maneras de dezir, y el andaluz tiene otros y otras, y el navarro
otros y otras, y aun ay otros y otras en tierra de Campos, que llaman Castilla
la Vieja, y otros y otras en el reino de Toledo. De manera que, como digo,
nunca acabaríamos.
T. No os queremos meter en ese labirinto; solamente, como a hombre criado en el
reino de Toledo y en la corte de Spaña, os preguntaremos de la lengua que se
usa en la corte, y, si alguna vez tocaremos algo dessotras provincias,
recibiréislo en paciencia.
V. Mientras me mandárades acortar la materia y no alargarla, de buena voluntad os
obedeceré.
M. ¿Creéis que la lengua castellana tenga algunos vocablos de la hebrea?
V. Yo no me acuerdo sino de solo uno, el qual creo se le aya pegado de la
religión; éste es abad, de donde viene abadessa, abadía y abadengo.
C. Este último vocablo es muy nuevo para mí; no passéis adelante sin dezirme qué
quiere dezir abadengo.
V. Porque en la lengua castellana de real se dice realengo 'lo que pertenece al
rey', quisieron los clérigos, con su acostumbrada humildad, por parecer a los
reyes, que de abad se llamase abadengo 'lo que pertenece al abad o abadía'.
T. ¿Paréceos a vos que fueron muy necios?
V. No m'empacho con clérigos. También saco por costal o talega es hebreo, de donde
lo ha tomado el castellano, assí como casi todas las otras lenguas que an
sucedido a la hebrea.
M. ¿Ay algunos vocablos deduzidos de la lengua italiana?
V. Pienso yo que jornal, jornalero y jornada an tomado principio del GIORNO que
dezís acá en Italia; es verdad que también se lo puede atribuir assí Cataluña.
T. Verdaderamente creo sea assí como dezís; nunca avía mirado en ello.
V. Bien creo que aya también algunos otros vocablos tan propios castellanos que,
sin tener origen de ninguna otra lengua, con el tiempo an nacido en la
provincia.
M. Quanto al origen de la lengua basta harto saber lo que nos avéis dicho. Agora
querríamos saber de vos, en lo que pertenece a la gramática, qué conformidad
tiene la lengua castellana con las otras lenguas de que ha tomado vocablos con
que ataviarse y componerse.
V. Muy larga me la levantáis, si queréis meterme en reglas gramaticales; pero,
porque no digáis que no os obedezco, diré lo que assí de presto se me ofrecerá.
M. Nosotros nos contentamos con esso.
V. Quanto a la conformidad, digo que se conforma la lengua castellana con la
griega en esto, que tiene, como ella, sus artículos.
T. ¿A qué llamáis artículos?
V. A el, la y lo, los y las.
T. Ya lo entiendo.
M. ¿De qué manera usáis destos artículos?
V. El ponemos con los nombres masculinos diziendo el hombre, y la ponemos con los
nombres femeninos diziendo la muger; y lo juntamos a los nombres neutros
diziendo lo bueno; pero déste solamente tenemos singular, y no plural como de
los otros, que tenemos los para masculino, diziendo los hombres, y las para
femenino, diziendo las mugeres.
C. ¿Y para los otros casos tenéis artículos?
V. Para el genitivo masculino tenemos del, diziendo del hombre, y para el femenino
de la, diziendo de la muger. Aunque yo creo, assí en el un género como en el
otro, sobre el artículo del nominativo se añade un de, sino que en el masculino
se pierde la e, y por no dezir deel hombre dezimos del hombre.
T. Sin dubda creo que sea assí.
V. Estos mesmos artículos sirven para el ablativo, porque quando dezimos «Del lobo
un pelo y ésse de la frente», aquel del lobo sta en ablativo. De la mesma
manera en el dativo y acusativo ponemos sobre el artículo del nominativo una a,
sino que en el masculino perdemos la e, diziendo «Dixo el asno al mulo: ¡harre
allá! orejudo», adonde aquel al sta por a el. En el femenino no se pierde nada,
porque dezimos «Dixo la sartén a la caldera: ¡tira allá! cul-negra». De la
mesma manera hazemos en el artículo neutro que en femenino, porque assí
poniendo un de sobre el artículo del nominativo formamos el del genitivo y
ablativo, y poniendo una a formamos el del dativo y acusativo, porque dezimos
de lo para genitivo y ablativo, y a lo para dativo y acusativo: «De lo contado
come el lobo», etcétera; y assí como en el singular dezimos el, del y al en el
género masculino, y la, de la y a la en el femenino, assí en el plural en el
masculino dezimos los, de los y a los, y en el femenino las, de las y a las; el
artículo neutro ya he dicho que no tiene plural.
M. Harto basta lo dicho quanto a la conformidad de los artículos; proseguid
adelante.
V. Con la lengua hebrea se conforma la castellana en no variar los casos, porque
en el singular tienen todos ellos una sola terminación, y en el plural otra,
assí como bueno y buenos, hombre y hombres. Con la mesma lengua se conforma en
poner en muchos vocablos el acento en la última, y en usar algunas vezes el
número singular por el plural; y assí dize mucha naranja, passa o higo, por
muchas naranjas, passas o higos. Confórmase también en juntar el pronombre con
el verbo, diziendo dadle y tomaráse como parece por este refrán: «Al ruin dadle
un palmo, y tomaráse quatro». Con la lengua latina se conforma principalmente
en algunas maneras de dezir, y en otras, como avéis oído, se conforma con la
griega. Confórmase también con el latín en el a.b.c, aunque difieren en esto,
que la lengua castellana tiene una j larga que vale por gi, y tiene una que
nosotros llamamos cerilla, la cual haze que la c valga por z; tiene más una
tilde que en muchas partes puesta sobre la n vale tanto como g.
T. De manera que, según esso, podremos bien dezir que el a.b.c. de la lengua
castellana tiene tres letras más que el de la latina.
C. Aun hasta en esto queréis ganar honra; sea mucho en buena hora.
V. Quanto a la gramática, con deziros tres reglas generales que yo guardo, pensaré
aver cumplido con vosotros; las quales a mi ver son de alguna importancia para
saber hablar y escrivir bien y propiamente la lengua castellana.
T. Conmigo tanto, y aun sin dezir ninguna, cumpliríades.
M. ¿Por qué?
T. Porque nunca fui amigo destas gramatiquerías.
M. Y aun por esto es regla cierta que «tanto aprueva uno quanto alcança a
entender»; vos no sois amigo de gramatiquerías, porque no sabéis nada dellas,
y, si supiéssedes algo, dessearíades saber mucho, y assí por ventura seríades
amigo dellas.
T. Puede ser que sería assí, no lo contradigo. Dezid vos vuestras tres reglas;
quiçá, sabidas, aprovaré la gramática.
V. La primera regla es que miréis muy atentamente si el vocablo que queréis hablar
o escrivir es arávigo o latino, porque, conocido esto, luego atinaréis cómo lo
avéis de pronunciar o escrivir.
M. Sta bien, pero esso más pertenece para la ortografía y pronunciación que para
la gramática.
V. Assí es la verdad, yo os digo lo que se me ofrece; ponedlo vosotros en el lugar
que quisiéredes.
M. Bien dezís, pero sería menester que nos diéssedes alguna regla la qual nos
enseñasse hazer diferencia entrêssos vocablos.
V. Quanto que yo no os sabría dar más que una noticia confusa, la qual os servirá
más para atinar que para acertar.
M. Con essa nos contentaremos; dezídnosla.
V. Quanto a lo primero, presuponed que por la mayor parte todos los vocablos que
viéredes que no tienen alguna conformidad con los latinos y griegos son
arávigos; en los quales casi ordinariamente veréis h, x o z, porque estas tres
letras son muy anexas a ellos, y de aquí procede que los vocablos que tienen F
en el latín, convertidos en el castellano, la F se torna en h, y assí de FAUA
dezimos hava; y aun por la mesma causa en muchas partes de Castilla convierten
la S latina en x, y por sastre dizen xastre; lo mesmo hazen comúnmente
convirtiendo la C latina en z, y assí por FACIUNT dizen hazen; las quales todas
son pronunciaciones que tienen del arávigo, pero son tan recibidas en el
castellano que, si no es en el sastre y otros como él, en los demás se tiene
por mejor la pronunciación y escritura aráviga que la latina. Esto os he dicho
porque, si viéredes un vocablo con una destas tres letras, no penséis luego que
es arávigo hasta aver esaminado si tiene esta mudança de letras o no. Quanto a
lo demás, sabed que casi siempre son arávigos los vocablos que empieçan en al-,
como almohada, alhombra, almohaça, alhareme; y los que comiençan en az-, como
azaguán, azar, azagaya; y los que comiençan en col-, como colcha, colgajo,
cohecho; y los que comiençan en ça-, como çaherir, çaquiçamí, çafio; y los que
comiençan en ha-, como haxa, haragán, harón; y los que comiençan en cha-, chi-,
cho-, chu-, como chapín, chinela, choça, chueca; y los que comiençan en en-,
como enhelgado, enhaziado, endechas; y los que comiençan en gua-, como
Guadalherza, Guadalquevir, Guadarrama; y éstos por la mayor parte son nombres
de ríos o de lugares; y los que comiençan en xa-, xe-, como xáquima, xerga. De
los vocablos latinos enteros no es menester daros regla, pues sin ella vosotros
los conoceréis, como también atinaréis en los corrompidos poniendo en ello un
poco de diligencia y trabajo; pero advertid que, assí como en los vocablos
arávigos no sta bien al castellano aquel pronunciar con la garganta que los
moros hazen, assí tampoco en los vocablos latinos no conviene pronunciar
algunas cosas tan curiosamente como las pronunciáis los latinos; esto digo por
la superstición con que algunos de vosotros hablando castellano, pronunciáis la
s.
M. Digo que tenéis mucha razón, y que tengo este aviso por muy bueno, considerando
que tampoco nosotros pronunciamos en el latín los vocablos que tenemos de la
lengua griega y de la hebrea con aquella eficacia y vehemencia que los
pronuncian los griegos y hebreos.
V. La segunda regla consiste en saber poner en cada vocablo su propio artículo;
quiero dezir juntar con el nombre masculino y neutro sus propios artículos, y
decir: «El abad de donde canta de allí yanta» y «Al ruin quando lo mientan
luego viene»; y juntar con el nombre femenino los artículos femeninos, diziendo
assí: «La muger y la gallina por andar se pierde aína», y «El polvo de la oveja
alcohol es para el lobo»; de manera que ni al nombre masculino pongáis artículo
femenino, ni juntéis con el femenino artículo masculino.
M. ¿En qué conoceremos nosotros, entre los vocablos, quál es de un género y quál
de otro?
V. Essa regla no os la sabré yo dar, porque nunca me he parado a pensarla; bien es
verdad que he notado esto: que por la mayor parte los vocablos latinos guardan
en el castellano el mesmo género que en el latín, y digo por la mayor parte,
porque ay muchos que no lo guardan assí como son los nombres de árboles, que en
latín son, como sabéis, casi todos femeninos, y en castellano son casi todos
masculinos, y los de la fruta son los más femeninos; pero por lo más ordinario
veréis que los nombres en castellano guardan el género que en el latín desta
manera: que los nombres acabados en -a, serán femeninos, y assí por el
consiguiente.
M. Pues ¿por qué no ponéis la por artículo a todos los nombres femeninos?»
V. Sí, la ponemos a todos, sacando aquellos que comiençan en a, assí como arca,
ama, ala, con los quales juntamos el, diziendo el arca, el ama, el ala. Esto
hazemos por evitar el mal sonido que hazen dos aes juntas, y de verdad parece
mejor dezir «El mal del milano, el ala quebrada y el papo sano» que no la ala.
M. ¿No sería mejor, por no caer en el inconveniente que parece sea poner artículo
masculino al nombre femenino, perder la a del artículo y dezir l'arca, l'ama,
l'ala?
V. No me parecería mal si se usasse, pero como no se usa, yo por mí no lo osaría
dezir ni escrivir.
M. Pero, ¿no os parecería mal adonde lo viéssedes escrito?
V. No, de ninguna manera. Esto es quanto a los vocablos que o son latinos o tienen
alguna parte del latín; quanto a los otros, no os sabría dar regla ninguna. El
mesmo cuidado que avéis de tener en poner bien el artículo del nominativo
conviene que tengáis en poner el del genitivo y acusativo, estando sobre aviso
de hablar siempre desta manera: «Del monte salle quien el monte quema» y «Del
lobo un pelo y ésse de la frente», y «Lo que da el nieto al agüelo» y
«Allegadora de la ceniza y derramadora de la harina».
C. Paréceme que os aprovecháis bien de vuestros refranes, o como los llamáis.
V. Aprovéchome dellos tanto como dezís, porque, aviendôs de mostrar por un otro
exemplo lo que quiero dezir, me parece sea más provechoso amostrároslo por
estos refranes, porque oyéndolos los aprendáis, y porque más autoridad tiene un
exemplo destos antiguos que un otro que yo podría componer.
C. Bien sta, pero yo no entiendo los más dellos.
V. Abasta que entendáis el propósito para que los digo; la sentencia otro día la
entenderéis.
C. Aceto la promessa; y dezidme si tenéis por cosa de mucha importancia la
observancia destos artículos.
V. Yo os diré de que tanta, que en Castilla tenemos por averiguado que un
estrangero, especialmente si no sabe latín, por maravilla sabe usar propiamente
dellos, tanto que ay muchos vizcaínos en Castilla que después de aver estado en
ella quarenta o cinquenta años, y sabiendo del resto muy bien la lengua, muchas
vezes pecan en el uso de los artículos. Por tanto os aconsejo que miréis muy
bien en ello.
M. Assí lo haremos como lo dezís, por obedeceros.
V. Hazedlo por lo que os cumple, que a mí poco me importa. Más me cumple acabar
esta jornada de oy, y por esto passo a la tercera regla; ésta es que en la
pronunciación de los vocablos miréis bien en qué sílaba ponéis el acento,
porque muchas vezes el acento haze variar la sinificación del vocablo, como
parece en este refrán que dize: «Dure lo que durare, como cuchara de pan»,
adonde, si ponéis el acento en las últimas sílabas del dure y durare, no diréis
nada, porque haréis al uno pretérito y al otro futuro; pero, si en el dure
ponéis el acento en la u, y en el durare en la a, la sentencia estará buena; y,
si diziendo «Quien haze un cesto hará ciento, en el haze ponéis el acento en la
última haciéndolo imperativo, gastaréis la sentencia, y por el contrario si
diziendo «Quien sufrió calló y vido lo que quiso» en el calló ponéis el acento
en la a, haziéndolo presente, no diréis nada. Esto mesmo acontece en otros
muchos verbos, como en burlo y lloro, diziendo: «Quien con su mayor burló,
primero riyó y después lloró»; y por esta causa, quando yo escrivo alguna cosa
con cuidado, en todos los vocablos que tienen el acento en la última, lo señalo
con una rayuela. Bien sé que ternán algunos ésta por demasiada y superflua
curiosidad, pero yo no me curo, porque la tengo por buena y necesaria.
M. Luego ¿ésta es la causa que os mueve a señalar los acentos como hazéis?
V. Esta mesma.
M. Pues yo os certifico que ésta de los acentos es una de las principales cosas
con que yo venía armado contra vos, y paréceme lo que sobrêsto dezís tan bien,
que no puedo dexar de aprovarlo, aunque hasta aquí me parecía cosa bien
demasiada.
V. Huélgome de averos satisfecho antes que me lo preguntássedes.
M. ¿Y querríades que todos usassen este señalar de acentos en el escrivir?
V. Sí querría, a lo menos los que scriven libros de importancia y los que scriven
cartas familiares a personas que no son naturales de Castilla, porque a poca
costa les enseñarían cómo an de leer lo que les escriven.
M. ¿Tenéis alguna regla cierta para esto de los acentos?
V. Ninguna tengo que salga siempre verdadera; es bien verdad que por la mayor
parte los verbos que tienen el acento en la última son terceras personas o de
pretérito, como amó, o de futuro, como enseñará.
M. ¿Avéis notado alguna otra regla que pertenezca al acento?
V. Ninguna, porque ya sabéis que las lenguas vulgares de ninguna manera se pueden
reduzir a reglas de tal suerte que por ellas se puedan aprender; y siendo la
castellana mezclada de tantas otras, podéis pensar si puede ninguno ser
bastante a reduzirla a reglas. Y porque me avéis preguntado de la gramática, y
pertenece también a ella saber juntar el pronombre con el nombre, quiero que
sepáis que la lengua castellana siempre quiere el pronombre delante del nombre,
si no es quando el nombre sta en vocativo, que estonces el pronombre sigue al
nombre. De manera que, hablando bien, avéis de dezir mi señor y mi señora, mi
padre y mi madre, quando están en nominativo, pero si estos nombres están en
vocativo avéis de dezir señor mío y señora mía, padre mío y madre mía. Mas
quiero sepáis que, si estando estos nombres en vocativo, ponéis el pronombre
antes que el nombre, hazéis que la cortesía sea mucho menor, y de aquí es que
ay muy gran diferencia de scrivir a una dama «Señora mía» o «Mi señora»,
porque, luego que de industria os apartáis del propio estilo de la lengua en
que habláis o escrivís, mostráis tener por inferior a la persona con quien
habláis, o a quien escrivís.
M. ¿Tenéis que essa regla sea siempre verdadera?
V. Yo por tal la osaría vender; bien puede ser que tenga alguna ecepción de que yo
no me acuerde.
T. Mirad cómo habláis, porque ecepción, pues yo no lo entiendo, no es vocablo puro
castellano.
V. Tenéis razón, pero, pues me hazéis hablar en esta materia en que yo no he visto
cómo otros castellanos an hablado, es menester que sufráis me aproveche de los
vocablos que más a propósito me parecerán, obligándome yo a declararos los que
no entendiéredes; y assí digo que tener ecepción una regla es tener algunas
cosas que sallen de aquella orden que la regla pone.
T. Ya lo entiendo, y soy contento de sufriros el uso destos vocablos, pero con la
condición que dezís.
V. También pertenece a la gramática el saber juntar el pronombre con el verbo, en
lo qual veo un cierto uso, no sé de dónde sea nacido, y es que muchos dizen
poneldo y embialdo por dezir ponedlo y embiadlo; porque el poned y embiad es el
verbo, y el lo es el pronombre, no sé qué sea la causa por que lo mezclan desta
manera; yo, aunque todo se puede dezir, sin condenar ni reprehender nada,
todavía tengo por mejor que el verbo vaya por sí y el pronombre por sí, y por
esto digo: «Al moço malo, ponedle la mesa y embiadlo al mandado». La mesma
razón ay en dezir ayudarte ha por ayudárate; yo siempre digo: «Ayúdate y
ayudaráte Dios». Lo mesmo es sacarte ha o sacaráte, como diziendo: «Cría
cuervo, y sacaráte el ojo».
T. ¿Qué me daréis y diré que, con lo que avéis dicho, estoy ya un poco aficionado
a la gramática, y me va ya pareciendo bien?
V. ¿Qué? lo que dizen las viejas en mi tierra: «Un correverás y otro que te
hallarás», porque veáis en quánto tengo que os parezcan mal o bien.
T. Vos me avéis respondido como yo merecía; proseguid adelante.
V. No tengo más que proseguir, ni vosotros os podréis quexar que no os he dicho
hartas gramatiquerías.
M. No, que no nos quexamos de lo dicho; pero quexarémonos si no nos dezís más.
V. Quexáos quanto quisiéredes, que a mí no se me ofrece otra cosa que deziros.
M. Según esso, no devéis aver leído el Arte de Gramática Castellana que diz que
compuso vuestro Antonio de Librixa para las damas de la Serenísima Reina doña
Isabel de inmortal memoria.
V. Assí es verdad que no lo he leído.
M. ¿Por qué?
V. Porque nunca pensé tener necessidad dél, y porque nunca lo he oído alabar; y en
esto podéis ver cómo fue recibido y cómo era provechoso que, según entiendo, no
fue imprimido más que una vez.
T. No importa; basta lo dicho quanto a lo que pertenece a la gramática; mejor
haréis en demandar lo que pertenece al poner en los vocablos más unas letras
que otras.
V. ¿De qué os reís?
M. Ríome de ver quán contra vuestra voluntad os hazemos hablar en estas niñerías,
y huélgome de considerar la paciencia con que las tratáis.
V. Dexad hazer; que algún día también yo me reiré de vosotros, o mal m'andarán las
manos.
M. A vuestro plazer, siempre me precié de tomar fiado; agora me dezid: ¿por qué
unas vezes escrivís a con h y otras sin ella?
V. Por hazer diferencia de quando es verbo a quando es preposición; y assí siempre
que es verbo la escrivo con h, y digo: «Quien ha buen vezino ha buen maitino»,
y también «Quien asnos ha perdido, cencerros se le antojan»; y quando es
preposición escrívola sin h, diziendo «A buen callar llaman Sancho», y también
«A carne de lobo, salsa de perro», y «A perro viejo no cuz cuz». Pero muy mejor
veréis la diferencia que ay en el escrivir a sin h o con ella en este refrán:
«Quien lengua ha, a Roma va»; y para que veáis mejor lo que importa escrivir a
con aspiración o sin ella, mirad este refrán que dize «Quien no aventura no
gana», el qual algunos no entienden por hallar escrita la primera a del
aventura con aspiración, porque piensan ser razón que quiere dezir: «quien no
tiene ventura no gana»; en lo qual ya vosotros veis el engaño que reciben.
T. Esso sta bien dicho, pero ¿cómo hará quien no sabe conocer quando es verbo o
quando es preposición?
V. Si no sabe latín terná alguna dificultad, aunque no mucha, si tiene un poco de
discreción; si sabe latín no terná niguna, porque él mesmo se lo enseñará. Bien
es verdad que ay algunos que, aunque saben latín, son tan descuidados en el
escrivir que ninguna diferencia hazen en escrivir de una manera o de otra, y
todavía es mi opinión que la iñorancia de la lengua latina, que los tiempos
passados ha avido en España, ha sido muy principal causa para la negligencia
que avemos tenido en el escrivir bien la lengua castellana.
M. Sin falta deve ser assí; mas he notado en vuestras cartas que en algunos
vocablos unas vezes ponéis a al principio, y otras no, diziendo cevadado y
acevadado, sentado y asentado, donde y adonde, llegado y allegado, ruga y
arruga, vezado y avezado, etcétera.
V. Si avéis bien mirado en ello, hallaréis que pongo a cuando el vocablo que
precede acaba en consonante, y no la pongo quando acaba en vocal; y assí
escriviendo este refrán pongo: «Haz lo que tu amo te manda, y siéntate con él a
la mesa» y no y asiéntate; como también en éste: «El abad de donde canta,
d'allí yanta», y no de adonde. Pero si no precede vocal, veréis que siempre
pongo la a, como aquí: «¿Adónde irá el buey que no are?», y aquí: «Allégate a
los buenos y serás uno dellos.»
T. Mucha observancia es éssa, y mucho cuidado es menester para guardarla.
V. Assí es verdad; y aun por esso no os digo yo lo que otros hazen, sino lo que yo
procuro guardar, desseando ilustrar y adornar mi lengua. El que no quisiere
tomar este trabajo, déxelo estar, que no por esso se irá al infierno.
T. Bien sta, pero vos juzgaréis que el que no guarda lo que vos, no escrive bien
castellano.
V. Quanto a esso, yo sé bien lo que haré.
M. A mí tanto no me suena bien una a que algunos de vosotros ponéis en ciertas
partes, como será diziendo atán bueno; y, como dize vuestro Cancionero general:
«¡O qué dichos atán vanos!» Yo no sé cómo os suena a vos esto; sé que nunca os
lo veo usar.
V. Pues esso os deve bastar por respuesta, y sabed que aquella a es superflua, y
que en coplas la ponen por henchir el verso los ruines trobadores.
M. Bien me plaze esso; pero ¿por qué scrivís truxo, escriviendo otros traxo?
V. Porque es a mi ver más suave la pronunciación, y porque assí lo pronuncio desde
que nací.
M. ¿Vos no veis que viene de TRAXIT latino?
V. Bien lo veo, pero yo quando escrivo castellano no curo de mirar cómo escrive el
latín.
T. En esso tenéis razón, porque yo siempre me acuerdo oír dezir «Fue la negra al
baño, y truxo que contar un año» y no «traxo».
M. No oso admitiros este truxo.
V. ¿Por qué?
M. Porque veo y siento que muchos cortesanos, cavalleros y señores dizen y
escriven traxo.
V. Por la mesma razón que ellos escriven su traxo escrivo yo mi truxo; vosotros
tomad el que quisiéredes.
M. Sta bien, assí lo haremos; pero dezidme, ¿por qué vos escrivís siempre e donde
muchos ponen a?
V. ¿En qué vocablos?
M. En éstos: dezís rencor por rancor, renacuajo por ranacuajo, rebaño por rabaño.
V. A esso no os sabré dar otra razón sino que porque assí me suena mejor, y he
mirado que assí escriven en Castilla los que se precian de scrivir bien.
M. ¿Por qué en los vocablos que comienzan en s unas vezes ponéis e y otras no?
¿Hazéislo por descuido o por observancia?
V. Antes, ésta es una de las cosas principales en que miro quando escrivo, porque
ni apruevo por bueno lo que hazen los que, quiriendo conformar la lengua
castellana con la latina, en los semejantes vocablos quitan siempre la e donde
la latina no la pone; ni tampoco lo que hazen los que siempre la ponen, porque
tengo por mejor, para conservar la gentileza de mi lengua, hazer desta manera:
que si el vocablo que precede acaba en e, no la pongo en el que se sigue, y
assí digo «Casa de sgremidores» y no de esgremidores, y «El socorro de Scalona»
y no de Escalona; y si el vocablo precedente no acaba en e, póngola en el que
se sigue, y assí digo: «De los escarmentados se levantan los arteros».
M. Bien me satisfaze esso, y primor es dino de ser alabado. Pero ¿a qué propósito
ponéis unas vezes en esta, este, esto, e al principio y otras no, aunque el
vocablo precedente no acabe en e?
V. Yo os diré; porque, como sabéis, unas vezes está, esté y estó son verbos y
tienen una sinificación, y otras vezes son pronombres demostrativos y tienen
otra sinificación, hame parecido, por no hazer tropeçar al letor, poner la e
quando son pronombres, porque el acento sta en ella, y quitarla quando son
verbos, porque, estando el acento en la última, si miráis en ello, la primera e
casi no se pronuncia, aunque se scriva.
C. Mostradnos esso por algunos exemplos.
V. Soy contento. Si tengo de scrivir «En salvo sta el que repica» o «Quien bien
sta no se mude» no scrivo está; pero si tengo de scrivir «Si tras éste que
ando, mato, tres me faltan para quatro», o «Si désta escapo y no muero, nunca
más bodas al cielo», no escrivo ste ni sta.
C. Ya lo entiendo muy bien.
M. A la fe que es gentil primor éste; porque a mí tanto muchas vezes me haze
tropeçar, leyendo, el no saber assí de presto conocer si aquel esta es
pronombre o verbo; especialmente que algunas vezes vienen a caer dos juntos, de
los quales el uno es pronombre y el otro verbo, que os hazen desatinar, como
aquí: «Esta esta tierra tan estragada, etc.»
T. No os puedo dezir sino que, aunque no lo he visto usar sino a vos, me parece
bien, pero no me obligaría a guardarlo.
M. En esso vos haréis como quisiéredes; abasta que os parezca bien. En algunos
vocablos avemos mirado que muchos de vosotros ponéis i donde otros ponen e.
V. Dezid algunos.
M. Vanedad o vanidad, envernar o invernar, escrevir o escrivir, aleviar o aliviar,
desfamar o disfamar, etc.
V. Si bien avéis mirado en ello, en todos éssos pongo yo siempre i y no e, porque
me parece mejor; y porque siempre lo he usado assí, y veo que los más primos en
el escrivir hazen lo mesmo. Los que hazen el contrario, por ventura es por
descuido.
M. Por descuido no puede ser, porque Librixa en su Vocabulario los escrive con e.
V. No me aleguéis otra vez para la lengua castellana el autoridad de Librixa
andaluz, que me haréis perder la paciencia.
M. Soy contento, pero tampoco vos no os atuféis porque hombre os diga lo que le
haze dubdar, pues al fin se conforma con lo que vos dezís.
V. En esso tanto ninguna razón tenéis; vos queréis que os sufra yo vuestras
preguntas malas o buenas, y no me queréis sufrir a mí mi cólera sin razón o con
ella.
T. Sea desta manera: que vos nos sufráis a nosotros nuestras preguntas y que
nosotros os suframos a vos vuestra cólera. ¿Sois contento?
V. Contentíssimo; porque os hago saber que para mí no ay igual tormento que no
poderme enojar o mostrar enojo por lo que oigo o veo que no es según mi
fantasía.
M. Bien es que nos declaréis vuestra condición, y pues assí es, dexad hazer a mí:
¿quál es mejor dezir, taxbique o texbique, fraila o freila, trasquilar o
tresquilar?.
V. Yo, en essos vocablos y en los semejantes a ellos, por mejor tengo usar la a
que la e, y, si avéis mirado en ello, siempre la uso, y creo cierto hazen lo
mesmo los que scriven con cuidado.
M. Pues Librixa...
V. No aya más Librixa por vuestra vida.
M. Picastes; pues más de otras diez vezes os haré picar de la mesma manera.
V. Buen tiempo tenéis; pues algún día me vernéis a la melena.
C. ¿Cómo es esso? ¿Qué quiere dezir «a la melena»?
V. No me he obligado a declararos los vocablos que hablo, sino a daros cuenta de
lo que scrivo.
M. Tiene razón; dexadme dezir: ¿por qué scrivís salliré por saldré que scriven
otros?
V. Porque viene de sallir.
M. Agora os quiero meter en un laberinto de donde avréis menester para
descabulliros otro que palabras. Tres maneras de íes tenéis en la lengua
castellana: una pequeña, otra larga, y otra griega, de las quales, si mal no me
engaño, usáis indiferentemente, lo qual tengo por gran falta de vuestra lengua,
si no me dais alguna razón para ello.
V. No avéis dicho mal en llamarlo laberinto, pero estad atentos, que pienso
quedaréis satisfechos, porque os mostraré cómo cada i déstas tiene su lugar
propio donde ninguna de las otras sta bien; y porque la i pequeña es más
general, quiero hazer desta manera: que os diré destôtras primero, y, visto lo
que se puede saber déstas, ternéis por dicho lo de la pequeña.
T. Dezís muy bien.
V. Quanto a la j larga, ya al principio os dixe cómo suena al castellano lo que al
toscano gi, de manera que stará bien en todos los lugares que uviere de sonar
como vuestra gi, y mal en los que uviere de sonar de otra manera; sta bien en
mejor, trabajo, jugar, jamás, naranja, y assí en todos los vocablos que tienen
este ja, jo, ju.
T. ¿Y en los que tienen je?
V. En éssos no.
T. ¿Cómo no? ¿Queréis que scrivamos gente de la manera que scrivimos gerra?
V. No quiero yo tal, porque guerra lo avéis de scrivir con u, y gente no.
T. ¿De manera que queréis pronunciemos la g con la e siempre como en gente?
V. Sí que lo quiero, porque assí es el dever.
T. Hágase assí; pero ¿por qué vos algunas vezes ponéis gi en lugar de j larga?
V. Porque essas vezes será escriviendo a algún italiano, por acomodarme a su
lengua, por ser mejor entendido.
M. No me parece bien que por acomodaros a la lengua agena saquéis la vuestra de
sus quicios.
V. Vos tenéis razón, quando de tal manera la sacasse de sus quicios o quiciales,
que el natural de mi lengua no me entendiesse; pero, si me entiende tanto
escriviendo megior como mejor, no me parece que es sacar de quicios mi lengua,
antes adornarla con el agena, mostrando que es tan general que, no solamente es
entendida de los naturales, pero aun de los estraños.
M. Dezís muy bien; passemos adelante; ya nos avéis dicho de la j larga; dezidnos
agora de la griega.
V. En ésta ay mayor dificultad, pero avéis de saber que la y griega tiene dos
lugares adonde necessariamente se pone, y donde ninguna de las otras estará
bien, y uno donde se pone impropiamente. El uno de los dos es quando la y es
consonante; el otro quando es conjunción. El impropio es quando se pone en fin
de la parte; en todos los otros lugares, creedme que no sta bien.
M. Mostrándonos esso por exemplos avréis cumplido enteramente vuestra promessa.
V. Largamente os lo mostraré; siempre que la y es consonante yo pongo la griega,
como será en mayor, reyes, leyes, ayuno, yunque, yerro; algunas vezes parece
que esta y griega afea la escritura, como es en respondyó, proveyó, y otros
desta calidad; pero yo no me curo de la fealdad, teniendo intento a ayudar la
buena pronunciación; y con el que querrá hazer de otra manera no contenderé.
Desta mesma y griega uso quando ay es verbo y quando es enterjeción, y no
quando es adverbio, porque stonces escrivimos aí; y quando es adverbio oy, y no
quando es verbo, porque estonces escrivimos oí. También escrivimos ya y yo,
porque la y es consonante. Quando es conjunción ponemos también y griega,
diziendo César y Pompeyo, etc. Impropiamente se pone en fin de algunos
vocablos, adonde es vocal, como en assý, casy y ally; en todas las otras partes
yo pongo la i pequeña, sin faltar ninguna.
M. ¿Y en los vocablos que tomáis del latín y del griego que tienen la y griega,
como son mysterio y sýlaba, usáis la y griega?
V. No.
M. ¿Por qué?
V. Por no obligar al que no sabe latín ni griego a que scriva como el que lo sabe,
pues todos podemos escrivir de una misma manera, poniendo misterio y sílaba (y
aun de aquí quito una de las eles, porque el que no es latino no pronuncie las
dos eles juntas), y también porque no quiero poner y griega sino quando es
consonante; y, quando es consonante, no quiero poner la pequeña. Y si queréis
ver lo que importa, considerad que ley con y griega es muy diferente
sinificación de leí con i pequeña; lo mesmo veréis en rey o reí.
M. ¿Qué os parece desta observación, por vuestra fe?
T. Paréceme tan bien que la tengo por la mejor que aquí ha dicho, puesto caso que
las otras son muy buenas; yo por mí tanto os confiesso que no avía mirado en
tanto primor.
M. ¿De aquí adelante pensáis guardar estas reglas?
T. Sí, mientras me acordare dellas; a lo menos guardarélas quando escriviere cosa
que aya de andar por manos de algunos; y aun querría corregir por ellas todo lo
que hasta aquí he scrito.
M. No vi en mi vida hombre de vuestra tierra que fuesse DOCILE sino a vos.
T. ¿Qué quiere dezir DOCILE?
V. Dócil llaman los latinos al que es aparejado para tomar la dotrina que le dan,
y es corregible.
T. Mirad, señores; assí como no todos los que traen ábitos y cugullas son frailes,
assí tampoco son todos porfiados los que son de mi tierra, porque ay de unos y
de otros.
M. Mientras que vos habláredes dessa manera, amigo seréis del señor Valdés; y
dexando esto que es perder tiempo, nos dezid: ¿por qué en lugar del ET latino
[e italiano] ponéis unas vezes y griega y otras e?
V. Solamente pongo e quando el vocablo que se sigue comiença en i, como en lo que
vos acabáis de dezir agora: «latino e italiano».
T. Es muy bien dicho y muy bien mirado, aunque es en la verdad rezia cosa
obligaros a tantas sutilezas sin necessidad.
V. Sí que es rezia sin necessidad, pero con necessidad no es rezia, y de
necessidad tiene de observar todo esto el que quiere scrivir bien y
propiamente, y ninguna cosa voluntaria es dificultosa.
M. Digo que tenéis razón en esto; pero dezidnos: ¿quál tenéis por mejor, ospital o
espital?
V. Ni el uno ni el otro tengo por buenos, porque veo que aunque la pobreza es de
todos muy alabada, de todos es muy aborrecida y menospreciada.
M. Dexáos de dezir donaires; no os pregunto sino quanto a lo que pertenece al
vocablo.
V. Por mejor vocablo tengo ospital, y veréis que pocos dizen ni escriven espital.
M. Pues Librixa...
V. Tornáos aí con vuestro Librixa; ¿no os digo que lo dexéis estar?
M. Ya avéis picado otra vez.
V. Andáos a dezir donaires; y antes que passéis adelante diré esto en disculpa de
Librixa, que por ventura escrive espital porque en su tierra este vocablo quedó
entero del griego vulgar, porque ellos dizen espital.
M. En estos vocablos que diré, como son abundar o abondar, rufián o rofián, ruido
o roído, cubrir o cobrir, jaula o jáola, tullido o tollido, riguroso o
rigoroso, ¿quál tenéis por mejor, la o o la u?.
V. En todos éssos yo siempre serivo la u, porque la tengo por mejor; creo hazen
assí los más.
M. ¿Tenéis por bueno lo que algunos hazen (especialmente scriviendo libro),
poniendo una v que parece superflua, donde, por dezir yo os diré, dizen yo vos
diré, y dizen también porque vos hablen por porque os hablen?
V. Si lo tuviesse por bueno usaríalo; pero por esso no lo uso, porque no lo tengo
por tal; y essa tal v nunca la veréis usar a los que agora escriven bien en
prosa, bien que, a la verdad, yo creo que sea manera de hablar antigua.
M. A la v y a la b nunca acabo de tomarles tino, porque unos mesmos vocablos veo
escritos unas vezes con la una letra y otras con la otra. Acerca desto desseo
me digáis vuestro parecer.
V. Tenéis muy gran razón en lo que dezís; pero avéis de notar que la mayor parte
deste error nace de los vizcaínos, porque jamás aciertan quándo an de poner la
una letra o quándo la otra; pecan también algunas vezes los castellanos en el
mesmo pecado, pero pocas, y una dellas es quando la o es coniunción disiuntiva,
poniendo u en lugar de la o, lo qual de ninguna manera me contenta; y si avéis
mirado en ello, siempre scrivo o, diziendo: «O rico o pinjado, o muerto o
descalabrado». Bien es verdad que, quando el vocablo que se sigue comiença en
o, yo uso u, diziendo: Éste u otro lo hará. Pero, mientras puedo escusarme de
que la necessidad me fuerce a poner u, escúsome, porque no me suena bien; y
porque usamos de dos maneras de úes, una de dos piernas y otra casi redonda,
avéis de saber que déstas yo no uso indiferentemente, antes tengo esta
advertencia, que nunca pongo la u de dos piernas sino donde la u es vocal; en
todas las otras partes casi siempre uso de la otra, y aun también a principio
de parte, pero aquí más por ornamento de la escritura que por otra necessidad
ninguna. Otra cosa observo; que si el vocablo comiença en u vocal, y después de
la u se sigue e, yo pongo una h antes de la u, y assí digo huevo, huerto,
huesso, etc. Ay algunos que ponen g adonde yo pongo h, y dizen güevo, güerto,
güesso; a mí oféndeme el sonido, y por esso tengo por mejor la h.
M. Sta bien esto, pero enseñadnos aquí cómo hazéis quando queréis huir de que
vengan en lo que scrivís muchas vocales juntas, porque tengo éste por gran
primor en el escrivir.
V. Éssa es cosa que no se puede enseñar sino teniendo un libro castellano en la
mano. ¿Tenéis aquí alguno?
M. Pienso que no.
V. Pues acordáos, quando lo tengáis, que yo os lo mostraré; agora solamente os
quiero dezir que, huyendo yo quanto me es possible de la coniunción de muchas
vocales, quando la necessidad forçosamente las trae, procuro ensolverlas, y
assí escrivo desta manera: «En achaque de trama stâcá nuestrâma», donde
poniendo todas las vocales avía de scrivir está acá y nuestra ama. Y de la
mesma manera: «Ninguno no diga: destâgua no beveré», por de esta agua.
C. Esso avéis vos tomado del griego y aun del italiano.
V. La pronunciación ni la he tomado del uno ni del otro; la escritura sí; pero ¿no
os parece a vos que es prudencia saberse hombre aprovechar de lo que oye, vee y
estudia, siendo aquél el verdadero fruto del trabajo?
C. No solamente tengo esso por prudencia, pero ternía el contrario por iñorancia.
M. Veo en vuestras Cartas que en algunos vocablos ponéis b adonde otros no la
ponen, y dezís cobdiciar, cobdo, dubdar, súbdito. Querría saber: ¿por qué lo
hazéis assí?
V. Porque a mi ver los vocablos están más llenos y mejores con la b que sin ella,
y porque toda mi vida los he scrito y pronunciado con b.
M. Siempre que scrivo algún vocablo que comience en c o en q, y después se siga u,
estoy en dubda si tengo de poner c o q, y mirando el Vocabulario de Librixa
hallo que los escrive casi todos con c. Mirando vuestras Cartas hallo muchos
más escritos con q que con c; desseamos nos digáis qué es lo que acerca desto
guardáis.
V. Ya os tengo dicho que no me aleguéis a Librixa.
M. Perdonadme por esta vez, que fue sin malicia.
V. Soy contento, y digôs que en esto no tengo regla ninguna que daros, salvo que,
pareciéndome que conviene assí, a todos los nombres que sinifican número, como
quatro, quarenta, pongo q, y también a los pronombres, como qual; y de verdad
son muy pocos los que me parece se deven escrivir con c; pero todavía ay
algunos, como cuchara (que dezimos «Dure lo que durare, como cuchara de
pan»)... y como cuero (que también dezimos: «Bolsa sin dinero, dígole cuero»).
Y si uno, siendo natural de la lengua, quisiere con diligencia mirar en ello,
la mesma pronunciación le enseñará cómo ha de scrivir el vocablo, porque verá
que los que se an de scrivir con q tienen la pronunciación más hueca que los
que se an de scrivir con c, los quales la tienen mucho más blanda; sé que más
vehemencia pongo yo quando digo quaresma, que no quando cuello.
T. En esso no ay que dubdar, sino que es assí como dezís.
M. Un donaire muy grande he notado en vuestras Cartas; que en algunos vocablos no
os contentáis con la e ordinaria que los castellanos añadís en los vocablos que
comiençan en s, sino ponéis otra añadidura con una d; de manera que, aviendo
hecho de scabullir, escabullir, y de sperazar, esperezar, vos hazéis
descabullir y desperezar.
V. Mayor donaire es querer vos ser juez en la provincia donde no sabéis las leyes;
¿no avéis oído dezir que «Cada gallo cante en su muladar»?
M. Sí que lo he oído dezir, pero esto es tan claro que me parece poder hablar en
ello como en cosa tan propia mía como vuestra.
V. Pues no os parezca, por vuestra vida; y sabed que la gentileza de la lengua
castellana entre las otras cosas consiste en que los vocablos sean llenos y
enteros, y por esto siempre me veréis escrivir los vocablos con las más letras
que puedo, si ya no son algunas letras que indiscretamente se an mezclado en
algunos vocablos, de los quales por ventura, antes que de aquí vamos, nos
toparemos con algunos; pero esto no cabe en ninguno de los que avéis dicho
agora; ni tampoco soy de vuestra opinión en quanto a las añadiduras que dezís;
antes pienso que el primero que començó a usar estos vocablos en la lengua
castellana los usó assí enteros como yo los escrivo.
T. Más os valiera callar, pues, «yendo por la lana, avéis tornado trasquilado».
M. Assí es verdad que torno trasquilado, pero también llevo lana, pues he sabido
lo que hasta agora no sabía. Pero dexemos esto; ¿qué es la causa porque vos no
ponéis una d entre dos aes como la ponen muchos, diziendo ad aquél y assí en
otras partes?
V. Esso hazen solamente algunos aragoneses, lo qual, según parece, hazen por huir
el mal sonido que causan dos aes juntas; pero a mi ver por huir de un
inconveniente caen en dos: el uno es que dan a la lengua lo que no es suyo, y
el otro que no alcançan lo que pretenden, que es adobar el mal sonido, porque,
si bien lo consideráis, peor suena dezir ad aquél que a aquél.
M. Digo que, si sólo por esso ponen la d, ellos a mi ver lo yerran, porque,
aliende de lo que vos avéis dicho, no tienen autoridad de ninguna otra lengua
que haga una cosa semejante, donde se puedan fundar; por tanto, de oy más, yo
les dexo su d, que allá se avengan con ella; y vos dezidnos por qué entre
vosotros, unos ponéis algunas vezes una d al fin de las segundas personas de
los imperativos, y otros siempre la dexáis, escriviendo unas vezes tomá, otras
tomad, unas comprá, otras comprad, unas comé, otras comed.
V. A los que no la ponen querría que demandássedes por qué la dexan, que yo que la
pongo bien os diré la causa.
M. Éssa nos abasta a nosotros saber.
V. Póngola por dos respetos: el uno por henchir más el vocablo, y el otro por que
aya diferencia entre el toma con el acento en la o, que es para quando hablo
con un muy inferior, a quien digo tú, y tomá con el acento en la a, que es para
quando hablo con un casi igual, a quien digo vos; lo mesmo es en compra y
comprad, en come y comed, etc.
M. Quanto a esto yo quedo bien satisfecho, y holgaría me satisfiziéssedes también
a lo que agora os preguntaré; ¿qué es la causa por que vos escrivís con h casi
todos los vocablos que el latino escrive con F? Y sabed que lo que me haze star
más maravillado desto, es ver que muchos castellanos los escriven con f.
V. Si os acordássedes bien de lo que avemos dicho, hallaríades que stais
respondido a esso; pero pues tenéis mala memoria, torno a dezir que de la
pronunciación aráviga le viene a la castellana el convertir la F latina en h;
de manera que, pues la pronunciación es con h, yo no sé por qué ha de ser la
escritura con f, siendo fuera de propósito que en una lengua vulgar se
pronuncie de una manera y escriva de otra; yo siempre he visto que usan la h
los que se precian de scrivir el castellano pura y castellanamente; los que
ponen la f son los que, no siendo muy latinos, van trabajando de parecerlo.
M. No me desplaze lo que dezís, pero veo también que en vocablos que no son
latinos hazéis lo mesmo.
V. Y en éssos mucho mejor quiero guardar mi regla de scrivir como pronuncio.
T. No sé yo si osaríades vos dezir esso en la Cancellería de Valladolid.
V. ¿Por qué no?
T. Porque os apedrearían aquellos notarios y escrivanos que piensan levantarse
diez varas de medir sobre el vulgo, porque con saber tres maravedís de latín
hazen lo que vos reprehendéis.
V. Por esso me guardaré yo bien de írselo a dezir a ellos; ni aun a vosotros no lo
dixera, si no me uviérades importunado.
T. ¿Por qué?
V. Porque es la más rezia cosa del mundo dar reglas en donde cada plebeyo y vulgar
piensa que puede ser maestro.
T. Aunque sea fuera de propósito, os suplico me digáis a quién llamáis plebeyos y
vulgares.
V. A todos los que son de baxo ingenio y poco juizio.
T. ¿Y si son altos de linage y ricos de renta?
V. Aunque sean quán altos y quán ricos quisieren, en mi opinión serán plebeyos si
no son altos de ingenio y ricos de juizio.
M. Essa filosofía no la aprendistes vos en Castilla.
V. Engañado estáis; antes, después qué vine en Italia, he olvidado mucha parte
della.
M. Será por culpa vuestra.
V. Si ha sido por culpa mía o no, no digo nada; basta que es assí, que mucha parte
de la que vos llamáis filosofía, que aprendí en España, he olvidado en Italia.
M. Éssa es cosa nueva para mí.
V. Pues para mí es tan vieja que me pesa.
M. No quiero disputar con vos esto, pues tan bien me avéis satisfecho en lo que os
he preguntado.
V. Huélgome que os satisfaga, pero más quisiera satisfazer a Garcilasso de la Vega
con otros dos cavalleros de la corte del Emperador que yo conozco.
M. Si no se satisfizieren quando vieren alguna cosa donde estuviere guardada la
regla que dezís, ellos sabrán por qué; basta que nosotros quedamos satisfechos.
Pero, ¿sabéis qué querría?
V. ¿Qué?
M. Que en los vocablos que claramente tomáis del latín, los quales se scriven con
dos efes, no les quitássedes ninguna, de manera que dixéssedes affetto y no
afeto.
V. También lo querría yo, pero sería dificultoso de introduzir por la poca plática
que ay de la lengua latina entre los más de nosotros.
M. A lo menos, si no podéis hazer que lo usen los otros, usadlo vos.
V. Soy contento; yo lo haré assí de aquí adelante.
M. Sta bien; dezidme ahora si resgate y rescate es todo uno.
V. Todo, y el propio es rescate.
M. Pues ¿por qué algunos escriven resgate?
V. Por ventura por hazer el contrario de lo que el castellano haze en vuestro
SGOMBRARE, que, mudando la g en c y añadiendo su ordinaria e, dize escombrar.
C. ¿Qué quiere dezir escombrar en castellano?
V. Casi lo mesmo que SGOMBRARE en italiano.
C. Según esso, hurtado nos avéis este vocablo.
M. Sí, por cierto, hallado os avéis la gente que se anda a hurtar vocablos.
C. Tenéis razón, no supe lo que me dixe.
V. Siempre vosotros estáis armados de spada y capa, para herirnos quando nos veis
algo descubierto; pues, ya sabéis que «donde las dan, allí las toman».
M. Sélo muy bien, y en esto tanto no quiero contender con vos, con tanto que me
digáis quál tenéis por mejor; dezir quige y quigera, o quise y quisiera. ¿Y
quál os contenta más, escrivir: vigitar o visitar? porque veo algunos, y aun de
los cortesanos principales, usar más la g que la s.
V. Yo por muy mejor tengo la s, y creo que la g no la avéis oído usar a muchas
personas discretas nacidas y criadas en el reino de Toledo o en la corte, si ya
no fuesse por descuido.
M. En la verdad creo sea assí, aunque no fuesse sino porque el vigitar tiene, a mi
ver, del villanesco. Agora dezidme: ¿quál os contenta más, escrivir rigase o
ríyase?
V. Yo por mejor tengo ríyase, con tanto que la primera i sea pequeña, porque es
vocal, y la segunda sea griega, porque es consonante; la g yo no sé por qué se
ha enxerido allí; siempre diré: «Ande yo caliente y ríyase la gente.»
M. Bien me plaze esto; y agora que nombrastes la g, me acuerdo que en los vocablos
latinos, adonde después de la g se sigue n, unas vezes veo que quitáis la g, y
otras veo que la ponéis; ¿por qué hazéis esto?
V. Quando escrivo alguna carta particular en castellano para algún italiano, pongo
la g por la mesma causa que en lugar de la j larga pongo gi; pero, quando
escrivo para castellanos y entre castellanos, siempre quito la g, y digo
sinificar y no significar, manífico y no magnífico, dino y no digno; y digo que
la quito porque no la pronuncio; porque la lengua castellana no conoce de
ninguna manera aquella pronunciación de la g con la n; y veréislo porque no
dize segnor, sino señor, sirviéndose de la tilde donde vosotros os servís de la
g. De manera que, quando bien yo quisiesse que el castellano pronunciasse como
vosotros el manífico y el sinifico, pornía en lugar de vuestra g nuestra tilde,
como hago en iñorancia, y diría mañífico y siñifico; ¿qué os parece desto,
señor Torres?
T. Paréceme tan bien que no os lo oso alabar, porque no me tengáis por lisonjero.
M. Si va a dezir las verdades, digôs que tengo sospecha que vosotros os vais
haziendo del ojo, para que aprueve el uno lo que dize el otro. Hazedlo en buena
hora, no me doy nada; y dezidme: ¿a qué propósito hazéis tantos potajes de la
h, que jamás puede la persona atinar adónde sta bien o dónde sta mal?
V. En esso tanto tenéis mucha razón, porque es assí que unos la ponen adonde no es
menester, y otros la quitan de donde sta bien. Pónenla algunos en hera, havía y
han, y en otros desta calidad, pero esto házenlo los que se precian de latinos;
yo, que querría más serlo que preciarme dello, no pongo la h porque leyendo no
la pronuncio; hallaréis también una h entre dos ees, como en leher, veher, pero
desto no curéis, porque es vicio de los aragoneses, lo qual no permite de
ninguna manera la lengua castellana; y otros la quitan, digo la h, de donde sta
bien, diziendo ostigar, inojos, uérfano, uésped, ueste, etc., por hostigar,
hinojos, huérfano, huésped, hueste; y haziendo esto caen en dos inconvenientes:
el uno es que defraudan los vocablos de las letras que les pertenecen, y el
otro que apenas se pueden pronunciar los vocablos de la manera que ellos los
escriven. Ay otra cosa más, que, haziéndose enemigos de la h, ninguna
diferencia hazen entre e quando es conjunción, y he quando es verbo, porque
siempre la escriven sin h, en lo qual, como os he dicho de la h, yerran
grandemente. Aun juegan más con la pobre h poniendo algunas vezes, como ya os
he dicho, la g en su lugar, y assí dizen güerta, güessa, güevo, por huerta,
huessa, huevo, etc., en los quales todos yo siempre dexo estar la h, porque me
ofende toda pronunciación adonde se juntan la g con la u, por el feo sonido que
tiene.
T. Assí es verdad que el sonido es feo, pero, como veis, es más claro.
V. Séase quan más claro vos quisiéredes, que yo por mí nunca escriviré ni
pronunciaré de otra manera que he hecho hasta aquí; y si queréis ver el amistad
que la lengua castellana tiene con la h, acordáos que ya dos vezes os he dicho
que casi en todos los vocablos que tiene latinos, si comiençan en F, convierte
la f en h, diziendo por FERRUM, hierro, quando sinifica metal, como en este
refrán: «A fuerça de villano, hierro en medio», y en éste: «Cargado de hierro,
cargado de miedo». Pero advertid que, quando tomamos este vocablo que sinifique
'error', no le scrivimos con h, como aquí: «Quien yerra y s'enmienda, a Dios se
encomienda»; y notad que la y ha de ser griega, porque es consonante. También
dezimos, por FAUA, hava: «Da Dios havas a quien no tiene quixadas.» Y aun la G
latina convertimos algunas vezes en h, diziendo hermano por germano: «Medio
hermano, remiendo de mal paño».
T. Aunque más digáis que nos hazemos del ojo, no callaré esto, que lo dicho de la
h sta muy bien considerado.
M. ¿Quál tenéis por mejor dezir, árbol, o árbor?
V. Aunque árbor es más latino, tengo por mejor dezir árbol.
M. ¿Y quál os contenta más, llanto o planto?.
V. Por mejor tengo dezir planto.
M. ¿Y entre salir y sallir hazéis alguna diferencia?
V. No quanto a la sinificación, pero tengo por mejor dezir «El mal vezino vee lo
que entra y no lo que salle» que no lo que sale. Assí como también me contenta
más resollar que resolgar. Esta variación de letras en los vocablos creo sea
nacida más presto por inadvertencia de los que hablan y escriven, variando
quando una letra o quando otra, que no por industria.
M. Verdaderamente creo sea assí; pero veamos: ¿quál tenéis por mejor, dezir levar
o llevar?
V. Yo por mejor tengo dezir llevar, aunque no fuesse sino porque levar también
sinifica 'levantar'.
C. Uno de los tropieços en que yo caigo quando leo algunas cosas en castellano es
el de las dos eles, porque como no las pronunciáis como nosotros, nunca acabo
de caer en la pronunciación dellas.
V. Con esto que os diré, si quisiéredes estar sobre aviso quando leéis, no
tropeçaréis jamás en este canto: esto es, que el castellano pronuncia siempre
las dos eles como vosotros pronunciáis la g con l y con i, de manera que
vosotros escrivís GAGLIARDO, y nosotros gallardo, y todos los pronunciamos de
una mesma manera; y lo mesmo acontece en los otros vocablos semejantes a éste.
C. Por esto dizen que «más veen quatro ojos que dos»; ya yo no tropeçaré más en
esto; proseguid adelante.
M. En los verbos compuestos con pronombre ay muchos que convierten una r en l, y
por lo que vos dezís dezirlo y hazerlo, ellos dizen dezillo y hazello; dezidnos
acerca desto lo que os parece.
V. Lo uno y lo otro se puede dezir; yo guardo siempre la r porque me contenta más.
Es bien verdad que en metro muchas vezes sta bien el convertir la r en l por
causa de la consonante, como veréis en esta pregunta que embió un cavallero a
otro, la qual dize assí:
¿Quês la cosa que sin ella
más claramente la vemos
y si acaso la tenemos
no sabemos conocella?
Quanto ella es más perfeta
en aquel que la posee,
tanto a él es más secreta
y todo el mundo la vee.
adonde, como veis, dixo conocella y no conocerla, porque respondiesse al ella.
M. Antes que passéis adelante, nos dezid qué cosa es éssa que tiene tantas
contrariedades.
V. Si os la dixesse, la sabríades.
M. Y aun por saberla os lo preguntamos.
V. Pues quedáos agora con esse desseo.
M. Descortésmente lo hazéis; sufrímôslo por que vos nos sufráis a nosotros
nuestras importunas preguntas.
V. Como mandáredes.
M. ¿Qué parecer es el vuestro acerca del poner m o n antes de la p y de la b?
V. Por mi fe, en esso tanto nunca seré muy supersticioso; bien sé que el latín
quiere la m, y que a la verdad parece que sta bien, pero como no pronuncio sino
n, huelgo ser descuidado en esto, y assí por cumplir con la una parte y con la
otra, unas vezes escrivo m, y otras n, y assí tanto me da escrivir «Duro es el
alcacer para çampoñas» como para çanpoñas, y de la mesma manera escrivo «A pan
de quinze días, hanbre de tres semanas», como hambre.
M. Pero todavía ternéis por mejor la m que la n.
V. Assí es verdad.
M. Adonde vos escrivís estonces, y assí, y desde, otros escriven entonces, ansí, y
dende, mudando la s en n. ¿Tenéis alguna razón que os mueva a escrivir s antes
que n?.
V. La principal razón que tengo es el uso de los que bien escriven; podría también
aprovecharme del origen de los vocablos, pero no quiero entrar en estas
gramatiquerías. Básteos saber que a mi parecer en los vocablos que avéis dicho
sta mejor la s que la n, la qual creo se ha metido allí por inadvertencia.
T. Y aun yo soy de la mesma opinión, aunque algún tiempo me pareció mejor dezir
entonces que estonces; pero ya me he desengañado.
M. Dos vocablos hallo de los quales vos, no sé por qué, quitáis una n, diziendo
por invierno y lenxos, ivierno y lexos: ¿hazéislo por industria o por descuido?
V. El descuido creo yo que sta en los que ponen la n sin propósito ninguno, y ésta
es una de las letras que yo digo que por inadvertencia se an mezclado en
algunos vocablos.
M. Yo bien creo que sea assí, pero siendo esfera vocablo griego, ¿por qué vos lo
escrivís con f y otros con p, escriviéndolo el griego con ph?
V. Los que lo escriven con p darán cuenta de sí; yo escrívolo con f por conformar
mi escritura con la pronunciación.
M. ¿Y hazéis lo mesmo en los otros nombres griegos que el latino escrive con ph,
como son PHILOSOPHIA y PHARISEO?
V. Lo mesmo, y por la mesma razón.
M. ¿Quál tenéis por mejor, dezir querido o quesido?
V. Yo nunca jamás escrivo quesido, sino querido, porque viene de querer.
M. Algunos oigo pronunciar guerra y tierra, y assí otros vocablos que se scriven
con dos erres, como si se scriviessen con sola una, y muchas vezes he dubdado
si lo hazen por primor o por iñorancia. ¿Qué me dezís acerca desto?
V. Que ni lo hazen por primor ni por iñorancia, sino por impedimento de sus
propias lenguas, que no pueden pronunciar aquel sonido espesso que hazen las
dos erres juntas.
M. Bien me contenta. En muchos vocablos he mirado que scrivís dos eses adonde
otros se contentan con una, y una donde otros ponen dos; ¿tenéis alguna regla
para esto?
V. La regla más general que para ello tengo, es doblarla en todos los nombres
superlativos, como son boníssimo y prudentíssimo, y en todos los nombres que
acaban en -essa, como huessa, condessa, abadessa; y en los que acaban en -esse,
como interesse, en la qual terminación acaban muchas personas en los verbos,
como hiziesse, truxesse, llevasse, etc.; y en los que acaban en -esso, como
huesso, professo, traviesso; y generalmente pongo dos eses quando la
pronunciación ha de ser espessa, y donde no lo es pongo una sola.
M. Bien me contentan estas reglas, pero dezidme: ¿haréis alguna diferencia entre
asperar y esperar?
V. Yo sí, diziendo asperar en cosas ciertas, y esperar en cosas inciertas, como
vosotros usáis de ASPETTARE y SPERARE, y assí digo: «Aspero que se haga hora de
comer» y digo: «Espero que este año no avrá guerra.» Bien sé que pocos o
ninguno guarda essa diferencia, pero a mí me ha parecido guardarla, por dar
mejor a entender lo que scrivo.
T. Yo tanto nunca guardé essa diferencia, ni la he visto guardada.
M. No os maravilléis, que ni aun en los dos vocablos italianos la guardan todos;
es bien verdad que la guardan los que la entienden, y assí me parecerá bien que
en los dos vocablos españoles la guarden también los que la entienden, de
manera que el que lee entienda qué ha de entender por esperar, qué por asperar,
y qué por confiar; los quales tres vocablos por el ordinario confunden los que
scriven; y pues esto sta bien dicho, dezidme: ¿quál es mejor escrivir cien sin
t o cient con t?
V. Muchas vezes he estado en dubda quál tomaría por mejor, y al fin heme
determinado en escrivir sin t, y dezir: «Un padre para cien hijos y no cien
hijos para un padre».
M. Lo mesmo que me prometistes de hazer en las dos efes, quiero que me prometáis
en los vocablos que el latín escrive con dos tees o con ct, como affetto,
dotto, perfetto, respetto.
V. Esto es un poco más durillo, pero todavía, pues es bueno, no os lo quiero
negar.
M. Téngôslo en merced. ¿Qué os parece de lo que muchos hazen en algunos vocablos,
escriviéndolos unas vezes con t y otras vezes con d?
V. Paréceme que hazen mal en no estar constantes en una mesma manera de scrivir.
Pero dezidme, ¿qué vocablos son éssos?
M. Son duro y turo; trasquilar y desquilar.
C. ¿Qué dezís? ¿vos no veis que turo y duro no son una mesma cosa?
M. ¿Cómo no?
C. Porque, según a mí me an dicho, turó quiere dezir DURAUIT, y duro toman por
escasso, hablando metafóricamente, porque «del escasso no se saca más çumo que
de una piedra».
V. En esso tanto más os engañáis vos, no haziendo diferencia entre duro con el
acento en la u, que sinifica, como avéis dicho, escasso, y assí dezimos «Más da
el duro que el desnudo», y duró con el acento en la última, que sinifica
DURAUIT. Porque veáis si haze al caso señalar los acentos.
C. Yo confiesso averme engañado.
T. Pues también s'engaña el señor Marcio creyendo que trasquilar y desquilar
tienen una mesma sinificación.
M. Pues si yo m'engaño, desengañadme vos.
T. Soy contento. Avéis de saber que trasquilar no se usa jamás sino para sinificar
'cortar los cabellos', y assí parece por algunos refranes, como son éste:
«Trasquílenme en concejo, y no le sepan en mi casa», y éste: «Ir por lana y
volver trasquilado.» Sabed, más, que desquilar solamente pertenece al ganado.
De manera que, assí como s'engañaría el que no hiziesse esta diferencia en el
uso deste vocablo, assí también os engañáis vos en dezir que unos lo escriven
con t y otros con d, pues veis que mudando las letras se muda la sinificación.
V. Bien os ha desengañado; antójaseme que stais algo corrido.
M. Tenéis razón; siempre me pesó ser vencido, especialmente de quien no tiene
abilidad para vencer; pero mirad que no quiero que se passe entre renglones el
dezirnos quál tenéis por mejor, escrivir turo o duro.
V. Cuando sinifican una mesma cosa, por no hazer errar a quien lee, como ha errado
el señor Coriolano, me parecería mejor dezir turó, pero porque en el más común
hablar se dize duró, yo también escrivo duró, señalando con una raíca el acento
en la última.
M. Sta bien esso, pero ¿por qué vos en algunos vocablos, adonde muchos ponen s,
ponéis x?
V. ¿Qué vocablos son éssos?
M. Son muchos, pero deziros he algunos: cascar o caxcar, cáscara o cáxcara,
cascavel o caxcavel, ensalmo o enxalmo, sastre o xastre, saucia o xaucia,
siringa o xiringa, tasbique o taxbique.
V. Abastan harto los dichos; yo estoy al cabo de lo que queréis dezir, y, si avéis
mirado bien en ello, no escrivo yo todos essos con x como vos dezís, porque en
los nombres dessa calidad guardo siempre esta regla: que, si veo que son
tomados del latín, escrívolos con s, y digo sastre y no saxtre, y ensalmar y no
enxalmar, y siringa y no xiringa; y si me parece son tomados del arávigo,
escrívolos con x, y assí digo caxcavel, cáxcara, taxbique, etc., porque, como
os he dicho, a los vocablos que o son arávigos o tienen parte dello, es muy
anexa la x.
M. De manera que podremos usar la s en los vocablos que viéremos tener origen del
latín, y la x en los que nos pareciere tienen origen del arávigo.
V. Ya os digo que yo assí lo hago; pienso que en hazer vosotros de la mesma manera
no erraréis.
M. ¿Pero de los nombres latinos cabeçados en ex-, como excelencia, experiencia,
etc., no querréis que quitemos la x?
V. Yo siempre la quito, porque no la pronuncio, y pongo en su lugar s, que es muy
anexa a la lengua castellana; esto hago con perdón de la lengua latina, porque
quando me pongo a escrivir en castellano no es mi intento conformarme con el
latín, sino esplicar el conceto de mi ánimo de tal manera que, si fuere
possible, qualquier persona que entienda el castellano alcance bien lo que
quiero dezir.
T. Para deziros verdad, esto se me haze un poco durillo.
V. ¿Por qué?
T. Porque yo no sé con qué autoridad queréis vos quitar del vocablo latino la x y
poner en su lugar la s.
V. ¿Qué más autoridad queréis que el uso de la pronunciación? Sé que diziendo
experiencia no pronunciáis la x de la manera que diziendo exemplo.
T. Assí es verdad, pero...
M. Esse pero si no os lo quisiéredes comer, tragáoslo por agora; que, pues a
nosotros dos nos ha satisfecho, también vos os devéis contentar.
T. Yo me contento.
C. Pues yo no puedo sufrir que hagáis tanto hincapié en dezir que no queréis
escrivir sino como pronunciáis.
V. ¿Por qué?
C. Porque no lo hazéis siempre assí.
V. ¿Adónde hago el contrario?
C. Adonde scrivís vuestra con r, y no siento que lo pronunciáis sino con s,
diziendo vuessa.
V. Esso será quando escrivo el vra. abreviado, porque sta en costumbre que el
abreviadura se scriva con r; pero, si lo tengo de scrivir por letras, no lo
escriviré sino con s. Esto avéis d'entender que es assí por la mayor parte,
pero no siempre; porque, si diziendo v.m., pronunciasse el vuestra con r,
qualquier castellano que me oyesse juzgaría que soy estrangero; pero no me
juzgaría por tal, aunque, diziendo v.s., pronunciasse en el vuestra la r. Es
bien verdad que la pronunciación más ordinaria es sin r, como vos avéis muy
bien notado».
M. Yo nunca avía mirado en esso, y como vía escrito vra. con r, creía que assí se
avía de pronunciar; y pues assí es, de oy más no pronunciaré sino con s; y
paréceme que hazéis mal en usar de abreviadura que haze tropeçar.
V. Sí que haze tropeçar, pero no a los naturales de la lengua; assí como tampoco
haze tropeçar a los que saben latín el abreviadura que hazen escriviendo Xpo.
con p y con x, no pronunciándose la una letra ni la otra.
M. Tenéis mucha razón y, dexando esto, nos dezid de dónde viene que algunos
españoles en muchos vocablos, que por el ordinario escrivís con z, ellos ni la
pronuncian ni la escriven.
V. Ésse es vicio particular de las lenguas de los tales que no les sirven para
aquella asperilla pronunciación de la z, y ponen en su lugar la s, y por hazer
dizen haser, y por razón, rasón, y por rezio, resio, etcétera. ¿No os parece
que podría passar adonde quiera por bachiller en romance, y ganar mi vida con
estas bachillerías?
M. Largamente.
C. Aunque no queráis, me avéis de dezir qué sinifica bachiller, y qué cosa son
bachillerías.
V. Maravíllome de vos que no entendáis qué cosa es bachiller y bachillerías, que
lo entienden, en buena fe, en mi tierra los niños que apenas saben andar.
C. También en la mía los niños de teta entienden algunos vocablos que vos no
entendéis.
V. Tenéis razón; bachiller en romance castellano quiere dezir lo que BACCALARIUS
en latín.
C. Agora lo entiendo menos. Vos me queréis enseñar lo que no entiendo por lo que
no sé.
V. Bachiller o bacalario es el primer título de ciencia que dan en las
universidades de Spaña a los que con el tiempo y el estudio hazen después
licenciados, doctores y maestros; y porque éstos presumen por el ordinario más
que saben, quando alguno haze muestras de saber, lo llamamos bachiller, y a las
tales muestras llamamos bachillerías. ¿Entendéislo?
C. Agora sí.
M. Sirva esto por una manera de paréntesis, y passemos a lo que haze al caso. Al
principio dixistes que la lengua castellana, de más del a.b.c. latino, tiene
una j larga, que vale lo que al toscano gi; y una cerilla que, puesta debaxo de
la c, la haze sonar casi como z; y una tilde que, puesta sobre la n, vale lo
que al latino y toscano g. Querríamos que nos dixéssedes lo que observáis
acerca destas letras o señales.
V. Quanto a la j larga me parece averos dicho todo lo que se puede dezir.
T. Assí es verdad.
V. Quanto a la cerilla, que es una señaleja que ponemos en algunos vocablos debaxo
de la c, digo que pienso pudo ser que la c con la cerilla antiguamente fuessen
una z entera.
M. Quanto que esso no os lo sufriré; ¿queréis dezir que el tiempo corta las letras
como las peñas?
V. Donoso sois; no quiero dezir que las corta el tiempo, sino que los hombres por
descuido con el tiempo las cortan. Pero esto no importa; séase como se fuere.
Lo que importa es dezir que la cerilla se ha de poner quando, juntándose la c
con a, con o, y con u, el sonido ha de ser espesso, diziendo çapato, coraçón,
açúcar.
T. Y quando se junta con e y con i, para dezir cecear y cimiento, ¿no se ha de
poner la cerilla?
V. No que no se ha de poner.
T. ¿Por qué?
V. Porque, con cerilla o sin ella, siempre pronunciáis essos vocablos, y los
semejantes a ellos, de una mesma manera; pues, pudiendôs ahorrar la cerilla,
indiscreción sería ponerla.
T. Tenéis muy gran razón; yo me la ahorraré de aquí adelante.
C. ¿Cómo sabré yo quándo tengo de poner essa cerilla, o como la llamáis, debaxo
dessas letras, y quándo no?
V. La mesma pronunciación os lo enseñará.
C. ¿De manera que para saber escrivir bien es menester saber primero pronunciar
bien?
V. ¿Quién no lo sabe esso? La tilde generalmente sirve en el castellano del mesmo
oficio que en el latín, y particularmente, puesta sobre la n, vale lo que al
latino y toscano la g quando sta cabo la n; y assí, donde el latino escrive
IGNORANTIA, el castellano iñorancia, y donde el toscano escrive SIGNOR, el
castellano pone señor.
T. Porque no penséis que os lo sabéis vos todo, quiero yo también sutilizar mi
parte, y dezir que la tilde no haze, o por mejor dezir no devría hazer, más
sobre la n que sobre qualquiera de las otras letras, porque assí suple por n en
ésta como en qualquiera de las otras; pero, por evitar un frío sonido que al
parecer hazen dos enes juntas, la una se convirtió en g, y hízose aquella
manera de sonido que sentís.
V. No me desplaze esso.
T. También creo que lo que agora dezimos mañas con tilde sea lo mesmo que maneras,
sino que la tilde los ha diferenciado; porque, como sabéis, quando queremos
escrivir maneras abreviado, lo escrivimos de la mesma manera que mañas, y assí
creo que sea lo mesmo dezir «El que malas mañas ha, tarde o nunca las perderá»
que «El que malas maneras ha, etc.». De la mesma manera creo aya acontecido en
daño y año, y en algunos otros, adonde primero valía la tilde lo que en el
latín, diziendo DAÑUM y AÑUS, y después avemos hecho que suene de otra manera,
de suerte que la tilde, que servía antes por n o m, con el tiempo avemos hecho
que sirva por g quando la hallamos sobre la n. ¿Paréceos que digo algo?
V. Paréceme que, si honra se gana en estas pedanterías, os avéis hecho más honra
con esto sólo que avéis dicho que yo, con todo lo que he parlado; y por mí os
digo que nunca avía mirado en essos primores.
T. Agora que veo os contentan a vos, empeçaré a tenerlos por primores, que hasta
aquí no osava tenerlos por tales; y porque veáis que soy hombre de tanta
conciencia que no quiero vender la hazienda agena por propia mía, sabed que
esto no lo saqué de mi cabeça, sino que lo aprendí de un hombre que todos
conocemos, cuyo nombre callaré por no lastimar a alguno.
V. Aunque me maravillava que fuesse aquel primor de vuestra cosecha, como os tengo
por hombre de tanto ingenio que con él podéis suplir la falta de letras,
todavía creí que fuesse vuestro.
M. Dexad estar essas vuestras cerimonias españolas para los que se comen las manos
tras ellas; y dezidnos de qué sirve la tilde sobre como y sobre muy.
V. Solamente se pone por ornamento de la escritura.
M. ¿Y un rasguillo que ponéis delante la o?
V. De lo mesmo.
M. De manera que quien los dexasse de poner ¿no gastaría la sentencia?
V. No, de ninguna manera.
M. Y unos rasguillos que vos ponéis sobre algunos vocablos ¿sirven de lo mesmo que
los que se ponen en griego y en toscano?
V. De lo mesmo, porque muestran al letor que falta de allí una vocal, la qual se
quitó por el ayuntamiento de otra que seguía o precedía.
M. ¿Por qué no ponen todos essos rasguillos?
V. Porque no todos ponen en el escrivir corretamente el cuidado que sería razón.
M. ¿Y los que no los ponen dexan de scrivir las letras que vos dexáis?
V. Ni las dexan todos, ni las dexan todas.
M. Y los que las dexan ¿señalan con aquel rasguillo las que dexan?
V. No todos.
M. ¿Por qué?
V. Pienso que porque no miran en ello, como hazía yo antes que tuviesse
familiaridad con la lengua griega y con la italiana; y, si os parece, será bien
poner fin a estas inútiles pláticas.
M. ¿Cómo inútiles?
V. Porque estas cosas son de las que «entran por una oreja y se sallen por otra».
M. Muy engañado estáis, si creéis esto assí como lo dezís, porque os prometo me
bastaría el ánimo a repetiros todo lo sustancial que aquí avéis dicho.
V. Y aun no haríades mucho, pues lo sustancial se podría escrivir en la uña.
M. Aunque lo dezís assí, yo sé bien que lo entendéis de otra manera.
V. Si no queréis creer lo que digo, creed lo que quisiéredes y preguntad a vuestro
plazer.
M. Dezís muy bien, y assí lo haremos. En vuestras Cartas avemos notado que en
algunos vocablos, donde otros ponen en, vos ponéis a.
V. Dezid algunos.
M. Otros dizen envergonçar, enhorcar, enriscar; vos ponéis avergonçar, ahorcar,
arriscar.
V. No me acuerdo jamás ayer visto escritos essos vocablos con en.
M. Pues yo sí los he visto.
V. ¿Adonde?
M. En Librixa.
V. Ya tornáis a vuestro Librixa. ¿No os tengo dicho que, como aquel hombre no era
castellano, sino andaluz, hablava y escrivía como en Andaluzía, y no como en
Castilla?
M. Ya me lo habéis dicho, y ya yo lo sé; pero también os tengo yo dicho a vos que
os he de hazer picar en Librixa más de diez vezes.
V. Paciencia.
M. También trocáis la en por de en este vocablo: enzentar, y dezís dezentar.
V. Esso hago porque me contenta más allí la de que la en, y por la mesma causa no
me contenta dezir, como algunos, infamar ni difamar, porque me plaze mucho más
escrivir, como otros, disfamar.
M. Quanto que en esso bien nos conformaremos vos y yo, pero dezidme, ¿quál tenéis
por mejor, usar de la en o de la de? Quiero dezir si en semejante parte que
ésta diréis: ¿Tiene razón de no contentarse o en no contentarse?
V. Muchas personas discretas veo que ponen la de, pero a mí más me contenta poner
en, porque no me parece que el oficio de la de sea sinificar lo que allí
quieren que sinifique, y del de la en es tan propicio, que por justicia puede
quitar de la possessión a la de.
M. Esto sta muy bien dicho, y antes que se me olvide, nos dezid si esta sílaba des
en principio de parte haze lo que el DIS griego, el qual, como sabéis, por la
mayor parte haze que el vocablo con quien se junta muda la sinificación de bien
en mal.
V. Muchas vezes he mirado en ello, y hallo entrêllos muy gran conformidad, porque
dezimos amparar y desamparar: «No haze Dios a quien desampara»; también dezimos
esperar y desesperar: «Quien espera, desespera»; y de la mesma manera amar y
desamar: «Quien bien ama, bien desama»; y atar y desatar: «Quien bien ata,
desata.» Dezimos también desgraciado, desvergonçado, desamorado, descuidado, y
desordenado, etc.; que todos ellos sinifican en mala parte.
M. A la fe que es gentil observación ésta, y que los vocablos son muy galanos.
¿Tenéis muchos dellos?
V. Muchos.
M. Unas vezes siento dezir prestar, y otras enprestar; ¿quál tenéis por mejor?
V. Tengo por grossero el enprestar.
M. ¿No veis que sta más lleno?
V. Aunque ste.
M. ¿Y quál tenéis por mejor, dezir mostrar o demostrar?
V. Tengo por grossería aquel de demasiado, y por esso digo mostrar.
M. Y por la mesma causa devéis de quitar un es de algunos vocablos, como son
estropeçar y escomençar.
V. Assí es la verdad que por la mesma causa lo quito; y, porque no me tengáis por
tan escasso que no os doy sino quando me demandáis, os quiero avisar desto: que
el castellano casi siempre convierte en en el IN latino, y assí por INUIDIA
dize embidia; por INCENDERE, encender; por INCURUARE, enconvar; por INIMICUS,
enemigo, por INFIRMUS, enfermo; por INSERERE, enxerir; y assí en otros muchos.
Y aún más quiero que sepáis que assí como el IN latino priva muchas vezes, pero
no siempre, assí el en castellano priva muchas vezes, pero no siempre. ¿Háos
contentado esto?
M. Sí, y mucho; y contentaréme también si me dezís si, quando componéis un vocablo
con re-, es por acrecentar la sinificación o por otra cosa.
V. Unas vezes acrecienta, como en reluzir, que sinifica más que luzir; es bien
verdad que no todas vezes se puede usar el reluzir, como en este refrán: «Al
buey maldito el pelo le luze», adonde no vernía bien dezir reluze. Otras vezes
muda la sinificación, como en requebrar, que es otro que quebrar, y en traer
que es otro que retraer; el qual vocablo unas vezes sinifica lo que al italiano
(en la qual sinificación he también oído usar de otro vocablo que yo no usaría,
que es asacar) y otras vezes lo usamos por escarnecer; creo que sea porque,
assí como el que retrae a uno, su intento es imitar su natural figura, assí el
que escarnece a otro parece que quiere imitar o sus palabras o sus meneos.
C. No querría que os passássedes assí ligeramente por las sílabas; ¿a quién digo?
M. Ya os entiendo, pero como no hallo qué coger, «pássome como por viña
vindimiada», desseoso d'entrar en majuelo de los vocablos; por tanto, si os
atrevéis a ir conmigo, empeçaré a preguntaros.
V. Con vos no ay parte en el mundo adonde yo no ose entrar, y quanto a los
vocablos, si bien os acordáis, ya he dicho todo lo que ay que dezir.
M. ¿Quándo?
V. Quando dixe que la lengua castellana consiste principalmente en vocablos
latinos, assí enteros como corrompidos, y en vocablos arávigos o moriscos, y en
algunos pocos griegos.
M. Ya me acuerdo, pero más ay que dezir y más diréis.
V. Lo que más os puedo dezir es que, mirando en ello, hallo que por la mayor parte
de los vocablos que la lengua castellana tiene de la latina son de las cosas
más usadas entre los hombres y más anexas a la vida humana; y que los que tiene
de la lengua aráviga son de cosas estraordinarias o a lo menos no tan
necessarias, y de cosas viles y plebeyas, los quales vocablos tomamos de los
moros con las mesmas cosas que nombramos con ellos; y que los que tiene nuevos
de la lengua griega casi todos son pertenecientes a la religión o a dotrina; y,
si miráis bien en esto, creo lo hallaréis casi siempre verdadero.
M. Abástanos, para creerlo, que vos lo digáis. Y porque, como sabéis, buena parte
del saber bien hablar y escrivir consiste en la gentileza y propiedad de los
vocablos de que usamos; y porque también, según entiendo, en la lengua
castellana ay muchos vocablos de los quales algunos no se usan porque con el
tiempo se an anvejecido...
C. ¿Qué dezís? ¿Los vocablos s'envejecen?
M. Sí que s'envejecen; y si no me creéis a mí, preguntadlo a Oracio en su Arte
Poética.
C. Tenéis razón.
M. Y porque otros vocablos no se usan por ser algo feos, en lugar de los quales
los hombres bien hablados an introduzido otros, muy encargadamente os rogamos
nos deis algunos avisos con que no erremos en esta parte.
V. En esso tanto no pienso obedeceros, pues sabéis que no me obligué sino a daros
cuenta de mis Cartas.
M. También os obligastes a satisfazernos en nuestras preguntas y esto no os lo
pedimos por obligación, sino por gentileza.
V. Vuestra cortesía me obliga más que mi promessa; por tanto avéis de saber que,
quando yo hablo o escrivo, llevo cuidado de usar los mejores vocablos que
hallo, dexando siempre los que no son tales; assí no digo acucia, sino
diligencia; no digo ál adonde tengo de dezir otra cosa, aunque se dize «So el
sayal, ay ál» y «En ál va el engaño». No asaz, sino harto; no adufre, sino
pandero; no abonda, sino basta; no ayuso, sino abaxo; ni tampoco digo, como
algunos, ambos y ambas por entramos y entramas; porque, aunque al parecer se
conforman más con el latín aquéllos que éstos, son éstos más usados y an
adquirido opinión de mejores vocablos. Aya y ayas por tenga y tengas se dezía
antiguamente, y aún lo dizen agora algunos, pero en muy pocas partes quadra;
úsanse bien en dos refranes de los quales el uno dize: «Bien aya quien a los
suyos se parece», y el otro: «Adondequiera que vayas, de los tuyos ayas».
Arriscar por aventurar tengo por buen vocablo, aunque no lo usamos mucho, y
assí a arriscar como a apriscar, que también me contenta, creo avemos desechado
porque tienen del pastoril; a mí bien me contentan, y bien los usa el refrán
pastoril que dize: «Quien no arrisca no aprisca». Ahe, que quiere dezir ECCE,
ya no se usa; no sé por qué lo avemos dexado, especialmente no teniendo otro
que sinifique lo que él. De ventura avemos hecho un muy galán vocablo, del que
yo por buen respeto estoy muy enamorado, y es aventurar, del qual usa el refrán
que dize: «Quien no aventura no gana.» De aventurar dezimos también aventurero
al que 'va buscando la ventura', del qual vocablo están muy bien llenos
nuestros libros mintrosos escritos en romance. Pésame que no se use artero
porque, como veis, es buen vocablo y sta usado entre los refranes; uno dize: «A
escasso señor, artero servidor»; y otro: «De los escarmentados se levantan los
arteros.» Pésame también que ayamos dexado éste: arregostar, pues un refrán
dize: «Arregostóse la vieja a los bredos, y ni dexó verdes ni secos.» Aleve,
alevoso y alevosía me parecen gentiles vocablos, y me maravillo que agora ya
los usamos poco.
M. ¿Usávanse antiguamente?
V. Sí, mucho; y si os acordáis lo avréis leído en algunos libros, y un refrán
dize: «A un traidor, dos alevosos.»
M. ¿Qué significa alevoso?
V. Pienso sea lo mesmo que traidor. Atender por esperar ya no se dize; dezíase
bien en tiempo passado, como parece por este refrán: «Quien tiempo tiene y
tiempo atiende, tiempo viene que se arrepiente». En metro se usa bien atiende y
atender, y no parece mal; en prosa yo no lo usaría.
M. ¿Y essos vocablos que vos no queréis usar, úsanlos los otros?
V. Sí usan, pero no personas cortesanas, ni hombres bien hablados; podréislo leer
en muchas Farsas y comedias pastoriles que andan en metro castellano, y en
algunos libros antiguos, pero no en los modernos.
M. Esso basta. Y pues avéis començado, proseguid por su orden vuestros vocablos,
sin esperar que os preguntemos.
V. Soy contento. No digo buelto, pudiendo dezir turvio, puesto caso que el refrán
diga: «A río buelto, ganancia de pescadores»; tampoco digo barajar, pudiendo
dezir contender; dezíase bien antiguamente, como parece por el refrán que dize:
«Quando uno no quiere, dos no barajan.» Tampoco digo cabero, ni çaguero, porque
stan desterrados del bien hablar, y sirven en su lugar último y postrero. Mejor
vocablo es cobrir que cobijar, aunque el refrán diga: «Quien a buen árbol se
arrima, buena sombra lo cobija». Ya no dezimos cubil, aunque sta autorizado con
un sentido refrán que dize: «A los años mil torna el agua a su cubil»; esto
mesmo le ha acontecido a cohonder, por gastar o corromper, estando también él
usado en aquel refrán que dize: «Muchos maestros cohonden la novia.» Cara por
hazia usan algunos, pero yo no lo usaré jamás. Cada que por siempre dizen
algunos, pero no lo tengo por bueno; también avemos dexado cormano por primo
hermano, y si yo lo pudiesse tornar en su possessión lo tornaría, porque a mi
parecer se le ha hecho mucho agravio, siendo tan gentil vocablo como es. En
lugar de cuita dezimos fatiga, y por lo que antes dezían cocho agora dezimos
cozido. Ca, por porque, ha recibido injuria del tiempo, siendo injustamente
desechado, y tiene un no sé qué de antigüedad que me contenta. No cates por no
busques parece que usavan antiguamente, y assí dezían: «Al buey viejo no le
cates abrigo» y «Haz bien y no cates a quién». También usavan de cata en una
sinificación muy estraña, como parece por el refrán que dize: «Barba a barba,
vergüença se cata.» Vocablo muy plebeyo es cadira por silla, y pienso que sea
de los vocablos que quedaron de la lengua antigua, porque el griego vulgar dize
CATHEDRA en la mesma sinificación. Costribar por trabajar se usava también,
diziendo: «Quien no come no costriba»; ya no se usa.
M. Muy bien vais; proseguir adelante, que me dais la vida.
V. Nuestros passados dezían ducho por vezado o acostumbrado, como parece por el
refrán que dize: «A quien de mucho mal es ducho, poco bien se le haze mucho»;
agora ya parecería mal. No me plaze dezir durmiente por 'el que duerme mucho'
como dize el refrán: «Al raposo durmiente no le amanece la gallina en el
vientre»; tampoco usaré en prosa lo que algunos usan en verso, diziendo dende
por de aí, como parece en un cantarcillo que a mí me suena muy bien, que dize:
«La dama que no mata ni prende, tírala dende», y lo más. Algunos escriven
desque por quando, diziendo desque vais por quando vais, pero es mal hablar;
otros dizen mi dueño por dezir mi amo o mi señor, y aunque dueño sea buen
vocablo para dezir «Adonde no sta su dueño, allí sta su duelo», y «Dado de
ruin, a su dueño parece», no es bueno para usarlo en aquella manera de hablar.
C. Pues yo he oído dezir esse mi dueño a un hombre que...
V. Ya sé por quién dezís; dexadlo estar. Duelo y duelos están tenidos por feos
vocablos, y por ellos usamos fatiga y fatigas, no embargante que un refranejo
dize: «Duelo ageno, de pelo cuelga», y otro dize: «Todos los duelos con pan son
buenos». Por grossero hablar tengo dezir, como algunos, engeño; yo uso ingenio.
Nuestros passados diz que dezían [...por...]; ya no se usa. Por levantar se
solía dezir erguir, pero ya es desterrado del bien hablar, y úsalo solamente la
gente baxa; vosotros me parece que lo usáis, y si bien me acuerdo, lo he leído
en vuestro Petrarca.
M. Assí es verdad.
T. Algunas mugeres tienen por cosa desonesta dezir [preñada y dizen embaçada].
V. Más me contenta dezir embaraçado que embaçado, y más tardar que engorrar, y más
partir que encentar, y más año que era.
C. ¿Qué quiere dezir era?
V. Solían dezir, y aun agora dizen algunos, la era del Señor por el año del señor.
Mejor me parece dezir falta que falla, y faltar que fallecer, aunque el refrán
diga: «Amigos y mulas fallecen a las duras»; y por mejor tengo confiança que
fiuzia ni huzia. Gentil vocablo es feligrés, y conténtame a mí tanto que lo uso
no solamente para sinificar los que son subietos al cura de una parroquia, a
los quales llamamos feligreses, pero para sinificar también 'los que acuden al
servicio de alguna dama', que también a éstos llamo feligreses de la tal dama.
T. Y aun tenéis mucha razón en ello.
V. Mejor vocablo es cuchillo que gavinete, y mejor guardar que condesar. Garrido
por gallardo sta desechado, aunque tiene de su parte un buen refrán que dize:
«Pan y vino anda camino que no moço garrido.» También casi avemos dado de mano
a garçón por mancebo, no embargante que lo favorece el refrán que dize:
«Prendas de garçón, dineros son.» Gaván y balandrán avemos dexado muchos años
ha. Vocablo es plebeyo galduda por perdida, aunque se dize bien: «Sardina que
gato lleva, galduda va.» Guisa solía tener dos sinificaciones: la una era que
dezíamos hombre de alta guisa por de alto linaje; la otra que dezíamos cavalgar
a la guisa por lo que agora dezimos a la brida; ya no lo usamos en la una
sinificaci6n ni en la otra. Librixa pone helgado por 'hombre de raros dientes';
yo nunca lo he visto usado, y desseo se usasse porque, aunque parece vocablo
arávigo, no me descontenta; y no teniendo otro que sinifique lo que él, sería
bien usarlo. Henchir parece feo y grossero vocablo, y algunas vezes
forçosamente lo uso por no tener otro que sinifique lo que él, porque llenar no
quadra bien en todas partes; conhórtome con que lo usa el refrán que dize: «De
servidores leales se hinchen los ospitales.» Hueste por exército usavan mucho
antiguamente; ya no lo usamos, sino en aquel refrán sentido que dize: «¡Si
supiesse la hueste lo que haze la hueste!». Húmil por humilde se dize bien en
verso, pero parecería muy mal en prosa; lo mesmo digo de honor por honra. Aún
queda en algunos dezir hemencia por ansia. Hiniestra por fenestra o ventana
nunca lo vi, sino en Librixa. Hito por importuno pocas vezes se dize, pero ay
un refrán que lo usa diziendo: «Romero hito, saca çatico.» Muchos dizen he aquí
por veis aquí; yo no lo digo.
M. En una copla, muy donosa a mi ver, he leído dos vocablos que no me suenan bien;
no sé lo que vos juzgáis dellos; los vocablos son halagüeña y çahareña.
V. Ea, dezid la copla, si se os acuerda.
M. Como el Avemaría la sé de coro, y es hecha sobre aquel cantarcico sabroso que
dize: «La dama que no mata ni prende, tírala dende.» La copla es ésta:
Ha de ser tan a la mano,
tan blanda y tan halagüeña,
la dama, desde pequeña,
que sepa caçar temprano,
y si su tiempo loçano
çahareña lo desprende,
tírala dende.
V. Vos sabéis más de las cosas españolas que yo; nunca avía oído essa copla, y de
veras que me contenta mucho en su arte, y también los dos vocablos me parecen
bien, y terníalos por arávigos, sino que aquel halagüeña me huele un poco a
latino; que del çahareña casi no dubdo; y, prosiguiendo en mis vocablos, digo
que por sangrar he oído muchas vezes jassar, pero yo no lo diría. Yazer por
'estar echado', no es mal vocablo, aunque el uso lo ha casi desamparado, y digo
casi, porque ya no lo veo sino en epitafios de sepulturas.
M. Y aún aquí en Nápoles hallaréis muchos epitafios de spañoles que comiençan
«Aquí yaze».
V. En España casi todos los antiguos comiençan assí.
T. ¿Queréis que os diga uno en una copla, el más celebrado que tenernos?, y
servirá por paréntesis.
M. Antes holgaremos mucho dello.
T. Dize assí:
Aquí yaze sepultado
un conde dino de fama,
un varón muy señalado
[leal, devoto, esforçado];
don Perançúrez se llama,
el qual sacó de Toledo
de poder del rey pagano
al rey que con gran denuedo
tuvo el braço rezio y quedo
al horadar de la mano.
¿Qué os parece?
M. Muy bien, assí Dios me salve; hazedme merced de dármelo escrito.
V. Esso se hará después; agora prosigamos como ívamos por los vocablos adelante.
M. Sea assí.
V. Por lo que algunos dizen inojos o hinojos, yo digo rodillas, no embargante que
se puede dezir el uno y el otro. Entre gente vulgar dizen yantar, en corte se
dize comer; un refrán no malo usa yantar, diziendo: «El abad de donde canta,
d'allí yanta.»
Luengo por largo, aunque lo usan pocos, yo lo uso de buena gana, y úsalo
también el refrán que dize: «De luengas vías, luengas mentiras.» Lisiar dizen
algunos por cortar, y es vocablo antiguo, corrompido, según pienso, de LAEDERE;
y porque ay diferencia entre cortar y lisiar, porque cortar es general a muchas
cosas, y lisiar solamente sinifica 'herir con hierro', no quisiera que lo
uviéramos dexado. Bien es verdad que lo usamos en otra sinificación; porque si
vemos un cavallo muy gruesso dezimos que sta lisiado, y quando queremos dezir
que 'uno quiere mucho una cosa' dezimos que sta lisiado por ella; la
sinificación me parece algo torcida, pero basta que assí se usa. Ledo por
alegre se usa en verso, y assí dize el bachiller de la Torre: «Triste, ledo,
tardo, presto»; también dize el otro: «Bive leda si podrás»; en prosa no lo
usan los que scriven bien. Lóbrego y lobregura por triste y tristeza son
vocablos muy vulgares; no se usan entre gente de corte. Loar por alabar es
vocablo tolerable, y assí dezimos: «Cierra tu puerta y loa tus vecinos.»
Maguera, por aunque poco a poco ha perdido su reputación; en el Cancionero
general lo hallo usado de muchos en coplas de autoridad, como en aquélla:
«Maguer que grave te sea»; agora ya no se usa. Algunos de missa hazen missar,
verbo freqüentativo; yo no lo diría, aunque lo hallo en un refrán que dize:
«Bueno es missar y casa guardar.» Oído he contender a mugercillas sobre quál es
mejor vocablo, mecha o torcida; yo por mejor tengo mecha, y el refrán dize:
«Candil sin mecha, ¿qué aprovecha? Membrar por acordar usan los poetas, pero yo
en prosa no lo usaría. Minglana por granada ya no se usa. Mentar por nombrar o
hazer mención vamos ya desechando, no embargante que diga el refrán: «El ruin,
quando lo mientan, luego viene». Mientras por entre tanto querrían algunos
desterrar, pero, porque me parece no tienen razón, si pudiesse lo defendería.
C. ¿Úsanlo vuestros refranes?
V. Sí, que uno dize: «Mientras descansas, maja essas granzas.»
C. Pues usadlo vos sin temor, que yo os doy licencia.
V. Muchas gracias. Mejor vocablo es ninguno que nadie, aunque a nadie le da
reputación aquel galanísimo dicho «Quien a sí vence a nadie teme». Odre y
odrero solían dezir por lo que agora dezimos cuero y botero; a mí, aunque soy
mal moxón, bien me contenta el odre, porque no es equívoco como el cuero, pero
no lo osaría usar, y odrero sí, siquiera por amor de la profecía de Toledo que
dize: «Soplará el odrero y levantaráse Toledo».
M. Donosa profecía deve ser éssa; por vuestra vida que nos la declaréis.
V. Demás me stava; si me detuviesse en cada cosilla déstas, nunca acabaríamos.
También vamos dexando omezillo por enemistad; yo todavía me atrevería a usarlo
alguna vez, pero quando quadrasse muy bien, y no de otra manera.
M. ¿Tenéislo por arávigo o por latino?
V. Pienso sea corrompido; de homicidio, omezillo. Al que por aver muerto algún
hombre «anda», como dizen, «a sombra de tejados», llaman en Asturias homiziado;
paréceme gentil vocablo, corrompido de homicidiario. Popar, por despreciar, me
parece que usa un refrán que dize: «Quien su enemigo popa, a sus manos muere»;
agora ya no lo usamos en ninguna sinificación; tampoco usamos puyar por subir;
úsanlo bien los aldeanos; si tiene algún parentesco con vuestro POGGIARE, vedlo
vosotros. Pescuda y pescudar, por pregunta y preguntar nunca me contentó.
Platel por plato vocablo es para entre plebeyos, entre los quales también se
dize posar por asentar; entre gente de corte no se usa. De aldeanos es dezir
poyal por vancal, creo que porque usan más poyos que vancos.
M. ¿Qué diferencia hazéis entre potage, caldo y cozina? y preguntôslo porque he
visto algunas vezes que soldados pláticos se burlan de los nuevamente venidos
de Spaña, que nosotros llamamos bisoños, unas vezes porque dizen cozina al
BRODO, y otras porque al mesmo llaman potage.
V. Los que hablan bien nunca dizen cozina sino al lugar donde se guisa de comer, y
por lo que los aldeanos dizen cozina ellos dizen caldo, que es lo que vosotros
dezís BRODO; y potage llaman a lo que acá llamáis MINESTRA. Algunos escuderos
que biven en aldeas, no sabiendo hazer esta diferencia entre potage y caldo,
por no conformarse con los aldeanos en dezir cozina, sin guardar la diferencia
dizen siempre potage. Sabido esto, entenderéis la causa por qué los soldados
pláticos burlavan de la cozina y del potage de los bisoños.
M. Ya lo entiendo; dezid adelante.
V. Pugés por higa usan algunos, pero por mejor se tiene higa, puesto que sea
vergonçoso fruto.
C. ¿En qué veis vos que es vergonçoso fruto?
V. En que por tal es avido y tenido; dezid vos lo que quiséredes.
C. Yo digo que no es más vergonçoso ni más desvergonçado de lo que la opinión del
vulgo lo haze.
V. Pues yo digo que me dexéis acabar de concluir mi baile, pues me sacastes a
bailar.
C. Soy contento.
V. Un quillotro dezían antiguamente en Castilla por lo que acá dezís UN COTAL; ya
no se dize de ninguna manera.
M. ¿Ha sucedido algún otro vocablo en su lugar?
V. Ninguno, ni es menester, porque aquel quillotro no servía sino de arrimadero
para los que no sabían o no se acordavan del vocablo de la cosa que querrían
dezir. Rendir por rentar, y riende por renta dizen algunos, pero mejor es
rentar y renta, porque también rendir sinifica 'venciendo forçar a alguno que
se dé por vencido', y a éste tal llamamos rendido. Raudo por rezio es vocablo
grossero, pocos le usan. Raez por fácil sta usado en algunas coplas antiguas,
pero ya lo avemos desechado, aunque de raez hazemos rece, que vale tanto como
fácil, y sta celebrado en el refrán que dize: «Huésped que se combida, rece es
de hartar.» Sandio por loco tengo que sea vocablo nacido y criado en Portugal;
en Castilla no se usa agora, no sé si en algún tiempo se usó. So por debaxo se
usa algunas vezes, diziendo: «So la color sta el engaño» y «So el sayal, ay
ál»; dízese también «So la capa del cielo», pero assí como yo nunca digo sino
debaxo, assí no os aconsejo que digáis de otra manera. Sazón es buen vocablo
sabiéndolo bien usar, y es malo usándolo como algunos diziendo sazón será por
tiempo será; úsase bien diziendo a la sazón, de donde dezimos sazonar y
sazonado. Soez por vil he leído en algunos libros, pero no me contenta. Yo so,
por yo soy dizen algunos, pero, aunque se pueda dezir en metro, no se dize bien
en prosa. Sobrar, por sobrepujar, se sufre bien en metro, pero en prosa no, de
ninguna manera. Sage por cruel he visto usar, pero yo no lo uso ni usaría,
aunque al parecer muestra un poco de más crueldad el sage que el cruel, y deve
ser derivado de SAGAX latino. Solaz por plazer o regozijo no me plaze. Seruenda
por 'cosa tardía' nunca lo he oído ni leído sino en Librixa, y por esto ni lo
he usado ni lo usaría; no me parecería mal que se usasse, pues no tenemos otro
que sinifique lo que él. Sayón por verdugo se usa mucho, pero es mejor vocablo
verdugo. Algunos dizen saldrá por sallirá; a mí más me contenta sallirá, porque
viene de sallir. Suso por arriba se usó un tiempo, como parece por el refranejo
que dize: «Con mal anda el huso quando la barva no anda de suso», pero ya no lo
usamos, especialmente en cosas graves y de autoridad. No sé qué se le antojó al
que compuso el refrán que dize: «Castígame mi madre, y yo trómposelas», y digo
que no sé qué se le antojó, porque no sé qué quiso dezir con aquel mal vocablo
trómposelas. De buen talante, por de buena voluntad o de buena gana, dizen
algunos, pero los mesmos que lo dizen creo que no lo escrivirían en este
tiempo. Vegada por vez leo en algunos libros, y aún oigo dezir a algunos»; yo
no lo diría ni lo escriviría. Dízese entre gente baxa vezo por costumbre, y
vezado por acostumbrado; un refrán dize: «Vezo pon que vezo quites», y otro:
«No me pesa de mi hijo que enfermó, sino del mal vezo que tomó». Es bien verdad
que casi siempre vezo se toma en mala parte, aunque de vezo hazemos vezar por
enseñar. El que compuso a Amadís de Gaula huelga mucho de dezir vaiáis por
vais; a mí no me contenta. Verter por derramar avemos ya dexado, a pesar del
refranejo que dize: «Agua vertida, no toda cogida», unos dizen xáquima por
cabestro, porque xáquima es 'lo que se pone en la cabeça'. Zaque lo mesmo es
que odre o cuero de vino, y a uno que sta borracho dezimos que sta «hecho un
zaque». También he oído en la Mancha de Aragón llamar zaques a unos cueros
hechos en cierta manera, con que sacan agua de los pozos; vocablo es que se usa
poco; yo no lo uso jamás. Ni vosotros podéis quexaros que no os he dicho mucho
más de lo que me supiérades preguntar.
M. Vos tenéis razón, pero todavía queremos que, si os acordáis de algunos otros
vocablos que no os contenten, nos lo digáis.
V. Si pensasse mucho en ello, todavía me acordaría de otros, aunque, como no los
uso, no los tengo en la memoria; y de los que os he dicho me he acordado por
averlos oído dezir quando caminava por Castilla, porque en camino, andando por
mesones, es forçado platicar con aldeanos y otras personas grosseras; pero en
esto podéis considerar la riqueza de la lengua castellana; que tenemos en ella
vocablos en que «escoger como entre peras».
C. Dezís muy gran verdad.
M. ¿Y de vocablos sincopados usáis algunas vezes?
T. ¿Qué quiere dezir sincopados?
M. Entresacados.
T. Agora lo entiendo menos.
M. Quando de en medio de algún vocablo se quita alguna letra o sílaba dezimos que
el tal vocablo sta sincopado; como si digo puson por pusieron, diré que aquel
puson sta sincopado. ¿Entendéislo agora?
T. Largamente.
V. Respondiendo a lo que vos me preguntastes, digo que en dos maneras
principalmente usamos de vocablos sincopados. La una no la tengo por buena;
ésta es la que en cierta parte de Spaña usa el vulgo, diziendo traxon, dixon,
hizon por traxeron, dixeron, hizieron; y digo que no la tengo por buena, porque
los que se precian de scrivir bien tienen esta manera de hablar por mala y
reprovada, porque quieren que los vocablos se pronuncien y escrivan enteros
quando el ayuntamiento de vocales no causa fealdad. La otra manera de vocablos
sincopados es buena, y, por ser tal, la usamos todos, y dezimos: «Allá van
leyes do quieren reyes», y también: «Doquiera que vayas, de los tuyos ayas», en
los quales, si miráis, dezimos do por adonde; dezimos también hi por hijo,
diziendo hi de vezino por hijo de vezino, hi de puta por hijo de puta, y
hidalgo por hijo d'algo.
C. ¿Qué quiere dezir hijo d'algo?
V. A los que acá llamáis gentiles hombres en castellano llamamos hidalgos. De la
mesma manera sincopamos o cortamos algunos verbos quando los juntamos con
pronombre, como aquí: «Haz mal y guarte» por guárdate. También dezimos en cas
del por en casa del.
T. Essa síncopa no me acuerdo oírla jamás.
V. Luego no avéis oído el refrán que dize: «En cas del bueno, el ruin tras fuego»,
ni el otro: «En cas del hazino, más manda la muger que el marido.»
T. Bien los avía oído, pero no me acordava dellos.
V. También dezimos de la ventana por desde la ventana, y esto assí en prosa como
en verso, porque se dize bien «De Parla van a Puñonrostro» desde Parla. Desher
por deshazer hallaréis algunas vezes en metro, pero guardáos no lo digáis
hablando ni escriviendo en prosa, porque no se usa. También dezimos diz que por
dizen, y no parece mal.
M. Si no tenéis más que dezir de los vocablos sincopados, dezidnos si es muy
abundante de vocablos equívocos la lengua castellana.
T. ¿Qué entendéis por vocablos equívocos?
M. Assí llaman los latinos a los vocablos que tienen más de una sinificación, y
pienso que vosotros no tenéis propio vocablo que sinifique esto.
V. Assí es verdad y, por tanto, yo uso siempre del latino que ya casi los más lo
entienden; y respondiendôs a vos, digo que tenemos muy muchos vocablos
equívocos; y más os digo, que, aunque en otras lenguas sea defecto la
equivocación de los vocablos, en la castellana es ornamento, porque con ellos
se dizen muchas cosas ingeniosas, muy sutiles y galanas.
M. Si os acordáis de algunas que sean tales como dezís, nos haréis merced en
dezírnoslas.
V. De muy buena voluntad os diré las que me vinieren a la memoria, pero con
condición que, porque estos cuentos son sabrosos muchas vezes para el que los
dize y desabridos para el que los oye, si me viéredes embevecido en ellos,
tengáis cuidado de despertarme.
T. En esso tanto dexadme a mí el cargo.
V. Correr, demás de su propia sinificación que es CURRERE, tiene otra, y es ésta,
que dezimos que «se corre uno» quando, burlando con él y motejándolo, se enoja.
Esto mostró galanamente un cavallero en una copla que hizo a otro cavallero
que, siendo él flaco, cavalgava un cavallo flaco, y era hombre que le pesava
que burlassen con él. La copla dezía assí:
Vuestro rocín, bien mirado,
por compás y por nivel,
os es tan pintiparado
en lo flaco y descarnado
que él es vos, y vos sois él;
mas una cosa os socorre
en que no le parecéis:
que él de flaco no corre,
y vos de flaco os corréis.
M. Tenéis razón de alabarla, que cierto tiene ingenio. Yo no entiendo bien aquel
pintiparado.
V. No importa, otro día lo entenderéis. Ostia ya sabéis que es la que se consagra
en el altar.
M. Sí que lo sé.
V. También sabéis que ay ciertos pescados de mar que llaman ostias.
M. Y esso también.
V. Pues mirad agora quán gentilmente jugó deste vocablo en una copla don Antonio
de Velasco, y fue assí: passava un día de ayuno por un lugar suyo, adonde él a
la sazón estava, un cierto comendador que avía ido a Roma por dispensación para
poder tener la encomienda y ser clérigo de missa, lo qual el comendador mayor,
que se llamava Hernando de Vega, contradezía; y no hallando en la venta qué
comer, embió a la villa a don Antonio le embiasse algún pescado. Don Antonio,
que sabía muy bien la historia, entre dos platos grandes luego a la hora le
embió una copla que dezía:
Ostias pudiera embiar
d'un pipote que hora llega,
pero pensará el de Vega
que era para consagrar.
Vuessa merced no las coma,
de licencia y'ôs despido,
porque nunca dará Roma
lo que niega su marido.
Y avéis de notar que en aquel Roma sta otro primor, que aludió a que la reina
doña Isabel, que tenía las narizes un poco romas, aunque mostrava favorecer al
comendador, al fin no lo favorecería contra la voluntad del rey su marido.
M. Yo os prometo que la copla me parece tan galana que no ay más que pedir, y
muestra bien el ingenio del que la hizo; al fin no lo negamos que los españoles
tenéis excelencia en semejantes cosas.
V. Otras muchas solía yo saber de coro, las quales he ya olvidado, y aún me
maravillo cómo me han quedado éstas en la memoria. Tocar es lo mesmo que
TANGERE y que PERTINERE, y sinifica también 'ataviarse la cabeça'; creo que
venga de toca, que es lo que dizen: «Cabeça loca no sufre toca» y: «La moça
loca por la lista compra la toca.» Hora mirad cómo un fraile en tres palabras
aludió sutilmente a las tres sinificaciones; y fue assí que, demandándole una
monja le diesse una toca, él respondió: «Quando toque a mí tocaros, con más que
esso os serviré.»
T. ¡O hi de puta y qué buen fraile! ¡Gujarrazo de villano y palo de sacristán!
V. ¡Cómo os alteráis en oyendo hablar de frailes! Como si no fuessen hombres como
nosotros.
T. Ya, ya no curemos de más; pues vos defendéis a los frailes, yo quiero de oy más
defender la causa del rey de Francia contra el emperador.
V. Cuerda quiere dezir prudente, y también lo que el latino dize FUNIS; desta
equivocación se aprovechó galanamente don Antonio de Velasco hablando del juego
de la pelota (donde, como sabéis, se juega por encima de la cuerda) en una
copla que hizo a don Diego de Bovadilla que hazía professión de servir una
dama, hija del señor de la casa donde se jugava. La copla dezía assí:
Don Diego de Bovadilla
no se spante, aunque pierda;
siendo su amiga la cuerda
ganar fuera maravilla.
Él sabe tan bien servilla
y sacar tan mal de dentro
que sta seguro Sarmiento.
M. ¡O cómo perseveró diestramente en la metáfora! No vi mejor cosa en mi vida.
V. Lonja llama el español a algún cierto lugar diputado para passear, y dize
también lonja de tozino.
M. Pues se haze mención de tozino, no puede ser malo el dicho.
V. Estava una vez un mancebo passeándose delante la casa de una señora, adonde un
cavallero, por estar enamorado de la señora, se solía continuamente passear; el
qual, viendo allí al mancebo, le dixo: -«Gentil hombre, ¿no dejaréis estar mi
lonja?» El otro, quiriendo hazer del palanciano, le respondió: -«¿Cómo lonja?
Sé que no es de tozino.» El otro a la hora le replicó: -«Si de tozino fuesse,
segura estaría por vuestra parte.»
M. Esso fue jugar muy a la descubierta.
V. Fiel llamamos a un hombre de confianza, y llámase fiel en el que juegan las
tiseras quando cortáis con ellas. Mandando, pues, una vez un señor a un su
criado en un lugar suyo que hiziesse poner un fiel en unas tiseras que
cercenando una carta se le avían desenfielado, le respondió de presto: -«No
halláis vos en todo el lugar un fiel para vuestra hazienda, y ¿queréis que lo
halle yo para vuestras tiseras?»
M. Éste me parece más sutil.
V. No avéis de mirar sino a la alusión de los vocablos, que por esto os cuento
éstos, pudiendôs contar otros muy más primos y mejores.
M. Assí lo entendemos.
V. Yervas llamamos en Castilla a lo que acá llamáis TOSSICO, y también a los
pastos donde se apacientan los ganados, y assí dezimos: «Yerva pace quien lo
paga» y de yerva llamamos ervaje y ervajar. Un escudero muy honrado, aviendo
arrendado ciertas yervas o pastos en su tierra y no teniendo con qué pagarlas,
se ausentó de la tierra, y topándose acaso en el camino con un su vezino que de
la feria de Medina del Campo se tornava a su casa, le encargó mucho que, en
llegando a la tierra, publicasse que era muerto; -«y si os preguntaren» -dixo
él- «de qué morí, dezid que de yervas». Éste mesmo, viniendo un día muy en
amaniciendo de velar en la iglesia a la usanza de Spaña una prima suya, que era
muy necia, preguntó al clérigo si «venía de velar la prima o la modorra», donde
metió tres vocablos equívocos harto propiamente.
M. Muy bien los entiendo todos, y paréceme que lo dixo muy galana y sutilmente.
V. A lo que en latín llamáis VIBEX, en España llamamos cardenal, pienso que porque
es cárdeno; también llamados cardenales a los reverendísimos que haze Su
Santidad. Hora sabed que, quando el papa León crió los XXXI cardenales, un
fraile en un sermón entroduxo la iglesia que se quexava a Dios que su marido la
tratava mal, y hízole que dixesse: -«Y si no me queréis, señor, creer, mirad
los cardenales que me acaba de hazer».
M. Quanto que esse dicho siempre tiene sazón.
V. Falta sirve, como sabéis, para el juego de la pelota, también como para dezir:
«Malo es Pasqual, mas nunca le falta mal». A estas dos sinificaciones aludió
don Antonio de Velasco en una copla, que al mesmo propósito de la otra hizo a
un cavallero de la Casa de la Cuerda, que era tenido por poco sabio; la qual
dezía assí:
El de la Cuerda a mi ver
allí no ganará nada;
si no es falta de tomada,
será falta de saber;
tantas le vemos hazer,
y de ver que son sin cuento,
no vaya a cas de Sarmiento.
M. Bien parece essa cosa del ingenio de don Antonio de Velasco.
V. Dezimos pensar por COGITARE, y también pensar por 'governar las bestias', de
donde nació la simpleza del vizcaíno que, sirviendo a un escudero, porque tenía
cargo de pensar el cavallo, no lo quería ensillar; preguntado por qué, dijo que
porque avía oído un refrán que dezía: «uno piensa el vayo, y otro el que lo
ensilla».
M. Propia inteligencia de vizcaíno.
V. Porque sería nunca acabar si para cada vocablo equívoco os contasse un
contezuelo déstos, los quiero atajar, y dezir que pecho es lo mesmo que PECTUS,
y es un certum quid que pagan al rey los que no son hidalgos, por donde los
llamamos pecheros; corredor es 'el que corre' y corredor es lo que acá dezís
LOGGIA, y también a lo que dezís SENSALE, Moço y moça son nombres de
servidumbre y son nombres de edad, de donde dezimos mocedad y mocedades. Que
sean nombres de servidumbre lo muestran los refranes que dizen: «Guárdate de
muger latina y de moça adivina», y: «A escudero pobre, moço adivino», y: «Al
moço malo ponedle la mesa y embiadlo al mandado». Que sean nombres de edad
también se vee en este refrán: «Moça, guárdate del moço quando le salle el
boço». También cuento es equívoco, porque dezimos cuento de lança y cuento de
maravedís, y cuento por novela. Tacha es lo mesmo en castellano que en
italiano, y tachas llamamos los clavicos que ponen en los cofres encorados.
M. No me plaze tanto ensartar de vocablos; más quisiera que prosiguiérades como
avíades encomençado.
V. Dejadme, por vuestra vida, que otro día os cansaré contandôs estos contezuelos.
Hacha llamamos a la que por otro nombre dezimos antorcha, y hacha llamamos
también a la segur. Servidor, aliende de su propia sinificación, que es común a
las tres lenguas de que platicamos, tiene otra deshonesta.
M. No la digáis, que ya la sé.
V. De mancebo hazemos también manceba, que quiere dezir muger moça y quiere dezir
concubina. Otros ay a quien la semejanza solamente haze equívocos, assí como
capón, que por la semejanza hazemos que sinifique lo que eunuco. Sobre lo qual
se celebra un dicho de una dama que, aviendo después de biuda tomado otro
marido del qual no se podía aprovechar, por quitárselo de delante, le dio
quinientos ducados con que se viniesse en Italia. El dicho es éste: que stando
en un vanquete alabavan todos ciertos capones que allí se comían, y diziendo
uno que valían caros porque costava un ducado cada uno, respondió la dama: -«¿A
esso llamáis caro?, pues yo compré uno por quinientos ducados y no gozé dél.»
T. Concluid con esso, por vuestra vida, porque tengamos tiempo para lo demás.
V. En merced os tengo que me ayáis atajado; y vos ved si tenéis más que preguntar.
M. Pues no nos queréis dezir más equívocos, porque me acuerdo algunas vezes oíros
dezir que desseáis introduzir ciertos vocablos en la lengua castellana, antes
que passemos adelante, nos dezid qué vocablos son éstos.
V. De buena voluntad os diré todos los que me vernán a la memoria. De la lengua
griega desseo introduzir éstos que stan medio usados: paradoxa, tiranizar,
idiota, ortografía.
T. Larga nos la levantaríades a los que no sabemos griego ni latín, si, por
introduzirnos nuevos vocablos, no pusiéssedes necessidad de aprenderlos.
V. Por vuestra vida, que me consintáis de usar destos vocablos, pues, si bien
miráis en ello, fácilmente los entenderéis.
T. El tiranizar y la ortografía bien los entiendo, pero los otros no sé qué
quieren dezir.
V. Pues yo os lo diré agora, y tenerlo eis por dicho para siempre: paradoxa quiere
dezir 'cosa que viene sin pensarla'; idiota sinifica 'hombre privado y sin
letras'. ¿Entendéislos?
T. Sí, muy bien. Dezid adelante.
V. De la lengua latina querría tomar estos vocablos: ambición, ecepción, dócil,
superstición, obieto, del qual vocablo usó bien el autor de Celestina: «La
vista a quien obiecto no se pone»; y digo que lo usó bien, porque, quiriendo
dezir aquella sentencia, no hallara vocablo castellano con que dezirla, y assí
fue mejor usar de aquel vocablo latino que dexar de dezir la sentencia; o para
dezirla avía de buscar rodeo de palabras. Tomaría también decoro.
T. ¿Qué quiere dezir decoro?.
V. Quando queremos dezir que uno se govierna en su manera de bivir conforme al
estado y condición que tiene, dezimos que «guarda el decoro»; es propio este
vocablo de los representadores de las comedias, los quales estonces se dezía
que guardavan bien el decoro, quando guardavan lo que convenía a las personas
que representavan.
T. Bien lo entiendo. Dezid adelante.
V. Querría más introduzir paréntesis, insolencia, jubilar, temeridad, professión.
T. ¿Qué dezís? ¿Professión no es castellano?
V. Sí que es castellano, pero anse alçado con él los frailes, y yo querría que lo
usássemos como lo usan el latín y el toscano, diziendo: Juan haze professión de
loco» y «Pedro haze professión de sabio». Persuadir y persuasión, estilo, y
observar y observación.
T. Essos tres postreros quiero que me declaréis.
V. Estilo llamamos a la manera de dezir buena o mala, áspera o dura; observar vale
tanto como notar, sino que sirve para más cosas; lo mesmo digo de observación.
Y porque me he visto en aprieto quiriendo esprimir en castellano lo que
sinifica OBNOXIUS y ABUTI, los introduziría si me atreviesse, pero son tan
remotos del hablar castellano que de ninguna manera me atrevería a usarlos;
holgaría bien que otros lo usassen por poderlos usar también yo. De la lengua
italiana desseo poderme aprovechar para la lengua castellana destos vocablos:
facilitar, fantasía en la sinificación que lo tomáis acá; aspirar, por tener
ojo, como quien dize: «Cada cardenal aspira al papado»; dinar, entretener,
discurrir y discurso, manejar y manejo, deseñar y deseño, ingeniar por
'inventar con el ingenio', servitud, novela y novelar, cómodo o incómodo,
comodidad, solacio, martelo (porque no parece que es lo mesmo que celos),
pedante y asasinar.
C. ¿Queréis que os diga la verdad? No me plaze que seáis tan liberal en acrecentar
vocablos en vuestra lengua, mayormente si os podéis passar sin ellos, como se
an passado vuestros antepassados hasta agora. Y si queréis ver que tengo razón,
acordáos quán atentadamente y con quánta modestia acrecienta Cicerón en la
legua latina algunos vocablos, como son QUALITAS, VISUM que sinifica fantasía y
COMPREHENSIBILE, aunque sin ellos no podía exprimir bien el conceto de su ánimo
en aquella materia de que hablava, que es, si bien me acuerdo, en sus
Questiones que llama académicas.
V. Toda essa atención y toda essa modestia que dezís tiene Cicerón con mucha razón
quando introduze en la lengua latina essos vocablos que él componía; pero, si
bien os acordáis, quando usa y se aprovecha de vocablos griegos en el mesmo
libro que vos avéis alegado, no cura de demandar perdón, antes él mesmo se da
licencia para usar dellos, como veis que usa, no solamente escritos con letras
griegas, pero con latinas, como son ASOTUS, IDEA, ATOMUS, etc.; de manera que,
pues yo no compongo vocablos nuevos, sino me quiero aprovechar de los que hallo
en las otras lenguas con las quales la mía tiene alguna semejanza, no sé por
qué no os ha de contentar.
M. Dízeos muy gran verdad, y vos, señor Torres, nos dezid qué sentís destos
vocablos añadidos.
T. Que para todos ellos yo de muy buena gana daré mi voto, siempre que me será
demandado, aunque algunos se me hazen durillos; pero, conociendo que con ellos
se ilustra y enriquece mi lengua, todavía los admitiré y, usándolos mucho, poco
a poco los ablandaré.
M. Esto es verdad, que ninguna lengua ay en el mundo a la qual no estuviesse bien
que le fuessen añadidos algunos vocablos; pero el negocio sta en saber si
querríades introduzir éstos por ornamento de la lengua o por necessidad que
tenga dellos.
V. Por lo uno y por lo otro.
C. Pues os faltan vocablos con que sprimir los concetos de vuestros ánimos, ¿por
qué hazéis tantos fieros con esta vuestra lengua castellana?
V. Ni nos faltan vocablos con que sprimir los concetos de nuestros ánimos, porque,
si algunas cosas no las podemos esplicar con una palabra, esplicámoslas con dos
o tres como mejor podemos; ni tampoco hazemos fieros con nuestra lengua,
aunque, si quisiéssemos, podríamos sallir con ellos, porque me bastaría el
ánimo a daros dos vocablos castellanos, para los quales vosotros no tenéis
correspondientes, por uno que me diéssedes toscano, para el qual yo no os
diesse otro castellano que le respondiesse.
C. Essa bravería española no la aprendistes vos en san Pablo.
V. Abasta que la aprendí de san Pedro y en Roma. Pues más quiero dezir, porque
veáis quién son los chacones; que haré lo mesmo con la lengua latina.
C. Nunca os vi tan bravoso. Ea, quebradme el ojo con media dozena de vocablos
españoles que no tengan latinos que les correspondan.
V. No os quebraré el ojo, pero daros he sin más pensarlo dos dozenas dellos por
media que me demandáis.
C. Éssos serán plebeyos.
V. No serán sino hidalgos, 'de las migajas del rey de Portugal'. Y por que veáis
si 'dezir y hacer comen a mi mesa', empeçad a contar: aventurar, escaramuçar,
escarpiar, madrugar, acuchillar, amagar, grangear, acaudalar, aislar,
trasnochar, esquilmo, fulano, axuar, peonada, requiebro, desaguadero, retoçar,
maherir, çaherir, trafagar, amanecer, jornada, ospitalero, carcelero, temprano,
mesonero, postremería, desenhadamiento, desmayar, albricias, engolfar,
escuderear, amortecer, sazonar, alcahuetar. ¿He dicho hartos?
M. Avéis dicho tantos que ya me pesava averos metido en la danza, viendôs tan
embevecido en ella, que me parecía que aun sin son bailaríades; pero quierôs
desengañar, porque no os engriáis mucho pensando aver hecho una gran prueva de
vuestra lengua; que dessa suerte de vocablos también os diré yo quatro dozenas
de la lengua toscana.
C. Y aun yo diré diez.
V. También diré yo ciento, si quiero entrar en los vocablos arávigos que son
nombres de cosas, como guadamecil, almairaz, almirez, etc.; pero esto no
importa. Dezid vosotros quantos quisiéredes, que a mí harto me basta aver
cumplido con lo que prometí.
M. No lo avéis cumplido tan enteramente como pensáis.
V. ¿Cómo no?
M. Porque no a todos los vocablos que avéis dicho falta correspondiente latino.
V. Dezidme quáles lo tienen, que holgaré aprender esto de vos.
M. ¿No os parece que LASCIUIRE sprime bien lo que el castellano dize retoçar?.
V. No que no me parece, porque puede uno LASCIUIRE sin segunda persona, y no
retoçar.
M. Tenéis razón en esto, pero ¿SENECTUS y postrimería no es todo uno?
V. No, porque SENECTUS, que nosotros dezimos vejez, es más general que
postrimería.
M. Sea assí, pero mesonero ¿no es lo que dize el latino PANDOCHIUS?
V. Lo mesmo, pero ¿vos no veis que esse vocablo no es latino, sino griego, y que
assí podéis tomar DESMOPHILAX por carcelero? Yo no os hablo sino de los
vocablos que la lengua latina tiene propios suyos.
M. Confiesso que tenéis razón; pero, si avéis romançado alguna cosa latina o
italiana, bien creo avréis también hallado otros muchos vocablos, aliende de
los que avéis dicho, que os an puesto en aprieto, quiriendo esprimir
enteramente en castellano lo que sinifican en latín o italiano.
V. Y aun porque cada lengua tiene sus vocablos propios, y sus propias maneras de
dezir, ay tanta dificultad en el traduzir bien de una lengua en otra; lo qual
yo no atribuigo a falta de la lengua en que se traduze, sino a la abundancia de
aquella de que se traduze; y assí unas cosas se dizen en una lengua bien, que
en otra no se pueden dezir assí bien; y en la mesma otra ay otras que se digan
mejor que en otra ninguna.
C. Esso sta muy bien dicho, y es assí en la verdad.
V. Por esto es grande la temeridad de los que se ponen a traduzir de una lengua en
otra sin ser muy diestros en la una y en la otra.
M. Desta manera pocas cosas se traduzirían.
V. Assí avría más personas que supiessen las lenguas necessarias, como son la
latina, la griega y la hebrea, en las quales sta escrito todo quanto bueno ay
que pertenezca assí a religión como a ciencia.
M. Hora sus, atajemos esta materia y tornemos a la nuestra, otorgandôs primero
estar bien dicho todo quanto avéis hasta aquí propuesto.
V. Muchas gracias; y en pago de vuestra liberalidad, antes que salgamos de hablar
en los vocablos, os quiero dezir un aviso que yo tengo quando escrivo en
castellano alguna letra a algún italiano.
T. Ya lo avéis dicho; ¿no es lo de la j larga y lo de la tilde?
V. Vos sois «como el ánsar de Cantipalo, que salió al lobo al camino». No, que no
es esso.
T. Pues perdonadme, y dezidnos lo que es.
V. Que voy siempre acomodando las palabras castellanas con las italianas, y las
maneras de dezir de la una lengua con las de la otra, de manera que, sin
apartarme del castellano, sea mejor entendido del italiano.
T. ¿De qué manera hazéis esso?
V. Yo os diré. Quanto a las palabras, si tengo de dezir: «Honra sin provecho,
sortija en el dedo», por sortija digo anillo; si puedo dezir salario, no digo
acostamiento.
M. ¿Es lo mesmo acostamiento que salario?
V. Lo mesmo.
M. Nunca oí esse vocablo.
V. ¿No? Luego no avéis oído una copla muy galana que un cavallero embió a un gran
señor de Castilla a propósito que le embió a rogar biviesse con él, y le daría
buen acostamiento.
M. No la he oído, y holgaré de oírla, porque, pues vos la alabáis y el sugeto
parece bueno, no puede ser que ella no sea buena.
V. La copla dezía así:
Diez marcos tengo de oro
y de plata cientiochenta,
buenas casas en que moro
y un largo cuento de renta;
diez escuderos de cuenta,
de linaje bien contento;
de señor no acostamiento,
quês lo que más me contenta.
M. ¡Cómo deviera ser ésse honrado cavallero, y de ingenio! Dezidme, por vuestra
vida, a qué propósito embiava aquel gran señor, por rico que fuesse, a requerir
que biviesse con él un cavallero que tan cumplidamente tenía lo que avía
menester.
V. Yo os lo diré. Acostúmbrase en Castilla que los grandes señores que quieren
tener parte en las cibdades principales, que son del rey, procuren tener
salariados, de los cavalleros que biven en ellas, los más principales y
valerosos, de los quales se sirven assí en las cosas que ocurren en las
cibdades donde biven, como en acompañarse dellos quando sus personas van a la
guerra y quando van por alguna cosa señalada a la corte, dexándolos estar todo
el otro tiempo en sus casas, y a lo que dan a estos tales llaman acostamiento.
M. ¿Y tienen muchos déstos?
V. Sí tenían antiguamente, pero ya agora que con la grandeza del Emperador no es
en Castilla lo que solía, no curan tanto destas grandezas.
M. Y lo que gastavan en aquello, ¿en qué lo gastan agora?
V. ¿En qué? Sabréis que cada uno tiene sus desaguaderos por donde se le va.
C. ¿A qué llamáis desaguaderos?
V. Al juego, al vestir, al vanquetear, que son tres cosas que con la venida de Su
Magestad en España an crecido en tanta manera que os prometo que se siente
largamente por todas partes.
M. No queremos saber nada desso; proseguid en vuestros vocablos, que haze más al
propósito.
V. Soy contento. Pero ya sabéis que estos paréntesis no son malos a ratos, como
«entre col y col lechuga». Si tengo de dezir doliente, digo enfermo.
M. ¿Son todos dos castellanos?
V. Todos dos están celebrados en los refranes. Uno dize: «Con lo que sana el
hígado, enferma la bolsa», y el otro dize: «Con lo que Pedro sana, Sancho
adolece». Quando tengo de dezir de cada parte, digo de cada canto.
M. ¿Y puédese dezir assí en castellano?
V. Assí hallo en mis refranes, que dize uno: «De cada canto, tres leguas de mal
quebranto». Si puedo dezir fenestra no digo ventana, ni cumple quando sta bien
conviene, antes digo comprar que mercar, antes letra que carta, antes hinojos
que rodillas, antes lecho que cama.
C. ¿Lecho es español?
V. Preguntadlo al refranejo que dize: «La pierna en el lecho y la mano en el
pecho». Más presto diré malencónico que mohíno.
M. No me parece a mí que es lo mesmo malencónico, que mohíno; a lo menos no
significa lo mesmo el refrán que dize: «Dos a dos y tres al mohíno.»
V. Antes, si bien miráis en ello, es lo mesmo. Es bien verdad que tomamos algunas
vezes mohíno por desgraciado o 'desdichado en el juego', y assí dezimos que uno
«sta mohíno» quando pierde, y dezimos que «se amohína» quando toma alguna cosa
por agüero, pero esto no impide que yo no pueda usar, en lugar del mohíno, del
malencónico donde quadrare bien.
M. Tenéis razón. Proseguid adelante.
V. Antes digo planto que lloro, antes candela que vela, antes tapete que alhombra,
antes abrasar que quemar, antes máxcara que carátula, antes cuello que
pescueço, antes roña que sarna, antes presto que aína, antes segur que hacha, y
antes antorcha que hacha; antes acostumbrar que soler. Antes digo de buena
voluntad que de buen talante, y antes jardín que vergel, y antes favorecido que
privado, y antes demandar que pedir, y antes can que perro.
C. Sé que can no es vocablo español.
V. Sí es, porque un refrán dize: «El can congosto, a su amo vuelve el rostro»; y
otro: «Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can.» Antes diré mur que
ratón, pues tan bien es castellano lo uno como lo otro, porque dizen: «Lo que
as de dar al mur, dalo al gato». Por deshonrar diré denostar, pues me lo
permite el refrán que dize: «Casa ospedada, comida y denostada», y el otro:
«Fui a casa de mi vezina y denostéme, vine a mi casa y conhortéme». Por mañana
diré cras, pues me da licencia el refranejo que dize: «Oy por mí y eras por
ti.» Muro y adarve son una mesma cosa, y assí antes diré muro que adarve.
C. Bien, pero muro no creo sea puro castellano.
V. Yo sí, que un refrán dize: «No passa seguro quien corre por el muro». Quanto a
las maneras de dezir, hago destârte: si tengo de dezir no quiero tener que dar
ni que tomar con vos, digo no me quiero empachar con vos, y si tengo de dezir:
con la qual uve mucho plazer, digo: la qual me fue muy agradable. De la mesma
manera, quiriendo dezir: «mañana me purgo», digo «mañana tomo medicina».
M. No digáis más, pues lo dicho basta, y aun sobra para entender lo que queréis
dezir. Y si queréis que alabemos vuestra prudencia con esto, y que os tengamos
en merced la honra que nos hazéis con ello, no nos desavernemos; con tal que
nos digáis qué quieren dezir ciertas palabrillas, que algunas personas en su
hablar usan ordinariamente, las quales ni se scriven, ni tampoco me acuerdo
oíroslas dezir jamás a vos.
V. ¿Qué suerte de palabras es éssa? Dezidme alguna dellas.
M. Aqueste, pues, assí, [no sé qué], etc.
V. ¿De qué manera avéis visto vos usar esse no sé qué?
M. De muchas; pero donde me ha contentado es en una copla, compañera de la que os
dixe denantes sobre halagüeña y çahareña.
V. Bien me acuerdo; dezid la copla.
M.
La dama boquicerrada,
sorda y muda, no sé qué,
no sé para qué se fue
entre las otras criada.
La necia desamorada
que nada no da ni vende
tírala dende.
V. ¿Adonde diablos avéis aprendido essas coplas?
M. ¿Qué sé yo? Entre vosotros.
V. Nunca las oí; ¿sabéis más que las dos que avéis dicho?
M. Sí, sé otra.
V. Dezidla.
M.
La dama que dama fuere
de las de dar y tomar,
solamente con mirar
ha de matar do quisiere;
matar y mostrar que muere;
si desto no se l'entiende
tírala dende.
V. En estremo me contentan. Oxalá uviera hecho más el que hizo éssas. Y tornando a
nuestra materia, digo que el no sé qué es muy diferente dessotras partezillas,
porque el no sé qué tiene gracia, y muchas vezes se dize a tiempo que sinifica
mucho; pero essotras partezillas son bordones de necios.
M. ¿Qué llamáis bordones?
V. A essas palabrillas y otras tales que algunos toman a que arrimarse quando,
estando hablando, no les viene a la memoria el vocablo tan presto como sería
menester. Y assí unos ay que se arriman a ¿entendéisme? y os lo dizen muchas
vezes sin aver cosa que importe entenderla o que sea menester mucha atención
para alcançarla; por donde conocéis que no os preguntan si los entendéis por
dubda que tengan dello, sino porque mientras os preguntan aquello les venga a
la memoria lo otro. Otros ay que por la mesma razón se arriman a no sé si
m'entendéis, aunque conozcan claramente que son entendidos. Otros dizen:
¿estáis conmigo? que vale tanto como ¿entendéisme? Otros se sirven de pues, y
otros de tal, y repítenlos tantas vezes que os vienen en fastidio grandíssimo.
Muchos se sirven de aquéste, y se sirven más dél que de cavallo de muchas
sillas. Otros se aprovechan de assí, y tras cada palabra os dan con él en los
ojos. Otros se sirven de tomé y de tomamos, diziendo tomé y víneme, y tomamos y
vinímo[nos], y si les preguntáis qué es lo que tomaron, no os podrán dezir con
verdad sino que aquel vocablo no sirve sino para un malo y feo arrimo. Otros
semejantes a éstos creo que ay de que yo no me acuerdo. «Si más queréis, por
buen dinero.»
M. Sí que queremos más, pero no por buen dinero, sino de balde.
V. ¿Qué es lo que queréis?
M. Que nos digáis lo que observáis y guardáis acerca del escrivir y hablar en
vuestro romance castellano quanto al estilo.
V. Para deziros la verdad, muy pocas cosas observo, porque el estilo que tengo me
es natural, y sin afetación ninguna escrivo como hablo; solamente tengo cuidado
de usar de vocablos que sinifiquen bien lo que quiero dezir, y dígolo quanto
más llanamente me es possible, porque a mi parecer en ninguna lengua sta bien
el afetación; quanto al hazer diferencia en el alçar o abaxar el estilo según
lo que scrivo o a quién escrivo, guardo lo mesmo que guardáis vosotros en el
latín.
M. Si acerca desto uviéssedes de aconsejar a alguno, ¿qué le diríades?
V. Diríale primeramente que guardasse lo que al principio dixe de los artículos,
porque esto pertenece assí para el hablar bien como para el escrivir.
Avisaríale más que no curasse de un que superfluo que muchos ponen tan
continuamente, que me obligaría quitar de algunas escrituras, de una hoja,
media dozena de quees superfluos.
M. Dadnos algunos exemplos para que entendamos esso.
V. De refrán no se me ofrece ninguno que tenga este que demasiado, y creo lo causa
la brevidad con que stan escritos; pero si miráis en lo que leéis, hallaréis
ser verdad lo que os digo en partes semejantes que ésta: «creo que será bien
hazer esto» adonde aquel que sta superfluo, porque diría mejor: «creo será bien
hazer esto».
M. Bien me contenta esso, pero ¿qué señal ternemos para ver quándo sta superfluo y
quándo no?
V. La mesma escritura, si la miráis con cuidado, os lo mostrará. Como también en
un de que se pone demasiado y sin propósito ninguno, diziendo: «no os he
scrito, esperando de embiar», donde staría mejor sin aquel de dezir «esperando
embiar». Y creedme que estas superfluidades no proceden sino del mucho descuido
que tenemos en el escrivir en romance.
M. Bien creo esso, y bien me ha parecido essotro; proseguid adelante.
V. También avisaría que conviene usar la composición del verbo con lo y la, los y
las muy libremente, sin pensar dezir por otra manera lo que se puede dezir por
aquélla.
M. ¿Cómo se haze essa composición?
V. Diziendo hablarlo y traerla, hablarlos y traerlas.
M. ¿Qué queréis en esto, que no os entiendo?
V. Que se deve usar esta composición de la manera que digo, y no andar por las
ramas como algunos, que por no hablar como los otros dizen por ponerlos, los
poner, y por traerlas, las traer, etc. Es bien verdad que lo uno y lo otro se
puede seguramente usar, pero el dezir ponerlos y traerlas a mi parecer es más
llano y más puro, y aun más galano y más castellano. Dévese también huir toda
manera de dezir que tenga mal sonido, como es diziendo me he de perder, adonde,
como veis, estaría mejor y más galanamente he de perderme; y destas maneras de
dezir hallaréis muy muchas si miráis un poco en ellas. Hablar o escrivir de
suerte que vuestra razón pueda tener dos entendimientos en todas lenguas es muy
gran falta del que habla o escrive.
C. Esso mesmo enseña Quintiliano.
V. Assí es verdad. En este error caen especialmente los que quitan una a que se
deve poner delante de algunos acusativos, y assí aviendo de dezir: «el varón
prudente ama a la justicia» dizen «ama la justicia», la qual manera de hablar,
como veis, puede tener dos entendimientos, o que el varón prudente ame a la
justicia, o que la justicia ame al varón prudente; porque sin la a parece que
stan todos dos nombres en un mesmo caso. También es falta poner dos partes una
cabe otra de tal manera que, juntándose la una con la otra, de todas dos se
haga una, porque hazen desatinar al letor.
C. Para entender bien esso, es menester que nos lo mostréis por algún exemplo.
V. Por exemplo os puede bastar esto, que si avéis de dezir es bien, no digáis bien
es, y de otra suerte si avéis de scrivir es verdad, no digáis verdad es, y si
es mal, no digáis mal es, porque no parezcan plurales; otros muchos os podría
señalar, pero, para entender lo que digo, harto bastan éstos. Algunos ay que,
por no poner a los casos sus propios artículos, hazen que a lo que scriven se
puedan dar muchos entendimientos; por tanto el que quisiere scrivir bien, deve
siempre poner los artículos como tengo dicho, conviene a saber: el y la en el
nominativo, del y de la en el genitivo, al y a la en el acusativo, y lo que es
neutro; de manera que, si avéis de dezir: «Dixo la leche al vino: bien seáis
venido, amigo», miréis bien adónde ponéis la, y dónde al. Entendéis bien esto?
C. Largamente.
V. Muchos ay que porque saben o an oído dezir que en [la] lengua latina dos
negaciones afirman, pensando que hazen lo mesmo en la castellana, huyendo
dellas gastan algunas vezes el estilo; porque, si an de dezir: «No diga
ninguno: destâgua no beveré», dizen: «No diga alguno.» Ésta, como veis, es
grande inadvertencia, pues es assí que no todas las lenguas tienen unas mesmas
propiedades, antes, porque cada una tiene las suyas propias, por esso se llaman
propiedades; y assí como el latino con dos negaciones afirma, assí también el
griego con dos negaciones niega más, y esto mesmo tiene el castellano y aun el
hebreo.
T. Si esso es pecado, yo os prometo que he pecado en él muchas vezes.
V. Pues sabed que lo es; por tanto os guardad de caer en él, y también de caer en
otro que es a mi parecer aún más feo que éste, y por esto creo que son más los
que tropieçan en él; éste es que no pongáis el verbo al fin de la cláusula
quando él de suyo no se cae, como hazen los que quieren imitar a los que
scriven mal latín.
M. Esso nos declarad un poco más.
V. Digo que os devéis guardar siempre de hablar, como algunos, desta manera:
«siempre te bien quise, y nunca te bien hize», porque es muy mejor dezir
«siempre te quise bien y nunca te hize bien».
C. ¿Esso no es todo uno?
V. Sí, pero no le contentó al Conde de Ureña una vez aquella manera de hablar.
M. Ea, contadnos esso.
V. Soy contento. Dizen que yendo camino el Conde de Ureña, y llegando a un lugar
mal proveído de bastimentos, mandó a un su mayordomo, que pocos días antes avía
recibido, que le tuviesse [...].
M. Assí se hará; proseguid en dezirnos lo que pertenece al estilo de vuestra
lengua castellana.
V. Con deziros esto pienso concluir este razonamiento desabrido: que todo el bien
hablar castellano consiste en que digáis lo que queréis con las menos palabras
que pudiéredes, de tal manera que, esplicando bien el conceto de vuestro ánimo,
y dando a entender lo que queréis dezir, de las palabras que pusiéredes en una
cláusula o razón no se pueda quitar ninguna sin ofender a la sentencia della, o
al encarecimiento, o a la elegancia.
M. Declaradnos más esso.
V. Que me plaze. Si quisiéssedes quitar algo deste refrán: «Ama a quien no te ama,
y responde a quien no te llama», con cualquier cosa que le faltasse gastaríades
la sentencia que tiene. Y si deste refrán: «Quien guarda y condessa, dos vezes
pone mesa» donde lo mesmo es guardar que condessar, quitássedes el uno dellos,
aunque no gastaríades la sentencia, quitaríades el encarecimiento que suelen
hazer dos vocablos juntos que sinifican una mesma cosa. De la mesma manera, si
deste refrán «Qual la madre, tal la hija, y tal la manta que las cobija»
quitássedes el segundo tal, o déste «Del monte sale quien el monte quema»
quitássedes el segundo monte, aunque no gastaríades la sentencia, ni
disminuiríades el encarecimiento, estragaríades de tal manera el estilo que las
cláusulas quedavan coxas.
M. Muy bien me parece esto, pero dezidme: ¿tenéis por buena manera ésta destos
refranes que parece van con no sé qué consonantes?
V. Sí que es buena por estas sentencillas assí breves, pero siempre aconsejaría a
quien quisiesse hablar o escrivir bien que se guardasse della, porque si no es
en semejantes dichos breves, en lo demás es muy agena del estilo castellano.
M. ¿Pues cómo ay algunos que imprimen libros en este tiempo que usan esta manera
de scrivir?
V. Porque también ay algunos que imprimen libros en latín que usan otras obras muy
agenas del buen estilo de la lengua latina.
M. Tenéis razón, y en efeto es assí, que en todas las lenguas del mundo ay unos
que scriven mejor, más propia y más galanamente que otros; y por esto los que
quieren aprender una lengua de nuevo devrían mucho mirar en qué libros leen;
porque siempre acontece que, assí como, naturalmente, tales son nuestras
costumbres, quales son las de aquellos con quien conversamos y platicamos, de
la mesma manera tal es nuestro estilo, quales son los libros en que leemos.
V. Dezís muy gran verdad.
C. Pues conocéis ser esto assí, para que ayáis enteramente cumplido vuestra
jornada, resta que nos digáis qué libros castellanos os parece podemos leer
para hazer buen estilo, y también de quáles tenéis por bien que nos guardemos.
V. Demanda es más dificultosa de lo que pensáis; ya sabéis en qué laberinto se
mete el que se pone a juzgar las obras agenas.
C. Vos dezís verdad quando lo que se dize es público, pero aquí estamos solos y
todo puede passar.
V. Con condición que no me deis por autor de lo que aquí sobre esto os diré, soy
contento [de] deziros mi parecer acerca de los escritores. Ya sabéis que, assí
como los gustos de los hombres son diversos, assí también lo son los juizios;
de donde viene que, muchas vezes, lo que uno aprueva condena otro, y lo que uno
condena aprueva otro. Yo, que hago professión de star bien con todo el mundo,
no querría sin propósito ofender a otros por complazer a vosotros.
M. Seguramente podéis dezir lo que quisiéredes, que yo por todos tres prometo el
secreto.
V. Confiando en essa promesa digo que, como sabéis, entre lo que sta escrito en
lengua castellana principalmente ay tres suertes de scrituras, unas en metro,
otras en prosa, compuestas de su primer nacimiento en lengua castellana, agora
sean falsas, agora verdaderas; otras ay traduzidas de otras lenguas,
especialmente de la latina. El leer en metro no lo apruevo en castellano, ni en
ninguna otra lengua, para los que son aprendizes en ella.
M. Mucho ha que yo soy dessa mesma opinión.
V. Pero porque digamos de todo, digo que de los que an escrito en metro dan todos
comúnmente la palma a Juan de Mena, y, a mi parecer, aunque la merezca quanto a
la doctrina y alto estilo, yo no se la daría quanto al dezir propiamente, ni
quanto al usar propios y naturales vocablos, porque, si no m'engaño, se
descuidó mucho en esta parte, a lo menos en aquellas sus Trezientas, en donde,
quiriendo mostrarse doto, escrivió tan escuro que no es entendido, y puso
ciertos vocablos, unos que por grosseros se devrían desechar, y otros que por
muy latinos no se dexan entender de todos, como son «rostro jocundo, fondón del
polo segundo», y «cinge toda la sfera», que todo esto pone en una copla, lo
qual a mi ver es más escrivir mal latín que buen castellano. En las Coplas de
amores que stan en el Cancionero general me contenta harto, adonde en la verdad
es singularísimo. En el mesmo Cancionero ay algunas coplas que tienen buen
estilo, como son las de Garci Sánchez de Badajoz, y las del Bachiller de la
Torre, y las de Guevara, aunque éstas tengan mejor sentido que estilo, y las
del Marqués de Astorga. Y son mejores las de don Jorge Manrique que comiençan
«Recuerde el alma dormida», las quales, a mi juizio, son muy dinas de ser
leídas y estimadas, assí por la sentencia como por el estilo. Juan del Enzina
escrivió mucho, y assí tiene de todo; lo que me contenta más es la farsa de
Plácida y Vitoriano, que compuso en Roma. El estilo que tiene Torres Naharro en
su Propaladia, aunque peca algo en las comedias, no guardando bien el decoro de
las personas, me satisfaze mucho, porque es muy llano y sin afetación ninguna,
mayormente en las comedias de Calamita y Aquilana, porque en las otras tiene de
todo, y aun en éstas ay algunas cosas que se podrían dezir mejor, más casta,
más clara y más llanamente.
M. Dezidnos alguna.
V. En la Aquilana dize:
Pues ¿quês esto?
¿Tórnome loco tan presto
por amores d'una dama
que tarde niega su gesto
lo que promete su fama?
Adonde, si no m'engaño dixera mejor, más clara y más galanamente:
que trae scrito en su gesto
lo que publica su fama.
T. Mejor uviera dicho assí; pero no se lo neguemos, que mucho ha ilustrado la
lengua castellana.
V. No os negaré yo esso jamás, y tampoco quiero que me neguéis vos a mí que, assí
como escrivía bien aquellas cosas baxas y plebeyas que passavan entre gentes
con quien él más ordinariamente tratava, assí se pierde quando quiere scrivir
lo que passa entre gente noble y principal, lo qual se vee largamente en la
comedia Aquilana; pero esto no haze al caso, pues aquí no hablamos sino de lo
que pertenece a la lengua. Muchas otras cosas ay scritas en metro que se
podrían alabar, pero assí porque muchas dellas no están impresas, como por no
ser prolixo, os diré solamente esto, que aquella Comedia o farsa que llaman de
Fileno y Zambardo me contenta.
T. Y de Yanguas, ¿qué os parece?
V. Que muestra bien ser latino.
T. Esso basta, ya os entiendo.
M. Desseo que nos dixéssedes algunas señales por donde conociéssemos quáles son
las buenas coplas y quáles no.
V. Por buenas tengo las que tienen buena y clara sentencia, buenos vocablos
acomodados a ella, buen estilo sin superfluidad de palabras, y sin que aya ni
una sílaba superflua por causa del metro, ni un vocablo forçado por causa del
consonante; y por malas tengo las que no son desta manera; y mirad que digo
buena y clara sentencia, porque ay algunas cosas trobadas que al parecer dizen
algo, y si las queréis esaminar bien, hallaréislas vazías de sentencia; y por
que veáis que esto es assí, escuchad este villancico que al tiempo que yo partí
de Spaña reinava entre los músicos, y mirad cómo hallaréis en él lo que digo:
Pues que os vi, merecí veros,
que si, señora, nôs viera,
nunca veros mereciera.
M. Quanto que a mí bien me contenta; no sé qué mal le halláis.
V. Con razón os contentara si el primero verso, que dize «Pues que os vi merecí
veros» dixera «Porque os vi merezco veros», pues, como veis, la sentencia
estuviera clara y amorosa; pero estando como sta, yo no hallo que diga nada,
antes me parece que contradize en los dos últimos versos lo que afirma en el
primero. Desta suerte os podría dezir otros muchos, los quales nacen de
personas que no van acomodando, como dixe se deve hazer, las palabras a las
cosas, sino las cosas a las palabras, y assí no dizen lo que querrían, sino lo
que quieren los vocablos que tienen.
T. Por mi fe que tenéis razón, y que agora caigo en ello.
V. Pues las palabras o partecillas que se ponen solamente por henchir el verso o
por hazer la consonancia, ya vosotros podéis ver quán mal parecen. Y porque
mejor lo entendáis, miradlo en esta canción que dize:
Destas aves su nación
es cantar con alegría,
y de vellas en prisión
siento yo grave passión
sin sentir nadie la mía.
adonde muy impropiamente puso su nación quiriendo entender 'su natural
condición', por que respondiesse a prisión y passión. Lo mesmo veréis en esta
canción:
Ninguno haga mudança
por mal que vea de sobra,
mas tenga tal esperança
que lo que razón alcança
la vida todo lo cobra
adonde puso de sobra por sobrado o demasiado, solamente por la consonancia de
cobra. Y siendo assí que la gentileza del metro castellano consiste en que de
tal manera sea metro que parezca prosa, y que lo que se scrive se dize como se
diría en prosa, tengo por buenos muchos de los romances que stan en el
Cancionero general, porque en ellos me contenta aquel su hilo de dezir que va
continuado y llano, tanto que pienso que los llaman romances porque son muy
castos en su romance. De las canciones me satisfazen pocas, porque en muchas
veo no sé qué dezir baxo y plebeyo, y no nada conforme a lo que pertenece a la
canción. Algunos motes ay buenos y bien glosados. En las invenciones ay que
tomar y que dexar, y entre las preguntas ay muchas ingeniosas. Los villancicos
en su género no son de desechar; pero advertid que si no halláredes guardadas
las reglas que aquí os he dicho, ni aun en lo que os alabo, no os maravilléis,
porque avéis de pensar que parte de la culpa tiene el tiempo, que no mirava las
cosas tanto por el sutil como conviene, y parte tienen los impressores que en
todo estremo son descuidados, no solamente en la ortografía, pero muchas vezes
en depravar lo que no entienden.
M. Quanto que esso ya sabéis que también nos acontece en la lengua latina.
V. Lo dicho basta quanto al metro. Quanto a la prosa, digo que de los que an
romançado he leído poco, porque, como entiendo el latín y el italiano, no curo
de ir al romance. Desso poco que he leído me parece aver visto dos librillos
que me contentan assí en el estilo, el qual tengo por puro castellano, como en
el esprimir muy gentilmente y por muy propios vocablos castellanos lo que
hallavan escrito en latín. El uno déstos es Boecio de consolación, y porque ay
dos traduziones, parad mientes que la que yo os alabo es una que tiene el metro
en metro y la prosa en prosa, y sta dirigido al Conde de Ureña.
M. ¿Cómo se llama el autor?
V. No me acuerdo, por mi fe; pero séos dezir que a mi ver era hombre de bivo
ingenio y claro juizio.
T. Dezidme, por vuestra fe, aunque sea fuera de propósito, porque ha muchos días
que lo desseo saber: ¿qué diferencia hazéis entre ingenio y juizio?
V. El ingenio halla qué dezir, y el juicio escoge lo mejor de lo que el ingenio
halla, y pónelo en el lugar que ha de star; de manera que de las dos partes del
orador, que son invención y disposición (que quiere dezir ordenación), la
primera se puede atribuir al ingenio, y la segunda al juizio.
T. ¿Creéis que pueda aver alguno que tenga buen ingenio y sea falto de juizio, o
tenga buen juizio y sea falto de ingenio?
V. Infinitos ay déssos; y aun de los que vos conocéis y platicáis cada día os
podría señalar algunos.
T. ¿Quál tenéis por mayor falta en un hombre, la del ingenio o la del juizio?
V. Si yo uviesse de scoger, más querría con mediano ingenio buen juizio, que con
razonable juizio buen ingenio.
T. ¿Por qué?
V. Porque hombres de grandes ingenios son los que se pierden en heregías y falsas
opiniones, por falta de juizio. No ay tal joya en el hombre como el buen
juizio.
M. Dexáos desso, tornad a vuestros libros y dezid quál es el otro romançado de
latín que os contenta.
V. El Enquiridión de Erasmo que romançó el Arcidiano del Alcor, que a mi parecer
puede competir con el latino quanto al estilo.
M. Si el estilo castellano no es mejor para castellano que el latino para latino,
poco hizo el que lo romançó.
V. No es possible que vosotros concedáis que uno que no sea italiano tenga buen
estilo en latín.
M. ¿No avéis leído algún otro libro romançado que os contente?
V. Si lo he leído, no me acuerdo.
M. Pues he oído dezir que el del Pelegrino y el del Cortesano stan muy bien
romançados.
V. No los he leído, y creedme que tengo por mayor dificultad dar buen lustre a una
obra traduzida de otra qualquier lengua que sea en la castellana, que en otra
lengua ninguna.
M. ¿Por qué?
V. Porque, siendo assí que la mayor parte de la gracia y gentileza de la lengua
castellana consiste en hablar por metáforas, atándose el que traduze a no poner
más de lo que halla scrito en la lengua de que traduze, tiene grandíssima
dificultad en dar al castellano la gracia y lustre que escriviendo de su cabeça
le daría. Porque si uno traduze aquello de Terencio IDNE ESTIS AUCTORES MIHI?
no quiriendo apartarse de la letra avrá de dezir «¿Desto me sois autores?», y
assí no se entenderá lo que el poeta quiso dezir; pero si escriviendo de su
cabeça querrá decir aquella mesma sentencia dirá: «¿Esto me aconsejáis a mí?» y
es lo mesmo que sintió el poeta, aunque se dize por otra palabras. Y de la
mesma manera, si otro querrá poner en romance aquello mesmo de Terencio O
FACTUM BENE, BEASTI ME, dize «¡O cómo sta hecho bien! asme hecho bien
aventurado», no hablará el propio castellano, ni esprimirá tan bien lo que el
poeta quiso dezir como si, no curando de mirar a la palabra, sino al sentido,
dize: «Sta lo mejor del mundo, asme dado la vida.»
M. Digo que me parece éssa una cosa muy bien considerada y muy verdadera.
V. Plázeme que os contente.
T. Pues yo me maravillo mucho de vos que digáis que de los libros romançados os
contentan solamente essos dos, aviendo tanta muchedumbre dellos muy buenos,
como son: devotos, las Epístolas y Evangelios del año, los Cartuxanos, las
Epístolas de santa Catalina de Sena, san Juan de Clímaco, las Vidas de los
Padres que compuso san Gerónimo, y otros muy muchos y muy buenos; y profanos,
como Tito Livio, César, Valerio Máximo, Quinto Curcio, y otros desta calidad.
V. Por ventura yo no alabo ninguno déssos porque no los he leído; por eso no os
devéis maravillar, y haréis mejor en dexarme dezir. Entre los que an escrito
cosas de sus cabeças comúnmente se tiene por mejor estilo el del que scrivió
los quatro libros de Amadís de Gaula; y pienso que tienen razón, bien que en
muchas partes va demasiadamente afetado, y en otras muy descuidado; unas vezes
alça el estilo al cielo, y otras lo abaxa al suelo; pero al fin, assí a los
quatro libros de Amadís, como a los de Palmerín y Primaleón, que por cierto
respeto an ganado crédito conmigo, terné y juzgaré siempre por mejores que
essotros Esplandián, Florisando, Lisuarte, Cavallero de la Cruz, y que a los
otros no menos mentirosos que éstos, Guarino mezquino, La linda Melosina,
Reinaldos de Montalván, con la Trapisonda, y Oliveros que es intitulado de
Castilla, los quales, demás de ser mentirosíssimos, son tan mal compuestos,
assí por dezir las mentiras muy desvergonçadas, como por tener el estilo
desbaratado, que no ay buen estómago que los pueda leer.
M. ¿Avéislos vos leído?
V. Sí que los he leído.
M. ¿Todos?
V. Todos.
M. ¿Cómo es possible?
V. Diez años, los mejores de mi vida, que gasté en palacios y cortes, no me empleé
en exercicio más virtuoso que en leer estas mentiras, en las quales tomava
tanto sabor que me comía las manos tras ellas. Y mirad qué cosa es tener el
gusto estragado, que si tomava en la mano un libro de los romançados en latín
que son de historiadores verdaderos, o a lo menos que son tenidos por tales, no
podía acabar conmigo de leerlos.
M. Éssa es cosa tan natural que no nos maravillamos della.
T. Mucho me maravillo de lo que dezís de Amadís, porque siempre lo he oído poner
en las nuves, y por tanto querría me mostrássedes en él algunos vocablos de los
que no os satisfazen, y algunos lugares adonde no os contenta el estilo, y
algunas partes adonde os parece que peca en las cosas.
V. Larga me la levantáis.
T. No es tan larga que no sea más largo el día de aquí a que sea hora de irnos a
Nápoles.
V. Pues assí lo queréis, sin sallir de los dos primeros capítulos os mostraré todo
lo que pedís. Quanto a los vocablos, no me plaze que diga como dize «estando en
aquel solaz» por «estando en aquel placer o regozijo». Tampoco me contenta
dezir «quando vio ser sazón» por «quando vio ser tiempo»; mejor lo usa en otra
parte, diziendo a aquella sazón. Y muchos menos me satisfaze donde dize «en vos
dexo toda mi hazienda» por «todo lo que me toca». No me suena bien viniera por
avía venido, ni passara por avía passado. ¿Tengo razón?
T. No mucha.
V. ¿Por qué?
T. Porque si essos vocablos se usavan en Castilla en el tiempo que él escrivió, o,
si ya que no se usassen entonces, se usaron en algún tiempo, el autor del libro
tuvo más razón en usarlos, para acomodar su escritura a lo que en su tiempo se
hablava, o por querer mostrar el antigüedad de lo que scrivía, que vos tenéis
en reprehendérselos.
V. Y si quiero dezir que no son imitables para este tiempo, ¿terné razón?
T. Sí que la ternéis, con tanto que no le reprehendáis que los aya usado en su
historia.
V. Sea assí, digo que él hizo bien en usarlos, y que creo que en aquel tiempo
parecía bien, y digo que vosotros haréis mejor en no usar de ninguna manera
éstos, ni otros que ay semejantes a ellos. En el estilo mesmo no me contenta
donde de industria pone el verbo a la fin de la cláusula, lo qual haze muchas
vezes, como aquí: «tiene una puerta que a la huerta sale» por dezir «que sale a
la huerta». Tampoco me plaze dexar las cláusulas eclipsadas, como haze en los
tres versos primeros, adonde dize: «el qual siendo en la ley de verdad de mucha
devoción y buenas maneras acompañado esse rey etc.» adonde o avía de aver un
era que respondiesse al siendo, o en lugar del siendo avía de star era.
Desconténtame también mucho quando pone una e que quiere que sinifique más de
su natural, que es ser coniunción copulativa, como quando dize: «Este rey ovo
dos hijas en una noble reina, su muger, e la mayor fue casada con etc.» por «de
las quales la mayor»; bien s'entiende con la e, no porque sinifique aquello,
sino porque el uso de los que scriven descuidadamente ha hecho que sinifique
assí; pero ya vos veis quán mejor y más galanamente estuviera diziendo «de las
quales». Paréceme también mal aquella manera de dezir «si me vos prometéis» por
«si vos me prometéis» y aquello «de lo no descubrir» por «de no descubrirlo».
¿Qué os parece desto?
T. Que lo avéis considerado bien, con tanto que aya siempre lugar la disculpa del
antigüedad, la qual vos no le podéis negar de ninguna manera.
V. Antes huelgo de admitírsela en todo lo que se le pudiera admitir, y ¡oxalá
pudiera tener lugar en todo! pero en esto que diré no lleva medio.
T. Dezid.
V. Quanto a las cosas, siendo esto assí que los que scriven mentiras las deven
escrivir de suerte que se lleguen quanto fuere possible a la verdad, de tal
manera que puedan vender sus mentiras por verdades, nuestro autor de Amadís,
unas vezes por descuido y otras no sé por qué, dize cosas tan a la clara
mentirosas que de ninguna manera las podéis tener por verdaderas. Iñorancia es
muy grande dezir, como dize al principio del libro, que aquella historia que
quiere scrivir aconteció no muchos años después de la Passión de Nuestro
Redentor, siendo assí que algunas de las provincias [de] que él en su libro
haze mención [y] haze cristianas, se convirtieron a la fe muchos años después
de la Passión. Descuido creo que sea el no guardar el decoro en los amores de
Perión con Elisena, porque, no acordándose que a ella haze hija de rey, estando
en casa de su padre le da tanta libertad, y la haze tan deshonesta que con la
primera plática la primera noche se la trae a la cama. Descuidóse también en
que, no acordándose que aquella cosa que cuenta era muy secreta y passava en
casa del padre de la dama, haze que el rey Perión arroje en tierra el espada y
el escudo luego que conoce a su señora, no mirando que, al ruido que harían, de
razón avían de despertar los que dormían cerca, y venir a ver qué cosa era.
También es descuido dezir que el rey mirava la hermosura del cuerpo de Elisena
con la lumbre de tres antorchas que stavan ardiendo en la cámara, no
acordándose que avía dicho que no avía otra claridad en la cámara sino la que
de la luna entrava por entre la puerta, y no mirando que no ay muger, por
deshonesta que sea, que la primera vez que se vee con un hombre, por mucho que
lo quiera, se dexe mirar de aquella manera. De la mesma manera se descuida
haziendo que el rey no eche menos el espada hasta la partida, aviéndosela
hurtado diez días antes, porque no se acordó que lo haze cavallero andante, al
qual es tan anexa la espada como al escrivano la pluma. Pues siendo esto assí,
¿no os parece que, sin levantarle falso testimonio, se puede dezir que peca en
las cosas?
T. En esto tanto vos tenéis razón de no admitir disculpa del tiempo.
M. Hora disculpémoslo con la disculpa ordinaria que dize: QUANDOQUE BONUS DORMITAT
HOMERUS.
T. La disculpa E' MAGRA, pero valga lo que valiere, que yo tanto, por lo que os he
oído, vengo a creer lo que jamás me avía podido persuadir: que para saber
ordenar un libro destos fingidos es menester más que ser letrado en romance.
V. Pues, si discurriéssemos por el libro adelante, os mostraría maravillas; pero
«por la víspera podéis sacar el disanto» y «por la muestra podréis juzgar de la
color del paño». Esto he dicho contra mi voluntad, por satisfazeros a lo mucho
que dixistes os maravillávades de lo que me oíades dezir del libro de Amadís, y
no porque me huelgue de dezir mal ni de reprender lo que otros hazen. Y
vosotros, señores, pensad que, aunque he dicho esto de Amadís, también digo que
tiene muchas y muy buenas cosas, y que es muy dino de ser leído de los que
quieren aprender la lengua; pero entended que no todo lo que en él halláredes
lo avéis de tener y usar por bueno.
M. Assí lo entendemos. Y dezidnos si de los que an escrito las historias de los
reyes de Spaña tenéis algunos que tengan buen estilo.
V. Para deziros verdad, ninguno de los que he visto me satisfaze tanto que osasse
alabároslo enteramente. Mosén Diego de Valera, el que scrivió la Valeriana, es
gran hablistán, y aunque al parecer lleva buena materia de dezir, para mi gusto
no me satisfaze y téngolo por gran parabolano. Del mesmo autor creo que sea
parte de la Corónica del rey don Juan segundo deste nombre, en la qual, como ay
diversos estilos, no puede hombre juzgar bien de toda la obra; pero a mi ver se
puede leer para lo que pertenece a la lengua, después de Amadís de Gaula,
Palmerín y Primaleón.
T. Maravíllome de vos, que tratéis tan mal a Mosén Diego de Valera, siendo de
vuestra tierra, y aviendo escrito muchas y muy buenas cosas en castellano; yo
no sé por qué le llamáis hablistán y parabolano.
V. Que sea de mi tierra o no, esto me importa poco; pues, quanto a mí, aquél es de
mi tierra cuyas virtudes y suficiencia me contentan, si bien sea nacido y
criado en Polonia. Y avéis de saber que llamo hablistán a Mosén Diego porque,
por ser amigo de hablar, en lo que scrive pone algunas cosas fuera de
propósito, y que pudiera passar sin ellas; y llámolo parabolano porque entre
algunas verdades os mezcla tantas cosas que nunca fueron, y os las quiere
vender por averiguadas, que os haze dubdar de las otras; como será dezir que el
conduto de agua que sta en Segovia, que llaman Puente, fue hecho por Hispán
sobrino de Hércules, aviéndolo hecho los romanos, como consta por algunas
letras que el día de oy en ella se veen; y también que los de la Coruña,
mirando en su espejo de la Torre, vían venir el armada de los Almónidas, y que,
porque venía enramada, creyendo que fuesse isla nuevamente descubierta, no se
apercibieron para defenderse, y assí fueron tomados. Destas cosas dize tantas,
que con mucha razón lo he llamado parabolano; y si lo quisiesse alguno
disculpar diziendo que estas cosas no las inventó él de su cabeça, sino las
halló assí escritas por otros, en tal caso dexaré de llamarle parabolano, y
llamarlo he inconsiderado; pues es assí que la prudencia del que scrive
consiste en saber aprovecharse de lo que ha leído, de tal manera que tome lo
que es de tomar y dexe lo que es de dexar; y el que no haze esto muestra que
tiene poco juizio, y, en mi opinión tanto, pierde todo el crédito.
T. Abasta harto; por lo mío, llamadlo como quisiéredes.
M. ¿Qué dezís de Celestina? Pues vos mucho su amigo soléis ser.
V. De Celestina me contenta el ingenio del autor que la començó, y no tanto el del
que la acabó; el juizio de todos dos me satisfaze mucho, porque sprimieron a mi
ver muy bien y con mucha destreza las naturales condiciones de las personas que
introduxeron en su tragicomedia, guardando el decoro dellas desde el principio
hasta la fin.
M. ¿Quáles personas os parecen que stan mejor esprimidas?
V. La de Celestina sta a mi ver perfetísima en todo quanto pertenece a una fina
alcahueta, y las de Sempronio y Pármeno; la de Calisto no sta mal, y la de
Melibea pudiera star mejor.
M. ¿Adonde?
V. Adonde se dexa muy presto vencer, no solamente a amar, pero a gozar del
deshonesto fruto del amor.
M. Tenéis razón.
T. Dexáos agora, por vuestra vida, de hazer anatomía de la pobre Celestina; basta
que la hizieron los moços de Calisto. Dezidnos qué os parece del estilo.
V. El estilo en la verdad va bien acomodado a las personas que hablan. Es verdad
que peca en dos cosas, las quales fácilmente se podrían remediar; y quien las
remediasse le haría gran honra. La una es el amontonar de vocablos algunas
vezes tan fuera de propósito como «Magnificat a maitines»; la otra es en que
pone algunos vocablos tan latinos que no s'entienden en el castellano, y en
partes adonde podría poner propios castellanos, que los ay. Corregidas estas
dos cosas en Celestina, soy de opinión que ningún libro ay escrito en
castellano donde la lengua ste más natural, más propia ni más elegante.
M. ¿Por qué vos no tomáis un poco de trabajo y hazéis esso?
V. De más estava.
M. ¿Del libro de Qüestion de amor qué os parece?
V. Muy bien la invención, y muy galanos los primores que ay en él; y lo que toca a
la qüestion no sta mal tratado por la una parte y por la otra; el estilo en
quanto toca a la prosa no es malo; pudiera bien ser mejor; en quanto toca al
metro no me contenta.
M. ¿Y de Cárcel de amor qué me dezís?
V. El estilo désse me parece mejor; pero todos essos librillos, como están
escritos sin el cuidado y miramiento necessario, tienen algunas faltas por
donde no se pueden alabar como alabaréis entre los griegos a Demóstenes, a
Xenofón, a Isócrates, a Plutarco, a Luciano, y assí a otros príncipes de la
lengua, y en latín a Cicerón, a César, a Salustio, a Terencio y assí a otros
que, como escrivieron con cuidado, se vee en ellos la natural propiedad y
puridad de la lengua. Y de star los libros españoles escritos con descuido
viene que casi todos los vocablos que la lengua castellana tiene de la latina,
unos están corrompidos, qual más qual menos, y otros están mal usados; porque
como no an andado escritos de personas dotas y curiosas en lo que avían de
dezir, sino de mano en mano, o, por mejor dezir, de boca en boca su poco a poco
se an ido corrompiendo; de manera que ay ya muchos que no se dexan conocer de
ninguna manera, y ay otros que con mucha dificultad y casi por rastro los
sacáis, y ay otros que, aunque os parece conocerlos, no acabáis de caer en
quién son, tanto están desfigurados. ¿Queréis que os diga una cosa que os
parecerá estraña? Tengo por averiguado que si los vocablos que la lengua
castellana tiene tomados de la latina los escriviesse y pronunciasse
enteramente, apenas avría latino que no entendiesse qualquier libro escrito en
castellano, y apenas avría castellano que no entendiesse lo más de cualquier
libro latino. Pero la corrupción de los vocablos ha sido tanta y tan grande,
que sólo por esto ay algunos que contra toda razón porfían que la lengua
toscana tiene más de la latina que la castellana.
M. Mucho me huelgo que, sin meteros en esta qüestion, vos de vuestra voluntad
seáis entrado en ella, porque, desseando essaminarla con vos, tenía temor que
no querríades entrar en ella. Agora, pues avéis començado, dezidnos lo que
acerca desto sentís, y mirad no os dexéis cegar de la afición que tenéis a
vuestra lengua, ni del desseo que tenéis de complazer a los italianos, por
estar, como estáis, en Italia.
V. Tan seguros podéis estar de lo uno como de lo otro, porque jamás me sé
aficionar tanto a una cosa que el afición me prive del uso de la razón; ni
desseo jamás tanto complazer a otros que vaya contra mi principal professión,
que es dezir libremente lo que siento de las cosas de que soy preguntado.
M. Con esse presupuesto podéis començar a dezir, y, según lo que dixéredes, assí
daremos crédito a vuestras palabras.
V. Esso mesmo quiero yo. Y començando digo que, aviendo considerado bien estas
tres lenguas, conviene a saber latina, toscana y castellana, hallo que la
lengua toscana tiene muchos más vocablos enteros latinos que la castellana, y
que la castellana tiene muchos más vocablos corrompidos del latín que la
toscana; La primera parte de los vocablos enteros bien sé que, siendo en favor
de vuestra lengua, me la concederéis.
M. Concederemôsla, no porque es en favor de nuestra lengua, sino porque es la
verdadera.
V. Sea como mandáredes. Para confirmación de la segunda, que sé no me la querréis
conceder si no la pruevo, digo esto: que, si me ponéis en las manos un libro
castellano, os mostraré cómo los más de los vocablos o son del todo latinos, o
son corrompidos, o se pueden poner latinos adonde avrá algunos que no lo sean;
y digo los más, porque todavía, como os he dicho, ay algunos los quales de
ninguna manera podemos escusar, mayormente en las partes pequeñas, como son
adverbios, coniunciones y artículos.
M. No basta que digáis ser assí, sino que mostréis cómo en efeto es assí.
V. Soy contento, y porque tenemos ya averiguado que lo más puro castellano que
tenemos son los refranes, en ellos mesmos os lo quiero mostrar. Uno dize: «Ésse
es rey, el que no vee rey», en el qual el latín tomando palabra por palabra,
dirá: IPSE EST REX, QUI NON VIDET REGEM. Otro dize: «Malo verná que bueno me
hará», y de la mesma manera el latín dirá: MALUS VENIET QUI BONUM ME FACIET.
Otro dize: «Oy por mí y cras por ti», y el latín: HODIE PRO ME ET CRAS PRO TE.
Otro dize: «Malo es errar y peor es perseverar», y el latín: MALUM EST ERRARE
ET PEIUS PERSEVERARE. El latín bien veo que es, como dizen, de cozina, pero
todavía s'entiende. ¿Qué os parece?
M. Que es casi lo mesmo.
V. Pues assí os podría mostrar trescientos déstos. Y porque mejor os satisfagáis
en esta parte, tomad algunos versos latinos y mirad cómo, palabra por palabra,
os los mostraré casi todos castellanos.
M. Tomo el principio del Arte poética de Horacio.
V. Bien sta.
HUMANO CAPITI CERUICEM PICTOR EQUINAM
IUNGERE SI VELIT ET VARIAS INDUCERE PLUMAS
M. Abastan éssos.
V. Hora escuchadlos palabra por palabra: «humana cabeça cerviz pintor de yegua
ayuntar si querrá y varias poner plumas».
C. Para mí es éssa una muy cerrada algaravía.
V. Tenéis razón, porque va dicho palabra por palabra, pero con las mesmas
palabras, poniendo cada una dellas en su lugar, lo entenderéis.
C. Ea, ponedlas.
V. «Si a una cabeça humana querrá un pintor ayuntar una cerviz de yegua y ponerle
varias plumas, etc.» ¿Entedéislo agora?
C. Sí, y muy bien.
V. Pues vos también creo que veis cómo en estos dos versos no halláis vocablo
ninguno que no lo conozcáis casi por latino, si no es el querrá.
M. Dezís muy gran verdad, y no se puede dezir sino que es ésta una prueva harto
bastante; y por ella y por lo demás veo que tenéis razón en lo que dezís de los
vocablos corrompidos.
V. Pues, si bien lo supiéssedes, yo os prometo que lo diríades más de verdad,
porque hallaríades algunos vocablos que ni por pensamiento parecen latinos, y
son latinísimos, y si queréis os diré algunos.
M. Antes nos haréis grandísima merced.
V. Ogaño, ¿quién pensará que aya sido latino?
M. Nadie.
V. Pues convertid la g en c y ponedle su aspiración que perdió, y haréis HOC ANNO,
que sinifica lo mesmo que ogaño. Esto mesmo hallaréis en agora; convertid la g
en c y aspirad la a y la o, y diréis HAC HORA, que es la mesma sinificación que
agora.
M. Digo que tenéis mucha razón.
V. De la mesma manera hallaréis otros muchos que stan de tal manera enmascarados
que no basta a conocerlos sino quien es muy curioso en la una lengua y en la
otra. Otros ay que, como van atapados y no enmascarados, son más fácilmente
conocidos, como son agua por AQUA, leño por LIGNUM, tabla por TABULA, lecho por
LECTUS, y de verbos, hazer por FACERE, traer por TRAHERE, pedir por PETERE,
etc., que sería nunca acabar. Ay también otros vocablos en los quales no
solamente avemos mudado letras, pero avemos también alterado la sinificación, y
assí de FABULA dezimos habla, de donde viene hablar, y de INDURARE dezimos
endurar, que sinifica 'guardar como escasso', y assí lo usa el refrán que dize:
«Ni al gastador que gastar ni al endurador que endurar.» También de FINIS
dezimos finado por 'muerto', y de FORUM dezimos fuero, del qual vocablo usamos
de la manera que veis en el refrán que dize: «No por el huevo, sino por el
fuero.» Dezimos también de MORA, morar que quiere dezir HABITARE, como parece
por el refrán que dice: «Quien cabo mal vezino mora, horas canta y horas
llora.» De la mesma manera de TANGERE avemos hecho tañer, y assí dezimos:
«Quien las sabe, las tañe.» Usamos también civil en contraria sinificación que
lo usa el latín, diziendo en un refrán: «Cáseme con la cevil por el florín»,
adonde cevil sta por vil y baxa. Lo mesmo hazen algunos con regular, del qual,
como sabéis, en latín usan por gloria, y ellos en castellano usan por
vituperio. Pero al fin, en una sinificación o en otra, para mi intento basta
esto; que claramente se conocen todos estos vocablos por latinos. Hora, si en
la lengua toscana se pueden hazer las dos esperiencias de los vocablos que yo
he hecho en la castellana, y si se puede mostrar la corrupción de vocablos que
yo os he mostrado, déxolo considerar a vosotros, que sabéis más que yo della; a
mí tanto paréceme que no lo haréis de ninguna manera.
M. Quanto que a mí no me bastaría el ánimo.
C. Ni a mí tampoco. Bien es verdad que podría ser que, pensando un poco en ello,
pudiesse hazer algo.
V. Pues yo os dexo pensar hasta de oy en ocho días que, plaziendo a Dios, nos
tornaremos a juntar aquí y concluiremos esta contienda. Agora ya es hora de ir
a Nápoles. Hazed que nos den nuestras cavalgaduras y vámonos con Dios, que a mí
tanto cara me ha costado la comida; podré dezir que ha sido pan con dolor.
M. No consiento que digáis esso, pues veis que, aunque lo que aquí avemos
platicado ha sido desabrido para vos, ha sido provechoso para nosotros; y aún,
si yo pensara no enojaros, yo os prometo que uviera puesto algún escrivano en
secreto que notara los puntos que aquí avéis dicho, porque no fío tanto en mi
memoria que piense me tengo [de] acordar de todos.
V. Vuestro daño si no lo hizisteis; ¿qué culpa os tengo yo?
M. Sí tenéis, y muy grande; que os hizistes al principio tanto de rogar que,
timiendo lo terníades por mal, no osé hazer lo que quería.
V. Éssa fue muy gran cortedad. ¿Por qué lo avía de tener por mal?
M. Porque os tengo por tan delicado que de cada mosquito que os passa por delante
la cara, si no va a vuestra voluntad, os ofendéis.
V. En esso tanto tenéis razón; que demasiadamente soy amigo de que las cosas se
hagan como yo quiero, y demasiadamente me ofendo quando una persona que yo
quiero bien haze o dize alguna cosa que no me contente, y soy tan libre que
luego le digo a la clara mi parecer. Esta tacha me an de sufrir mis amigos.
M. Mejor sería que, pues conocéis ser tacha, la dexássedes.
V. Mejor, pero ¿vos no sabéis que «mudar costumbres es a par de muerte»?
M. Sélo muy bien, pero diferencia ha de aver de hombres a hombres. Donosa cosa es
que queráis vos que vuestros amigos os sufran una cosa que vos mismo tenéis por
tacha, no quiriendo vos sufrirles a ellos las que no tienen por tachas.
V. En dezir que ha de aver diferencias de hombres a hombres vos dezís muy bien,
pero essotro avéis considerado mal, porque por esso es mi tacha más sufridera
que las de los otros, porque la conozco, y por tanto ay esperança que me
corregiré un día u otro; y por esso son las de los otros menos sufrideras que
la mía, porque no las conocen, y por tanto no se pueden emendar, y assí yo no
haría oficio de amigo si no les dixesse lo que me parece mal. Pero esto importa
poco; vámonos, que es tarde.
M. Asperáos un poco, que «aún os queda la cola por desollar».
V. ¿Qué queréis dezir con esso?
M. Que os avemos tomado a mano, haziendo por buen estilo que tengáis por bien que
ayamos hecho lo que temíamos os diera mucho enojo.
V. ¿Qué cosa?
M. Agora lo veréis. Aurelio, daca lo que as escrito. Veis aquí anotado todo lo que
avéis dicho, y yo tengo por tal al escrivano que ha sabido bien lo que ha
escrito.
V. Con la bendición de Dios, yo huelgo dello, pero con tanto que lo tengáis para
vosotros y no lo traigáis de mano en mano, porque ya veis el inconveniente.
M. Antes porque veo el provecho, y no el inconveniente, pienso darlo a todos los
que lo querrán, y aun, si me pareciere, lo haré imprimir.
V. ¡Éssa sería una gentil cossa! No creo que vos caeréis en essa indiscreción.
T. Dexémonos de «andar por las ramas»; mejor será dezirle claro lo que haze al
caso. Yo conozco al señor Valdés, y sé dél que se huelga que se le demande a la
clara lo que sus amigos quieren dél. Avéis de saber que lo que todos os pedimos
por merced es que, tomando esto que sta anotado de lo que aquí avemos hablado,
lo pongáis todo por buena orden y en buen estilo castellano; que estos señores
os dan licencia que les hagáis hablar en castellano, aunque ellos ayan hablado
en italiano.
M. Antes se lo rogamos quan encarecidamente podemos. Y, si os parecerá, podréis
hazer la primera parte de la obra de lo que platicamos esta mañana, y la
segunda de lo desta tarde.
V. ¿Esto me teníades guardado por fruta de postre? Íos con Dios.
M. No nos iremos, ni vos os iréis de aquí, si primero no nos prometéis que haréis
esto que os rogamos.
T. No os hagáis de rogar, por vuestra vida, pues sabemos que no son otras vuestras
missas, sino ocuparos en cosas semejantes; y sabemos también que, si de buena
tinta os queréis poner en ello, lo haréis de manera que os hagáis honra a vos y
a nosotros, y al lugar adonde avemos estado.
V. Esta cosa, como veis, es de mucha consideración; dexadme pensar bien en ella, y
si me pareciere cosa hazedera, y si viere que puedo sallir con ella
razonablemente, yo os prometo de hazerla.
M. Con esto nos contentamos, y yo en nombre de los tres aceto la promessa; y os
combido desde agora para de oy en ocho días, porque el señor Coriolano pueda
dezir lo que, después de aver bien pensado, hallará acerca de la conformidad de
la lengua toscana con la latina. Una cosa me queda que demandar; prometedme
todos de no negármela, toque a quien tocare.
V. Yo por mi parte lo prometo, pues ya «no puede ser más negro el cuervo que sus
alas».
T. También yo lo prometo por la mía.
C. Pues de mí ya sabéis que tanto tenéis, quanto queréis.
M. Mi demanda es ésta: que el señor Torres nos prometa aquí de hazer en los
refranes españoles lo que dize ha stado muchas vezes por hazer.
T. Por no estar a contender, soy contento de prometerlo, pero para quando tuviere
el lugar y aparejo que conviene.
V. Que será nunca; pero, sea quando fuere, ¿qué se me da a mí? Más me importa
esto. ¿Oyes? Dame el cavallo. Camine quien más pudiere, que yo ni estorvaré al
que me fuere adelante, ni esperaré al que se quedare atrás.


Juan de Valdés
Copyright © Universidad de Alicante, Banco Santander Central Hispano 1999-2000


FIN

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