sábado, 12 de enero de 2013

Pío Álvarez "Un pueblo necesita rehabilitar escuela e iglesia"

UN PUEBLO NECESITA REHABILITAR ESCUELA E IGLESIA

El Tomillo de Santiago es un pequeño pueblo que se alza a 1200 metros de altitud sobre un amplio teso. Sus casas de vetusta construcción, tienen las paredes de piedra, las  cubiertas de pizarra a dos aguas y en no pocas está adosado el establo para el ganado. Son viviendas unifamiliares,, normalmente de una sola planta y construidas de forma que sean menos dañinos los efectos de los duros inviernos. Por ejemplo, sus techumbres inclinadas facilitan el deslizamiento de la nieve.  Entre las viviendas de unos moradores dedicados a la agricultura y  la ganadería, se alza, esbelta, la espadaña de  una iglesia de estilo y antigüedad indefinidas. Con menos pretensiones arquitectónicas, sobresalen también la casa rectoral, el ayuntamiento y la escuela.
Rodean al pueblo tierras de labor, prados, pastizales, matorrales y alguna zona  boscosa. El aaporvechamiento de los pastos constituye una importante fuente de ingresos  para las arcas municipales que se nutren también de contribuciones de rústicas y urbanas, de cánones sobre la posesión de ganado y en menor medida de subvenciones procedentes de ámbitos 
Superiores de la Administración. Con  todo, las disponibilidades financieras no son boyantes y menos cuando ocurre que el  edificio de las escuela precisa de importantes obras de rehabilitación.
Lo mismo o parecido necesita la iglesia y la necesaria y simultánea necesidad de fondos va a plantear un pintoresco               entre el alcalde y el cura párroco. Este, clérigo a la antigua usanza, vistiendo aún sotana y mostrando bien claramente la tonsura, sostiene que las obras en la iglesia han de ser preferentes y financiadas con los recursos municipales.
 Contrariamente, el alcalde, honre de ideas liberales y no distanciado del agnosticismo,sostiene que la Iglesia posee sus propios medios de financiación y que en  todo caso la contribución de la institución pública debe prevalecer sobre la institución religiosa que, además, no cuenta con el seguimiento de la totalidad de  la población.
La contienda se desata cuando el cura, D. Virgilio, en la misa dominical, clama desde el púlpito contra quienes contra vienen las leyes divinas.  Clama ante sus feligreses que sus contrincantes tienen  ya un lugar reservado en el infierno.
Por contra, en el pleno municipal el alcalde D. Remigio, remarcando la independencia económica de la Iglesia y el carácter laico que debe pesidir el buen gobierno del pueblo. Pero no se limita a este alegato y dirigiéndose a los concejales les previene de las tortura que les aguardan en el Más Allá, en clara referencia al sermón de D. Virgilio.
El alcalde inicia las obras en la escuela y D. Virgilio clama ahora contra los descreídos albañiles que trabajan en la obre y enardecido invita a sus fieles a que constaten como alcalde, concejales y albañiles llevan bien visibles cuernos y rabos propios de los demonios que se abaten sobre el puebo. Tal es la insistencia de D. Virgilio que parte de sus frieles empiezan a tomárselo a broma, pero otros de arraigada fe cristiana, vociferan contra el alcalde; la armonía del pueblo está en juego.
D. Remigio es hombre conciliador y ve con preeocupaciónh como se dividen los vecinos de Tomiullar de Santiago y decide visitar al clérigo para buscar vías de entendimiento. Acude a la casa rectoral. Llama a la puerta y aparece el ama del cura.
-¿Qué desea?- pregunta la fánula.
-Hablar con D. Virgilio.- responde el alc alde.
-Está rezando sus oraciones pero le avisaré.
Momentos después desde lo alto de la escalera aparece D. Virgilio.
-¿Qué deseas hijo descarriado?- dice el cura.
-vengo a pedir su absolución.- replica el alcalde con aire no excento de sorna.
Con aire entre paternal ymolesto, el cura invita a pasar aasu oponente al que suelta: -¿Crees que puedo absolverte de tu gran pecado?- o acaso vienes de broma.-
Pensaba que vd. tenía potestad para reabrirme las puertas del cielo, a mi y a mis seguidores.
Las campanas de la iglesia- alega  el cura –corren el riesgo de abatir la espadaña y dejar aldescubierto las sagradasimágenes y Vd. Empeñado enformar niños que cada vez vendrán menos a la iglesia.
La iglesia tiene su propios recursos, no solo los del cepillo y a pesar de ello el Ayuntamiento le ayudará en la medida de lo posible aunque Vd. Sea un cura chapado a la antigua predicando una doctrina retrógrada y agresiva contra quienes no profesa sus ideas. –Es Vd. Tan retrógrado D. Remigio que es el único cura de la comarca que viste raida sotana.
-Eln traje talar es grato a Dios- replicó el cura-
-Pongámonos al día D. Virgilio- ¿Tiene Vd. pantalones? Deje de parecer un cura escosés.
-Hijo mio- dice D. Virgilio – Me haces objeto de chanzas y yo podria preguntarte algo que no te gustaría.
-¿Qué es ello?- pregunta D. Remigio. -¿Es verdad que no das buen ejemplo en tu relación con Paca la de Regina?
-Y yo le respondo si Vd. respeta el celibato que impone la sagrada iglesia, viviendo bajo su techo con un ama o barragana- contestó D. Remigio que añadió: Me temo que cada palabra que le dirijo me acerca más al castihgo eterno.
-Te absolveré cuando de verdad me hayas ayudado, hasta entonces vivirás excomulgado.
-Yo creía que la excomunión solo la podía perdonar el Papa- ¿No estará engañándome D. Virgilio?
-Mi condición de sacerdote meconfiere la potestad de castigar lospecados operdonarlos.
Cansado el alcalde de divagaciones sacerdotales, abandona la casa rectoral sin haber logradouna mínima comprensión acerca de las obras a realizar y con el temor ancestral de ñmorir en pecado.
Así estaban las cosas, con la obra de la escuela muy adelantada cuando una fuerte racha de viento causo destrozsos en la obra. De inmediato D. Virgilio clamó desde el púlpito que Nuestro Señor fustigaba a los impíos. No esperaba el cura que en esta ocasión gran parte de sus feligreses, puestos en pie,  le recriminaran sun enquina contra la autoridad municipal. El cura arecapacita postrado ante la crus, quizá esta pensando . En sentido opuesto el alcaldellega a plantearse si la ventolera ha sido un castigo divino.
Al siguiente día, los labriegos del Tomillar contenplan al cura deambulando por entre prados y huertos; dse ha despojado de la sotana,  viste un ajustado paantalón  a rayas y se toca con una gorrilla de vicera. Además, busca la ocasión para absolrer a D. Remigio. Escuela e  Iglesia se verán restauradas a buen seguro por intercesión divina.
Pío Alvarez Martinez
Alcalá de Henares 31 de octubre de 2012    

2 comentarios:

  1. Pío, qué placer leer sus escritos, Una prima de la Argentina, Martínez tambièn, puedo saber màs de e`l

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  2. Pío, qué placer leer sus escritos, Una prima de la Argentina, Martínez tambièn, puedo saber màs de e`l

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