¿QUE
QUIÉN SOY YO?
¡Pluffff!
Y la estatua del Dictador cayó. Ni el más ligero desperfecto en el bronce ni en
su mirada de acero. Únicamente, el espíritu de las cavernas se estremeció,
expandiéndose en partículas viscosas en la noche sin sueño.
Pero el fantasma de los hechos no se extingue por la
mera ausencia del dominador. Allí mismo, o en cualquier otro lugar, emergen imperturbables
los efectos físicos y en las conciencias de según quién… y, solamente la
historia, también según quien la cuente, hará cumplido juicio y eso es lo más
lamentable, porque todos conocemos a oportunistas que sin temor de lo Divino ni
de lo humano, tergiversan lo incontestable y, así se forran.
Pese a todo, y en medio del guirigay que mentes no
inocentes provocan, a mí, testigo mudo, nadie puede convencerme de que lo
blanco es negro, o… lo negro blanco. Yo he visto a las víctimas, conozco sus
nombres, he escuchado sus lamentos, sus miradas de espanto, y, también, ¿por
qué no?, el aliento de los agradecidos de por vida pululando en el eterno
espacio guardador de secretos.
¿Que quién soy yo? Yo soy un soplo de viento
detenido. Soy el ojo de los Tiempos. Testigo mudo, que, hoy ha decidido tomar
la palabra.
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